Con la reelección de Donald Trump, América Latina y el Caribe (ALC) tiene la posibilidad de entrar en una era – potencialmente – próspera. Ello sucederá si impulsa políticas económicas que catalicen comercio y desarrollo. Con apoyo del vecino, sí. Pero propias.
En perspectiva. La administración Trump se propone revisar y fortalecer las políticas comerciales, lo que implicaría un nuevo enfoque en las tarifas y tratados.
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Estos cambios presentan desafíos, sobre todo iniciales. Sin embargo, ofrecen la oportunidad para que los países de ALC diversifiquen sus mercados y fortalezcan sus economías internas.
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La diversificación es clave en un mercado global volátil y puede ayudar a ser menos dependiente de mercados únicos, aumentando su resiliencia frente a choques externos.
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Este enfoque podría incentivar una cooperación económica intrarregional más estrecha. El bloque latinoamericano quedaría fortalecido.
Por qué importa. Trump, que se autodefine como “hombre de las tarifas”, sostiene que “las guerras comerciales son bellas y fáciles de ganar”. Un mayor proteccionismo constituiría un problema para México, que envía al vecino el 80 % de sus exportaciones. En pocos años se revisará el T-MEC. Trump podría convertir ese proceso en una renegociación.
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Un posible mercantilismo proteccionista golpearía al Triángulo Norte. Guatemala, El Salvador, y Honduras destinaron respectivamente 32, 39 y 43 % de sus exportaciones a EE. UU. (2022, último dato disponible).
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Colombia y Perú, miembros de la Alianza del Pacífico (EE. UU. es observador), vendieron allí en 2022 un 27 y un 14 % de sus productos. También se verían afectados, aunque en menor medida.
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En el Cono Sur, Argentina envía un 7, Brasil 11 y Chile 14 % de sus exportaciones a EE. UU. El caso argentino juega a favor la afinidad ideológica entre Javier Milei y Trump.
En el radar. Con todo, un posible conflicto arancelario entre EE. UU. y China, podría beneficiar a Latinoamérica. En especial, a México.
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No obstante, el área deberá esforzarse para aprovechar esa oportunidad. Es decir, implementar políticas tendentes a poder captar la cuota dejada por China.
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Sus fortalezas pueden resumirse en: posesión de recursos naturales, una población joven y democracias consolidadas.
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Un aspecto menos positivo es que, pese a los esfuerzos hasta ahora realizados, es un espacio muy poco integrado. Esto es así, incluso en el Mercosur.
Entre líneas. Conviene consignar que el compromiso de Trump con el crecimiento económico regional se ve reflejado en iniciativas como América Crece. Este plan busca promover inversiones en infraestructura y energía aprovechando capital privado de EE. UU.
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Esta política intenta elevar la calidad de vida mediante la mejora de infraestructuras básicas y apunta a la creación de empleos y al impulso de las economías locales.
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Las inversiones en energía, especialmente en fuentes limpias y renovables, reducirán la dependencia de importaciones, promoviendo la sostenibilidad ambiental.
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Esta iniciativa podría incluir incentivos para que inviertan empresas estadounidenses. Esto incrementaría la transferencia de tecnología y la capacitación de mano de obra local.
¿Ahora qué? En cuanto a la inmigración, Trump amenaza con imponer aranceles hasta el 100 % a México si no frena la “llegada de criminales y drogas” a EE. UU. Quiere reinstalar el programa “Permanecer en México” por el que los que ingresan de modo ilegal son obligados a esperar allí la resolución de sus trámites migratorios.
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Está dispuesto a construir campos de detención para migrantes y desplegar el ejército en la frontera. Todo parte de una operación de deportación destinada a expulsar a más de 11M de personas. ¿Declaraciones altisonantes o planes concretos?
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En cuanto a los solicitantes de asilo del Triángulo Norte, también deben esperar para concluir con los procesos por un tiempo indefinido, bajo una imposición a cargo del Departamento de Seguridad Nacional.
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Por otro lado, y pese a su retórica anti inmigrantes, Trump propone que concederá “automáticamente” la tarjeta de residencia a aquellos que se gradúen en una universidad estadounidense.
Balance. Mientras que las políticas comerciales y de inversión de Trump pueden presentar desafíos, establecen una visión a largo plazo que podría llevar a una mayor estabilidad y crecimiento en ALC.
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Al fortalecer las relaciones económicas y fomentar una región más integrada y autónoma, podría ayudar a transformarla en un jugador más fuerte y resiliente.
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Se ha de tener muy presente en ALC que Trump —no solo favorecerá— sino que tratará de imponer los intereses de EE. UU.
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Una mayoría de gobiernos entre centroderecha y centroizquierda han evitado grandes muestras de entusiasmo o decepción. Una señal positiva, si esta prudencia se entiende como signo de madurez y emancipación.
