“El que no computa, no compite”, así lo determinó el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA 2024). El informe elaborado por el Centro Nacional de IA de Chile y CEPAL evaluó la situación de 19 naciones. Con todos los desafíos por superar destaca que hay una oportunidad concreta.
En perspectiva. La región ha tenido avances en diversos espacios relevantes para el desarrollo de la IA. Con todo, no hay iniciativas orgánicas que capturen la necesidad de sumarse al acelerado proceso de esta herramienta. Se tienen “muchas ganas”, sin embargo no existe un sentido de urgencia.
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Aunque se han elaborado algunas políticas nacionales, estas no han sido respaldadas por un compromiso decidido de recursos. Por ende, no existen acciones de relevancia y urgencia necesarias para reducir brechas.
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Como resultado, los últimos tres puestos los ocupan Guatemala con una puntuación de 25.90, seguido de El Salvador (25.74) y Honduras (23.73). Por su parte, Costa Rica y Panamá ocupan el lugar 9 (43.63) y 10 (37.48), respectivamente.
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“Es un tsunami que viene y no hay dónde esconderse. No es aceptable que, a dos años del auge de la IA, dos tercios de personas altamente calificadas no la usen. Tenemos como máximo tres años para adoptarla”, aseguró Santiago Bilinkis, emprendedor y tecnólogo, durante su participación en el ENADE 2024.
Sí, pero. En los últimos ocho años la concentración de talento de IA en la fuerza de trabajo latinoamericana ha aumentado en un 100 %. No obstante, “ninguno ha alcanzado los niveles que tenían los países del norte global al inicio del mismo periodo”, explicó Rodrigo Durán, director ejecutivo del ILIA.
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El desafío no es solo formar, sino retener. Desde 2019 se ha detectado una tendencia permanente a la fuga de talentos —exceptuando Costa Rica y Uruguay—. En términos migratorios LATAM no se perfila como una zona atractiva para talento de IA.
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Mientras EE. UU. e India muestran cerca de 100 puestos, el promedio regional es de 10. Esto demuestra que, los trabajos aquí tienen menores niveles de especialización que los de economías avanzadas.
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Por ello, es importante impulsar ecosistemas de innovación local, investigación y acceso a capital de riesgo. “Tenemos que insertarnos en estos ámbitos. Es una cuenta pendiente de los países latinoamericanos”, comentó Bilinkis.
Entre líneas. La infraestructura es determinante para generar condiciones que permitan el desarrollo de IA. Aquí se engloba conectividad, capacidad de cómputo y accesibilidad a dispositivos como computadoras y teléfonos inteligentes.
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“Estos constituyen la columna vertebral de cualquier ecosistema de digitalización y son un motor potencial para la diversificación de la matriz productiva”, detalló Durán.
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Guatemala (34.29), El Salvador (34.34) y Honduras (26.35) son catalogados por ILIA como países con capacidad limitada en esta materia. Es decir, con una puntuación menor a 40 necesitan fortalecer esas capacidades.
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Bilinkis aseguró que nuestros países “no van a liderar”, pero sí deben acompañar este desarrollo. Es crucial que desde el Estado se despierte sensibilidad y familiaridad tecnológica en toda la población.
Visto y no visto. La caracterización económica de cada país, así como políticas públicas subyacentes, tienen un impacto directo en la capacidad de adopción de IA.
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De un lado están Chile, Uruguay y Costa Rica que muestran mejores niveles de entorno emprendedor, inversión privada y aparición de startups. Por ejemplo, en Chile incorporar esta herramienta podría acelerar tareas realizadas por 5.69M trabajadores.
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Países más industrializados y competitivos como México y Brasil exhiben mejores tasas de patentamiento, trabajadores muy calificados, empresas unicornio y fabricación de tecnología de punta.
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Según Bilinkis, el Estado debe tener una visión estratégica sobre cómo desarrollarla y gestionarla. “Tendrían que liderar el proceso de digitalización a través de servicios sociales, monitoreo de políticas públicas y esquemas regulatorios globales”.
Balance. Aprovechar la oportunidad es superar importantes brechas que van desde la recolección y disponibilidad de datos, formación de capital humano avanzado, incorporación de infraestructura y promoción del Gobierno. La IA es una herramienta al servicio de la región. Depende de cada país que esto sea una realidad.
