EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: Ayer fue el último día de las elecciones europeas. Según los resultados preliminares –que podrían cambiar ligeramente en las horas venideras– se impuso la derecha: el Partido Popular Europeo (PPE, centroderecha) consiguió una mayoría relativa de 184 escaños; la ultraderecha, dividida en varios grupos parlamentarios, también obtuvo buenos resultados, llevándose el primer lugar en Austria y Francia, y el segundo en Alemania.
Las dos principales alianzas de derecha “sólida”, Identidad y Democracia (ID) y el Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), mejoraron sus resultados en nueve y cuatro eurodiputados, respectivamente. Estas cifras no incluyen el repunte de Alternativa para Alemania (AfD, ultraderecha), que figura como partido independiente.
Los socialdemócratas alemanes terminaron la jornada con el peor resultado de su historia. Su grupo europeo, la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D, centroizquierda), quedó en 139 escaños. En España, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), también miembro de S&D, perdió un eurodiputado y quedó en segundo lugar, habiéndose impuesto el Partido Popular (PP, centroderecha), miembro del PPE; Vox y Se Acabó la Fiesta, ambas fuerzas derechistas, obtuvieron seis y tres escaños, respectivamente.
Renovar Europa (RE, centro), el grupo del presidente francés Emmanuel Macron, perdió 22 escaños, quedando en 80. Macron, humillado, convocó elecciones anticipadas en Francia, a lo que Marine Le Pen, líder de la Agrupación Nacional (AN, ultraderecha) reaccionó con júbilo, diciendo: “Estamos dispuestos a ejercer el poder, a poner fin a la migración masiva, a priorizar el poder adquisitivo, dispuestos a hacer que Francia vuelva a vivir”. Francia podría tener un primer ministro de AN antes de fin de año; en el argot francés, esta división entre los jefes de Estado y Gobierno se conoce como cohabitación.
La hecatombe electoral fue generalizada: los Verdes perdieron 19 eurodiputados, quedando en 52. En Bélgica, las elecciones europeas coincidieron con las generales y regionales. El primer ministro, el liberal Alexander De Croo, afiliado a RE a nivel europeo, dimitió entre lágrimas, reconociendo que le era imposible reeditar su coalición electoral en vista de la avanzada de los partidos derechistas. Los resultados, ya anticipados por los sondeos, representan la primera victoria de la derecha a nivel continental. No sólo afectan la composición del Parlamento Europeo, sino que marcan las pautas para el nombramiento de la Comisión Europea, el ejecutivo —y organismo más fuerte— de la Unión Europea (UE). Hasta ahora, el PPE tendía a colaborar con S&D, pero la potente irrupción de la ultraderecha le dará más opciones.
Una Eurocámara más conservadora decidirá si la actual presidenta, Ursula von der Leyen, permanece en el poder, de ahí los intentos de la alemana de congraciarse con Georgia Meloni, la primera ministra italiana y líder de Hermanos de Italia (FdI, ultraderecha). El Parlamento también debe dar el visto bueno al presupuesto de la Unión y formalmente solicitar a la Comisión la aprobación de ciertas leyes.
Toda la Unión se ha volcado hacia la derecha. Con esto, es improbable que persistan los intentos de Bruselas de hostigar a los Gobiernos derechistas de la UE, sobre todo a Hungría. El próximo lustro se verá dominado por iniciativas más conservadoras, sobre todo en lo referente a la migración.
Los dos líderes más importantes del continente, Macron y el canciller alemán Olaf Scholz, se despertarán este lunes teniendo que lidiar no sólo con una humillación electoral, sino con la ineludible pérdida de poder a nivel europeo.
Ayer fue el último día de las elecciones europeas. Según los resultados preliminares –que podrían cambiar ligeramente en las horas venideras– se impuso la derecha: el Partido Popular Europeo (PPE, centroderecha) consiguió una mayoría relativa de 184 escaños; la ultraderecha, dividida en varios grupos parlamentarios, también obtuvo buenos resultados, llevándose el primer lugar en Austria y Francia, y el segundo en Alemania.
Las dos principales alianzas de derecha “sólida”, Identidad y Democracia (ID) y el Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), mejoraron sus resultados en nueve y cuatro eurodiputados, respectivamente. Estas cifras no incluyen el repunte de Alternativa para Alemania (AfD, ultraderecha), que figura como partido independiente.
Los socialdemócratas alemanes terminaron la jornada con el peor resultado de su historia. Su grupo europeo, la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D, centroizquierda), quedó en 139 escaños. En España, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), también miembro de S&D, perdió un eurodiputado y quedó en segundo lugar, habiéndose impuesto el Partido Popular (PP, centroderecha), miembro del PPE; Vox y Se Acabó la Fiesta, ambas fuerzas derechistas, obtuvieron seis y tres escaños, respectivamente.
Renovar Europa (RE, centro), el grupo del presidente francés Emmanuel Macron, perdió 22 escaños, quedando en 80. Macron, humillado, convocó elecciones anticipadas en Francia, a lo que Marine Le Pen, líder de la Agrupación Nacional (AN, ultraderecha) reaccionó con júbilo, diciendo: “Estamos dispuestos a ejercer el poder, a poner fin a la migración masiva, a priorizar el poder adquisitivo, dispuestos a hacer que Francia vuelva a vivir”. Francia podría tener un primer ministro de AN antes de fin de año; en el argot francés, esta división entre los jefes de Estado y Gobierno se conoce como cohabitación.
La hecatombe electoral fue generalizada: los Verdes perdieron 19 eurodiputados, quedando en 52. En Bélgica, las elecciones europeas coincidieron con las generales y regionales. El primer ministro, el liberal Alexander De Croo, afiliado a RE a nivel europeo, dimitió entre lágrimas, reconociendo que le era imposible reeditar su coalición electoral en vista de la avanzada de los partidos derechistas. Los resultados, ya anticipados por los sondeos, representan la primera victoria de la derecha a nivel continental. No sólo afectan la composición del Parlamento Europeo, sino que marcan las pautas para el nombramiento de la Comisión Europea, el ejecutivo —y organismo más fuerte— de la Unión Europea (UE). Hasta ahora, el PPE tendía a colaborar con S&D, pero la potente irrupción de la ultraderecha le dará más opciones.
Una Eurocámara más conservadora decidirá si la actual presidenta, Ursula von der Leyen, permanece en el poder, de ahí los intentos de la alemana de congraciarse con Georgia Meloni, la primera ministra italiana y líder de Hermanos de Italia (FdI, ultraderecha). El Parlamento también debe dar el visto bueno al presupuesto de la Unión y formalmente solicitar a la Comisión la aprobación de ciertas leyes.
Toda la Unión se ha volcado hacia la derecha. Con esto, es improbable que persistan los intentos de Bruselas de hostigar a los Gobiernos derechistas de la UE, sobre todo a Hungría. El próximo lustro se verá dominado por iniciativas más conservadoras, sobre todo en lo referente a la migración.
Los dos líderes más importantes del continente, Macron y el canciller alemán Olaf Scholz, se despertarán este lunes teniendo que lidiar no sólo con una humillación electoral, sino con la ineludible pérdida de poder a nivel europeo.
