El avance de la inteligencia artificial (IA) en todos los ámbitos de la vida en sociedad es ineludible. Ante esta realidad, es fundamental que las autoridades aseguren que la legislación y las políticas públicas se adapten. La IA tiene el potencial de impactar significativamente sectores clave; desde el desempeño económico y el mercado laboral, hasta la seguridad nacional. En este contexto, las regiones en desarrollo, como Latinoamérica, deben mantenerse particularmente vigilantes.
Panorama. El acceso global y las amplias aplicaciones de la IA subrayan que el rezago tecnológico de Latinoamérica —en comparación con los países desarrollados— limita su capacidad para capitalizar oportunidades y mitigar los riesgos inherentes a esta tecnología.
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Mientras que las economías avanzadas destinan hasta un 2 % de su PIB a ello, en Latinoamérica, el promedio apenas alcanza el 0.13 %. Esta brecha también se refleja en los esfuerzos por preparar y capacitar a la fuerza laboral en habilidades tecnológicas, así como en la creación y fortalecimiento de marcos regulatorios.
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En EE. UU. —aunque no existe una legislación nacional específica sobre IA—, algunos entes federales han emitido regulaciones sectoriales. Además, empresas como Google y Microsoft están desarrollando sus propios marcos éticos para garantizar su uso responsable.
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Mientras tanto, en la Unión Europea (UE), la Ley de Inteligencia Artificial ha sido ampliamente discutida y está próxima a entrar en vigor.
Por qué importa. Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en un escenario ideal, la adopción de IA podría impulsar el crecimiento económico de algunos países latinoamericanos hasta en un 5.4 % para 2030. Este escenario depende de un marco regulatorio ágil que garantice certeza para la inversión y el uso de esta herramienta, así como la protección de la información de usuarios y entes gubernamentales.
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Según Sacha Alanoca, investigadora de gobernanza de IA en las universidades de Stanford y Harvard, es esencial que las autoridades asuman un papel de liderazgo en la creación de las “reglas del juego”.
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Esto es particularmente relevante para la región, donde las reglas deben ajustarse a condiciones de mayor incertidumbre y menor infraestructura tecnológica en un sector dominado por desarrolladores y usuarios internacionales.
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Alanoca, quien participó en la redacción de la legislación de la UE, considera que la regulación debe ser flexible, capaz de adaptarse a diversos contextos. Además, mencionó que los reguladores deben encontrar un equilibrio entre los beneficios y riesgos de la tecnología, mitigando los efectos adversos del avance de la IA sin que esto conduzca a una sobre regulación que ralentice la innovación o el crecimiento de la industria.
Entre líneas. Predecir el impacto de una tecnología tan dinámica en una región inestable como Latinoamérica, es sumamente complejo. No obstante, esto no ha frenado el debate sobre su adopción, siendo la capacidad de la IA para desplazar a la fuerza laboral, uno de los enfoques principales.
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Según Melinton Navas, gerente de seguridad en la nube de PayPal, uno de los principales desafíos para la adaptación de la IA en la región es la falta de personal capacitado para gestionar esta tecnología. Además, agregó que “”hay muy poco interés en muchas organizaciones” por incorporarla, ya que la perciben como un costo elevado e innecesario.
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El impacto de la IA es mayor en actividades de alta complejidad; cuanto más sofisticada es una economía, más probable es que la IA reemplace empleos. En contraste, en economías menos desarrolladas —donde predominan tareas manuales— la IA tiende a causar menos desplazamiento laboral.
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De esta forma, la falta de infraestructura tecnológica y la alta informalidad económica en Latinoamérica, paradójicamente, actúan como una barrera de protección para muchos empleos. Sin embargo, esta situación desalienta la adopción tecnológica necesaria para la “destrucción creativa”, un proceso necesario para el desarrollo socioeconómico.
El balance. La región enfrenta un rezago considerable frente al mundo desarrollado en cuanto al avance de la IA. Es crucial que las autoridades fortalezcan sus capacidades para mitigar el impacto negativo que esta tecnología podría tener en áreas clave de gobernabilidad. Implementar marcos regulatorios adecuados y desarrollar talento especializado son medidas esenciales para enfrentar este desafío.
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Para Alanoca, aunque aún hay tiempo, es necesario actuar con mayor rapidez. Subrayó la importancia de adoptar una mentalidad emprendedora y ágil al desarrollar leyes, particularmente en el ámbito de la IA y otras tecnologías emergentes.
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Aunque Latinoamérica no encabeza los esfuerzos en IA, no puede quedarse rezagada. La globalización y la tecnología han ampliado las oportunidades de desarrollo, pero también han hecho de la competitividad y la seguridad desafíos globales.