“El que no computa, no compite”, así lo determinó el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA 2024). El informe elaborado por el Centro Nacional de IA de Chile y CEPAL evaluó la situación de 19 naciones. Con todos los desafíos por superar destaca que hay una oportunidad concreta.
En perspectiva. La región ha tenido avances en diversos espacios relevantes para el desarrollo de la IA. Con todo, no hay iniciativas orgánicas que capturen la necesidad de sumarse al acelerado proceso de esta herramienta. Se tienen “muchas ganas”, sin embargo no existe un sentido de urgencia.
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Aunque se han elaborado algunas políticas nacionales, estas no han sido respaldadas por un compromiso decidido de recursos. Por ende, no existen acciones de relevancia y urgencia necesarias para reducir brechas.
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Como resultado, los últimos tres puestos los ocupan Guatemala con una puntuación de 25.90, seguido de El Salvador (25.74) y Honduras (23.73). Por su parte, Costa Rica y Panamá ocupan el lugar 9 (43.63) y 10 (37.48), respectivamente.
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“Es un tsunami que viene y no hay dónde esconderse. No es aceptable que, a dos años del auge de la IA, dos tercios de personas altamente calificadas no la usen. Tenemos como máximo tres años para adoptarla”, aseguró Santiago Bilinkis, emprendedor y tecnólogo, durante su participación en el ENADE 2024.
Sí, pero. En los últimos ocho años la concentración de talento de IA en la fuerza de trabajo latinoamericana ha aumentado en un 100 %. No obstante, “ninguno ha alcanzado los niveles que tenían los países del norte global al inicio del mismo periodo”, explicó Rodrigo Durán, director ejecutivo del ILIA.
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El desafío no es solo formar, sino retener. Desde 2019 se ha detectado una tendencia permanente a la fuga de talentos —exceptuando Costa Rica y Uruguay—. En términos migratorios LATAM no se perfila como una zona atractiva para talento de IA.
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Mientras EE. UU. e India muestran cerca de 100 puestos, el promedio regional es de 10. Esto demuestra que, los trabajos aquí tienen menores niveles de especialización que los de economías avanzadas.
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Por ello, es importante impulsar ecosistemas de innovación local, investigación y acceso a capital de riesgo. “Tenemos que insertarnos en estos ámbitos. Es una cuenta pendiente de los países latinoamericanos”, comentó Bilinkis.
Entre líneas. La infraestructura es determinante para generar condiciones que permitan el desarrollo de IA. Aquí se engloba conectividad, capacidad de cómputo y accesibilidad a dispositivos como computadoras y teléfonos inteligentes.
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“Estos constituyen la columna vertebral de cualquier ecosistema de digitalización y son un motor potencial para la diversificación de la matriz productiva”, detalló Durán.
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Guatemala (34.29), El Salvador (34.34) y Honduras (26.35) son catalogados por ILIA como países con capacidad limitada en esta materia. Es decir, con una puntuación menor a 40 necesitan fortalecer esas capacidades.
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Bilinkis aseguró que nuestros países “no van a liderar”, pero sí deben acompañar este desarrollo. Es crucial que desde el Estado se despierte sensibilidad y familiaridad tecnológica en toda la población.
Visto y no visto. La caracterización económica de cada país, así como políticas públicas subyacentes, tienen un impacto directo en la capacidad de adopción de IA.
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De un lado están Chile, Uruguay y Costa Rica que muestran mejores niveles de entorno emprendedor, inversión privada y aparición de startups. Por ejemplo, en Chile incorporar esta herramienta podría acelerar tareas realizadas por 5.69M trabajadores.
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Países más industrializados y competitivos como México y Brasil exhiben mejores tasas de patentamiento, trabajadores muy calificados, empresas unicornio y fabricación de tecnología de punta.
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Según Bilinkis, el Estado debe tener una visión estratégica sobre cómo desarrollarla y gestionarla. “Tendrían que liderar el proceso de digitalización a través de servicios sociales, monitoreo de políticas públicas y esquemas regulatorios globales”.
Balance. Aprovechar la oportunidad es superar importantes brechas que van desde la recolección y disponibilidad de datos, formación de capital humano avanzado, incorporación de infraestructura y promoción del Gobierno. La IA es una herramienta al servicio de la región. Depende de cada país que esto sea una realidad.