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Trump y el poder del dólar

Richie González
06 de diciembre, 2024

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha tenido un impacto considerable en la comunidad internacional, incluso cuando todavía era solo una posibilidad. Su historial, caracterizado por declaraciones agresivas y polémicas, refleja un enfoque más aislacionista en la defensa de los intereses de Estados Unidos en los ámbitos militar, económico e industrial. En esta ocasión, Trump ha centrado su atención en proteger el arma más poderosa del arsenal estadounidense: el dólar. 

Panorama. Trump advirtió recientemente que impondría un arancel del 100 % a los productos de los países del BRICS si estos avanzan en su plan de crear una moneda para reemplazar al dólar como medio de intercambio principal en el comercio internacional. 

  • El BRICS es un foro internacional que reúne a algunos de los principales adversarios geopolíticos de Washington, como China y Rusia, junto con otros países como Brasil, India y Sudáfrica, entre otros. Desde su creación en 2006, el grupo se ha consolidado como una alternativa al G7 y al liderazgo global de EE. UU. 

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  • Desde entonces, el BRICS ha tomado medidas para reducir su dependencia del dólar estadounidense, como la fundación del Nuevo Banco de Desarrollo. Esta institución se presenta como una alternativa al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional, organismos tradicionalmente dominados por los países occidentales. 

  • No obstante, estos esfuerzos no han logrado resultados significativos. Actualmente, alrededor del 90 % de las transacciones comerciales globales involucran al dólar, y el 60 % de las reservas de los bancos centrales están denominadas en esta moneda. 

El mundo del dólar. Las intenciones del BRICS han generado un debate crucial: ¿es factible un mundo sin la hegemonía comercial del dólar? Aunque esta posibilidad no puede descartarse por completo, sería factible únicamente de forma parcial. Sin embargo, dadas las condiciones actuales del sistema financiero global, tal escenario es altamente improbable.  

  • Para Washington, mantener la posición dominante del dólar es esencial, ya que no solo ofrece protección frente a shocks en los mercados externos, sino que también le permite ejercer presión para promover sus intereses políticos a nivel global. 

  • Para la política exterior de Trump, quien ha expresado que no dudará en imponer sanciones de diversa índole a cualquier país o actor internacional que contravenga los intereses de EE. UU., el poder del dólar es un elemento clave. 

Poder económico. Los países del BRICS, como China, Rusia e India, suelen registrar superávits comerciales significativos, exportando más bienes y servicios de los que importan. Esto les permite acumular grandes reservas de divisas extranjeras, principalmente dólares. Sin embargo, este superávit los hace depender de mercados externos capaces de absorber sus exportaciones, dado que sus economías domésticas, en términos generales, no cuentan con el tamaño o la dinámica suficiente para consumir toda su producción.  

  • Además de ser —aún— la economía más grande del mundo, EE. UU. mantiene una balanza comercial deficitaria. Este déficit proporciona a los países con superávits comerciales un mercado clave para colocar sus productos, mientras perpetúa una demanda constante de dólares en el sistema financiero global. 

  • Por lo general, los países con superávits comerciales acumulan dólares y reinvierten esos excedentes en activos denominados en esta moneda, como los bonos del Tesoro de EE. UU. Esto cierra el ciclo financiero: los dólares obtenidos a través del comercio regresan al sistema financiero estadounidense, permitiendo que EE. UU. continúe financiando sus déficits. 

  • El dólar no es solo una moneda; es el mecanismo que facilita la circulación de flujos económicos entre países superavitarios y deficitarios. 

Poder político. EE. UU. ejerce una influencia considerable en los principales organismos y sistemas financieros internacionales, especialmente en el sistema SWIFT. Esta posición privilegiada ha permitido a Washington desarrollar herramientas de política exterior para manipular dichos sistemas en función de sus intereses. 

  • A través de normativas como la Ley Global Magnitsky, EE. UU. puede congelar activos de organizaciones e individuos en todo el mundo y prohibir a las instituciones financieras que operan en dólares realizar transacciones a favor de los sancionados. 

  • Un ejemplo de esta estrategia se dio en 2018, durante el primer mandato de Trump, cuando EE. UU. impuso sanciones a Irán, miembro del BRICS. Estas medidas incluyeron la exclusión de bancos iraníes del sistema SWIFT y la congelación de activos por un valor estimado de USD 40 000M. 

  • Otro miembro del BRICS que ha experimentado el impacto de estas medidas es Rusia. En 2022, tras la invasión a Ucrania, la exclusión de los bancos rusos del sistema SWIFT —impulsada por Washington— provocó una caída del 30 % en el valor del rublo en pocos días.  

El balance. A todas luces, la amenaza de Trump de imponer aranceles del 100 % resulta irrealista y exagerada, un claro bluff. Sin embargo, tanto él como su equipo probablemente lo reconocen, conscientes de que se trata de un disuasivo efectivo gracias al enorme poder del dólar y la relevancia del mercado interno estadounidense. 

  • Esta postura reafirma la centralidad de esta moneda en la proyección del poder de EE. UU. hacia el mundo.  

  • Mientras tanto, los esfuerzos del BRICS por desafiar esta hegemonía se enfrentan a la inmensa complejidad del sistema financiero global, lo que hace que un cambio significativo en el corto plazo sea poco probable. 