El avance de la inteligencia artificial (IA) en todos los ámbitos de la vida en sociedad es ineludible. Ante esta realidad, es fundamental que las autoridades aseguren que la legislación y las políticas públicas se adapten. La IA tiene el potencial de impactar significativamente sectores clave; desde el desempeño económico y el mercado laboral, hasta la seguridad nacional. En este contexto, las regiones en desarrollo, como Latinoamérica, deben mantenerse particularmente vigilantes.
Panorama. El acceso global y las amplias aplicaciones de la IA subrayan que el rezago tecnológico de Latinoamérica —en comparación con los países desarrollados— limita su capacidad para capitalizar oportunidades y mitigar los riesgos inherentes a esta tecnología.
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Mientras que las economías avanzadas destinan hasta un 2 % de su PIB a ello, en Latinoamérica, el promedio apenas alcanza el 0.13 %. Esta brecha también se refleja en los esfuerzos por preparar y capacitar a la fuerza laboral en habilidades tecnológicas, así como en la creación y fortalecimiento de marcos regulatorios.
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En EE. UU. —aunque no existe una legislación nacional específica sobre IA—, algunos entes federales han emitido regulaciones sectoriales. Además, empresas como Google y Microsoft están desarrollando sus propios marcos éticos para garantizar su uso responsable.
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Mientras tanto, en la Unión Europea (UE), la Ley de Inteligencia Artificial ha sido ampliamente discutida y está próxima a entrar en vigor.
Por qué importa. Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en un escenario ideal, la adopción de IA podría impulsar el crecimiento económico de algunos países latinoamericanos hasta en un 5.4 % para 2030. Este escenario depende de un marco regulatorio ágil que garantice certeza para la inversión y el uso de esta herramienta, así como la protección de la información de usuarios y entes gubernamentales.
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Según Sacha Alanoca, investigadora de gobernanza de IA en las universidades de Stanford y Harvard, es esencial que las autoridades asuman un papel de liderazgo en la creación de las “reglas del juego”.
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Esto es particularmente relevante para la región, donde las reglas deben ajustarse a condiciones de mayor incertidumbre y menor infraestructura tecnológica en un sector dominado por desarrolladores y usuarios internacionales.
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Alanoca, quien participó en la redacción de la legislación de la UE, considera que la regulación debe ser flexible, capaz de adaptarse a diversos contextos. Además, mencionó que los reguladores deben encontrar un equilibrio entre los beneficios y riesgos de la tecnología, mitigando los efectos adversos del avance de la IA sin que esto conduzca a una sobre regulación que ralentice la innovación o el crecimiento de la industria.
Entre líneas. Predecir el impacto de una tecnología tan dinámica en una región inestable como Latinoamérica, es sumamente complejo. No obstante, esto no ha frenado el debate sobre su adopción, siendo la capacidad de la IA para desplazar a la fuerza laboral, uno de los enfoques principales.
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Según Melinton Navas, gerente de seguridad en la nube de PayPal, uno de los principales desafíos para la adaptación de la IA en la región es la falta de personal capacitado para gestionar esta tecnología. Además, agregó que “”hay muy poco interés en muchas organizaciones” por incorporarla, ya que la perciben como un costo elevado e innecesario.
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El impacto de la IA es mayor en actividades de alta complejidad; cuanto más sofisticada es una economía, más probable es que la IA reemplace empleos. En contraste, en economías menos desarrolladas —donde predominan tareas manuales— la IA tiende a causar menos desplazamiento laboral.
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De esta forma, la falta de infraestructura tecnológica y la alta informalidad económica en Latinoamérica, paradójicamente, actúan como una barrera de protección para muchos empleos. Sin embargo, esta situación desalienta la adopción tecnológica necesaria para la “destrucción creativa”, un proceso necesario para el desarrollo socioeconómico.
El balance. La región enfrenta un rezago considerable frente al mundo desarrollado en cuanto al avance de la IA. Es crucial que las autoridades fortalezcan sus capacidades para mitigar el impacto negativo que esta tecnología podría tener en áreas clave de gobernabilidad. Implementar marcos regulatorios adecuados y desarrollar talento especializado son medidas esenciales para enfrentar este desafío.
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Para Alanoca, aunque aún hay tiempo, es necesario actuar con mayor rapidez. Subrayó la importancia de adoptar una mentalidad emprendedora y ágil al desarrollar leyes, particularmente en el ámbito de la IA y otras tecnologías emergentes.
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Aunque Latinoamérica no encabeza los esfuerzos en IA, no puede quedarse rezagada. La globalización y la tecnología han ampliado las oportunidades de desarrollo, pero también han hecho de la competitividad y la seguridad desafíos globales.