EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: La trama de corrupción de los aliados de CICIG sigue destapándose en EE. UU.
En perspectiva. Nadine Menendez fue declarada culpable por hasta 15 cargos de corrupción federal en una trama con su esposo, el exsenador Bob Menendez. El mecanismo consistía en vender la postura política de su esposo a cambio de sobornos en forma de lingotes de oro, vehículos de lujo, efectivo, entre otros.
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El exsenador fue declarado culpable en 2024 y posteriormente sentenciado a 11 años en prisión, pero postergó su entrada en prisión hasta el 6 de junio de 2025 para “apoyar a su esposa” con su caso.
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Nadine sirvió como enlace entre su esposo y los corruptores, que incluyen a empresarios extranjeros, e incluso a los gobiernos de Egipto y Qatar.
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El demócrata recibió hasta USD 643 000 en sobornos y descongeló, desde el Comité de Relaciones Exteriores, USD 300M en apoyo militar a Egipto, previamente retenido por violaciones de derechos humanos.
Por qué importa. Como senador de Nueva Jersey y miembro de mayor rango del Comité, Menendez fue uno de los principales defensores de la extinta Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). En 2018, el demócrata presentó una declaración ante el Senado en defensa de la CICIG.
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Igualmente, sirvió como defensor para Iván Velásquez, escudándolo diplomáticamente de los intentos de Jimmy Morales para expulsarlo del país.
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Llegó a afirmar haber conocido al comisionado y abogó por que el Departamento de Estado mantuviera recursos y apoyo incondicional para CICIG.
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Incluso, cabildeó junto a Tim Kaine ante el exvicepresidente Pence para que EE. UU. mantuviera viva a la CICIG y a la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras.
Entre líneas. Nadine Menendez podría enfrentar décadas en prisión por sus múltiples condenas; sin embargo, se espera que sirva una condena similar a la de su esposo —alrededor de unos 11 años—.
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La postura en contra de la corrupción e impunidad de Menendez no solo se demostró falsa, sino que, a su vez, se evidenció el sustento ilícito para sus políticas de relaciones exteriores de EE. UU.
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El affaire expone una contradicción que invita a analizar las tensiones entre discurso público y conducta privada en la política detrás de CICIG.
Balance. El involucramiento de los Menendez en actos corruptos plantea preguntas sobre la integridad de los proponentes externos de CICIG. La venta del poder político a cambio de sobornos implica que el apoyo internacional a la comisión pudo haber estado influenciado por intereses o agendas personales divergentes.
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Velásquez, junto con algunos abogados cercanos a él, vendieron impunidad, además de avanzar una agenda ideológica, escudada detrás del pretexto de la “lucha contra la corrupción” que se desacredita cada vez más.
La trama de corrupción de los aliados de CICIG sigue destapándose en EE. UU.
En perspectiva. Nadine Menendez fue declarada culpable por hasta 15 cargos de corrupción federal en una trama con su esposo, el exsenador Bob Menendez. El mecanismo consistía en vender la postura política de su esposo a cambio de sobornos en forma de lingotes de oro, vehículos de lujo, efectivo, entre otros.
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El exsenador fue declarado culpable en 2024 y posteriormente sentenciado a 11 años en prisión, pero postergó su entrada en prisión hasta el 6 de junio de 2025 para “apoyar a su esposa” con su caso.
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Nadine sirvió como enlace entre su esposo y los corruptores, que incluyen a empresarios extranjeros, e incluso a los gobiernos de Egipto y Qatar.
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El demócrata recibió hasta USD 643 000 en sobornos y descongeló, desde el Comité de Relaciones Exteriores, USD 300M en apoyo militar a Egipto, previamente retenido por violaciones de derechos humanos.
Por qué importa. Como senador de Nueva Jersey y miembro de mayor rango del Comité, Menendez fue uno de los principales defensores de la extinta Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). En 2018, el demócrata presentó una declaración ante el Senado en defensa de la CICIG.
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Igualmente, sirvió como defensor para Iván Velásquez, escudándolo diplomáticamente de los intentos de Jimmy Morales para expulsarlo del país.
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Llegó a afirmar haber conocido al comisionado y abogó por que el Departamento de Estado mantuviera recursos y apoyo incondicional para CICIG.
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Incluso, cabildeó junto a Tim Kaine ante el exvicepresidente Pence para que EE. UU. mantuviera viva a la CICIG y a la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras.
Entre líneas. Nadine Menendez podría enfrentar décadas en prisión por sus múltiples condenas; sin embargo, se espera que sirva una condena similar a la de su esposo —alrededor de unos 11 años—.
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La postura en contra de la corrupción e impunidad de Menendez no solo se demostró falsa, sino que, a su vez, se evidenció el sustento ilícito para sus políticas de relaciones exteriores de EE. UU.
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El affaire expone una contradicción que invita a analizar las tensiones entre discurso público y conducta privada en la política detrás de CICIG.
Balance. El involucramiento de los Menendez en actos corruptos plantea preguntas sobre la integridad de los proponentes externos de CICIG. La venta del poder político a cambio de sobornos implica que el apoyo internacional a la comisión pudo haber estado influenciado por intereses o agendas personales divergentes.
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Velásquez, junto con algunos abogados cercanos a él, vendieron impunidad, además de avanzar una agenda ideológica, escudada detrás del pretexto de la “lucha contra la corrupción” que se desacredita cada vez más.