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Trump y el poder del dólar

Richie González
06 de diciembre, 2024

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha tenido un impacto considerable en la comunidad internacional, incluso cuando todavía era solo una posibilidad. Su historial, caracterizado por declaraciones agresivas y polémicas, refleja un enfoque más aislacionista en la defensa de los intereses de Estados Unidos en los ámbitos militar, económico e industrial. En esta ocasión, Trump ha centrado su atención en proteger el arma más poderosa del arsenal estadounidense: el dólar. 

Panorama. Trump advirtió recientemente que impondría un arancel del 100 % a los productos de los países del BRICS si estos avanzan en su plan de crear una moneda para reemplazar al dólar como medio de intercambio principal en el comercio internacional. 

  • El BRICS es un foro internacional que reúne a algunos de los principales adversarios geopolíticos de Washington, como China y Rusia, junto con otros países como Brasil, India y Sudáfrica, entre otros. Desde su creación en 2006, el grupo se ha consolidado como una alternativa al G7 y al liderazgo global de EE. UU. 

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  • Desde entonces, el BRICS ha tomado medidas para reducir su dependencia del dólar estadounidense, como la fundación del Nuevo Banco de Desarrollo. Esta institución se presenta como una alternativa al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional, organismos tradicionalmente dominados por los países occidentales. 

  • No obstante, estos esfuerzos no han logrado resultados significativos. Actualmente, alrededor del 90 % de las transacciones comerciales globales involucran al dólar, y el 60 % de las reservas de los bancos centrales están denominadas en esta moneda. 

El mundo del dólar. Las intenciones del BRICS han generado un debate crucial: ¿es factible un mundo sin la hegemonía comercial del dólar? Aunque esta posibilidad no puede descartarse por completo, sería factible únicamente de forma parcial. Sin embargo, dadas las condiciones actuales del sistema financiero global, tal escenario es altamente improbable.  

  • Para Washington, mantener la posición dominante del dólar es esencial, ya que no solo ofrece protección frente a shocks en los mercados externos, sino que también le permite ejercer presión para promover sus intereses políticos a nivel global. 

  • Para la política exterior de Trump, quien ha expresado que no dudará en imponer sanciones de diversa índole a cualquier país o actor internacional que contravenga los intereses de EE. UU., el poder del dólar es un elemento clave. 

Poder económico. Los países del BRICS, como China, Rusia e India, suelen registrar superávits comerciales significativos, exportando más bienes y servicios de los que importan. Esto les permite acumular grandes reservas de divisas extranjeras, principalmente dólares. Sin embargo, este superávit los hace depender de mercados externos capaces de absorber sus exportaciones, dado que sus economías domésticas, en términos generales, no cuentan con el tamaño o la dinámica suficiente para consumir toda su producción.  

  • Además de ser —aún— la economía más grande del mundo, EE. UU. mantiene una balanza comercial deficitaria. Este déficit proporciona a los países con superávits comerciales un mercado clave para colocar sus productos, mientras perpetúa una demanda constante de dólares en el sistema financiero global. 

  • Por lo general, los países con superávits comerciales acumulan dólares y reinvierten esos excedentes en activos denominados en esta moneda, como los bonos del Tesoro de EE. UU. Esto cierra el ciclo financiero: los dólares obtenidos a través del comercio regresan al sistema financiero estadounidense, permitiendo que EE. UU. continúe financiando sus déficits. 

  • El dólar no es solo una moneda; es el mecanismo que facilita la circulación de flujos económicos entre países superavitarios y deficitarios. 

Poder político. EE. UU. ejerce una influencia considerable en los principales organismos y sistemas financieros internacionales, especialmente en el sistema SWIFT. Esta posición privilegiada ha permitido a Washington desarrollar herramientas de política exterior para manipular dichos sistemas en función de sus intereses. 

  • A través de normativas como la Ley Global Magnitsky, EE. UU. puede congelar activos de organizaciones e individuos en todo el mundo y prohibir a las instituciones financieras que operan en dólares realizar transacciones a favor de los sancionados. 

  • Un ejemplo de esta estrategia se dio en 2018, durante el primer mandato de Trump, cuando EE. UU. impuso sanciones a Irán, miembro del BRICS. Estas medidas incluyeron la exclusión de bancos iraníes del sistema SWIFT y la congelación de activos por un valor estimado de USD 40 000M. 

  • Otro miembro del BRICS que ha experimentado el impacto de estas medidas es Rusia. En 2022, tras la invasión a Ucrania, la exclusión de los bancos rusos del sistema SWIFT —impulsada por Washington— provocó una caída del 30 % en el valor del rublo en pocos días.  

El balance. A todas luces, la amenaza de Trump de imponer aranceles del 100 % resulta irrealista y exagerada, un claro bluff. Sin embargo, tanto él como su equipo probablemente lo reconocen, conscientes de que se trata de un disuasivo efectivo gracias al enorme poder del dólar y la relevancia del mercado interno estadounidense. 

  • Esta postura reafirma la centralidad de esta moneda en la proyección del poder de EE. UU. hacia el mundo.  

  • Mientras tanto, los esfuerzos del BRICS por desafiar esta hegemonía se enfrentan a la inmensa complejidad del sistema financiero global, lo que hace que un cambio significativo en el corto plazo sea poco probable. 

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