Con la reelección de Donald Trump, América Latina y el Caribe (ALC) tiene la posibilidad de entrar en una era – potencialmente – próspera. Ello sucederá si impulsa políticas económicas que catalicen comercio y desarrollo. Con apoyo del vecino, sí. Pero propias.
En perspectiva. La administración Trump se propone revisar y fortalecer las políticas comerciales, lo que implicaría un nuevo enfoque en las tarifas y tratados.
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Estos cambios presentan desafíos, sobre todo iniciales. Sin embargo, ofrecen la oportunidad para que los países de ALC diversifiquen sus mercados y fortalezcan sus economías internas.
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Este enfoque podría incentivar una cooperación económica intrarregional más estrecha. El bloque latinoamericano quedaría fortalecido.
Por qué importa. Trump, que se autodefine como “hombre de las tarifas”, sostiene que “las guerras comerciales son bellas y fáciles de ganar”. Un mayor proteccionismo constituiría un problema para México, que envía al vecino el 80 % de sus exportaciones. En pocos años se revisará el T-MEC. Trump podría convertir ese proceso en una renegociación.
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Un posible mercantilismo proteccionista golpearía al Triángulo Norte. Guatemala, El Salvador, y Honduras destinaron respectivamente 32, 39 y 43 % de sus exportaciones a EE. UU. (2022, último dato disponible).
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Colombia y Perú, miembros de la Alianza del Pacífico (EE. UU. es observador), vendieron allí en 2022 un 27 y un 14 % de sus productos. También se verían afectados, aunque en menor medida.
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En el Cono Sur, Argentina envía un 7, Brasil 11 y Chile 14 % de sus exportaciones a EE. UU. El caso argentino juega a favor la afinidad ideológica entre Javier Milei y Trump.
En el radar. Con todo, un posible conflicto arancelario entre EE. UU. y China, podría beneficiar a Latinoamérica. En especial, a México.
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No obstante, el área deberá esforzarse para aprovechar esa oportunidad. Es decir, implementar políticas tendentes a poder captar la cuota dejada por China.
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Sus fortalezas pueden resumirse en: posesión de recursos naturales, una población joven y democracias consolidadas.
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Un aspecto menos positivo es que, pese a los esfuerzos hasta ahora realizados, es un espacio muy poco integrado. Esto es así, incluso en el Mercosur.
Entre líneas. Conviene consignar que el compromiso de Trump con el crecimiento económico regional se ve reflejado en iniciativas como América Crece. Este plan busca promover inversiones en infraestructura y energía aprovechando capital privado de EE. UU.
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Esta política intenta elevar la calidad de vida mediante la mejora de infraestructuras básicas y apunta a la creación de empleos y al impulso de las economías locales.
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Las inversiones en energía, especialmente en fuentes limpias y renovables, reducirán la dependencia de importaciones, promoviendo la sostenibilidad ambiental.
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Esta iniciativa podría incluir incentivos para que inviertan empresas estadounidenses. Esto incrementaría la transferencia de tecnología y la capacitación de mano de obra local.
¿Ahora qué? En cuanto a la inmigración, Trump amenaza con imponer aranceles hasta el 100 % a México si no frena la “llegada de criminales y drogas” a EE. UU. Quiere reinstalar el programa “Permanecer en México” por el que los que ingresan de modo ilegal son obligados a esperar allí la resolución de sus trámites migratorios.
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Está dispuesto a construir campos de detención para migrantes y desplegar el ejército en la frontera. Todo parte de una operación de deportación destinada a expulsar a más de 11M de personas. ¿Declaraciones altisonantes o planes concretos?
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En cuanto a los solicitantes de asilo del Triángulo Norte, también deben esperar para concluir con los procesos por un tiempo indefinido, bajo una imposición a cargo del Departamento de Seguridad Nacional.
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Por otro lado, y pese a su retórica anti inmigrantes, Trump propone que concederá “automáticamente” la tarjeta de residencia a aquellos que se gradúen en una universidad estadounidense.
Balance. Mientras que las políticas comerciales y de inversión de Trump pueden presentar desafíos, establecen una visión a largo plazo que podría llevar a una mayor estabilidad y crecimiento en ALC.
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Al fortalecer las relaciones económicas y fomentar una región más integrada y autónoma, podría ayudar a transformarla en un jugador más fuerte y resiliente.
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Se ha de tener muy presente en ALC que Trump —no solo favorecerá— sino que tratará de imponer los intereses de EE. UU.
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Una mayoría de gobiernos entre centroderecha y centroizquierda han evitado grandes muestras de entusiasmo o decepción. Una señal positiva, si esta prudencia se entiende como signo de madurez y emancipación.