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Bukele y Arévalo: las dos caras del combate a las maras en Centroamérica

Ilustración por Gabo®
Rafael P. Palomo
12 de junio, 2024

El mundo mira el caso de El Salvador como un milagro, pero el gobierno de Arévalo en Guatemala es escéptico de la replicabilidad del “método Bukele”.  

Entre líneas. Las maras —puntualmente, la Mara Salvatrucha (MS-13) y la mara Barrio 18— son organizaciones transnacionales con presencia en toda la región, sin embargo, sus operaciones en El Salvador no son equiparables al caso de Guatemala. El mayor problema en materia de seguridad para Guatemala es el narcotráfico, cuyas raíces son mucho más profundas y estructuradas que las de las maras.  

  • En El Salvador, la presencia de los cárteles ha sido históricamente baja. Su geografía lo condiciona así, siendo evadible en la ruta del tráfico de droga desde Sudamérica hasta EE. UU.  

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  • Guatemala, por su parte, es un punto de tránsito imprescindible para la ruta terrestre.  

  • Si bien las maras llegan a controlar zonas enteras del área metropolitana en Guatemala, el verdadero control territorial del crimen organizado lo tiene el narcotráfico. La prioridad para el gobierno guatemalteco no son las maras. 

Sí, pero. El Salvador ha logrado transformarse; de ser el país con más homicidios del mundo en 2015 (más de 106 homicidios por cada 100 000 habitantes) al país con la menor tasa de homicidios de América Latina en 2023 (con solamente 2.4). Guatemala, por su parte, cerró el 2023 con una tasa de 16.7 por 100 000 habitantes; ha experimentado una reducción de homicidios sin necesidad de una militarización como la salvadoreña.

  • La estrategia de El Salvador se ha caracterizado por el arresto masivo de todo sospechoso de estar vinculado con las pandillas, avalado por la suspensión de garantías constitucionales bajo un Estado de Excepción prolongado por más de dos años.  

  • El resultado ha sido más de 70 000 capturados en dos años y una población carcelaria de casi 110 000 personas: más de un 2.5 % de su población total.  

  • A su vez, Bukele construyó la cárcel más grande de América Latina, con una capacidad para 40 000 reclusos. Las autoridades salvadoreñas han afirmado que “Es imposible escapar. Estos psicópatas van a pasar la vida entera entre estas rejas”. 

En el radar. El gobierno guatemalteco ha desechado la opción de aplicar el famoso “método Bukele”. De acuerdo con el ministro de Gobernación, Francisco Jiménez, la ruta del actual gobierno será la desarticulación de la actividad de las pandillas dentro de los centros penitenciarios. Prisiones de “alta seguridad” como El Infiernito se han convertido bases de operación para las maras, de la misma manera que pasó en El Salvador en el pasado.

  • Los gobiernos de Francisco Flores (1999-2004) y Elías Antonio Saca (2004-2009), en El Salvador, implementaron programas de “Mano Dura” y “Súper Mano Dura”, resultando en capturas masivas y un despunte de la población carcelaria.  

  • El hacinamiento en los centros penitenciarios permitió a las pandillas reestructurarse y organizarse desde dentro de las cárceles para continuar y fortalecer sus operaciones afuera.  

El balance. El gobierno guatemalteco parece haber aprendido de los errores del pasado salvadoreño, sin embargo, carece de un elemento clave para el éxito del “método Bukele”: el incremento de las fuerzas de seguridad en el país. Bukele ha duplicado el ejército salvadoreño para el combate a las pandillas y ha recibido más de 60 000 denuncias por violaciones de derechos humanos. El propio Bernardo Arévalo ha declarado que su estrategia de seguridad deberá ser respetuosa de los derechos humanos. 

  • El approach del gobierno de Guatemala podrá funcionar a largo plazo, sin embargo, es casi imposible que dé resultados contundentes dentro de los tres años y medio que le quedan al gobierno sin incrementar las capturas de pandilleros. 

  • Bukele, por su parte, ha sido capaz de frenar de golpe las operaciones de las pandillas, sin embargo, los ejemplos del pasado hacen cuestionable su efectividad a largo plazo.  

  • Ambos gobiernos deberán acompañar su política de seguridad con generación de empleos y la reconstrucción de la composición social de sus países para erradicar permanentemente la estructura criminal de las maras. 

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Bukele y Arévalo: las dos caras del combate a las maras en Centroamérica

Ilustración por Gabo®
Rafael P. Palomo
12 de junio, 2024

El mundo mira el caso de El Salvador como un milagro, pero el gobierno de Arévalo en Guatemala es escéptico de la replicabilidad del “método Bukele”.  

Entre líneas. Las maras —puntualmente, la Mara Salvatrucha (MS-13) y la mara Barrio 18— son organizaciones transnacionales con presencia en toda la región, sin embargo, sus operaciones en El Salvador no son equiparables al caso de Guatemala. El mayor problema en materia de seguridad para Guatemala es el narcotráfico, cuyas raíces son mucho más profundas y estructuradas que las de las maras.  

  • En El Salvador, la presencia de los cárteles ha sido históricamente baja. Su geografía lo condiciona así, siendo evadible en la ruta del tráfico de droga desde Sudamérica hasta EE. UU.  

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  • Guatemala, por su parte, es un punto de tránsito imprescindible para la ruta terrestre.  

  • Si bien las maras llegan a controlar zonas enteras del área metropolitana en Guatemala, el verdadero control territorial del crimen organizado lo tiene el narcotráfico. La prioridad para el gobierno guatemalteco no son las maras. 

Sí, pero. El Salvador ha logrado transformarse; de ser el país con más homicidios del mundo en 2015 (más de 106 homicidios por cada 100 000 habitantes) al país con la menor tasa de homicidios de América Latina en 2023 (con solamente 2.4). Guatemala, por su parte, cerró el 2023 con una tasa de 16.7 por 100 000 habitantes; ha experimentado una reducción de homicidios sin necesidad de una militarización como la salvadoreña.

  • La estrategia de El Salvador se ha caracterizado por el arresto masivo de todo sospechoso de estar vinculado con las pandillas, avalado por la suspensión de garantías constitucionales bajo un Estado de Excepción prolongado por más de dos años.  

  • El resultado ha sido más de 70 000 capturados en dos años y una población carcelaria de casi 110 000 personas: más de un 2.5 % de su población total.  

  • A su vez, Bukele construyó la cárcel más grande de América Latina, con una capacidad para 40 000 reclusos. Las autoridades salvadoreñas han afirmado que “Es imposible escapar. Estos psicópatas van a pasar la vida entera entre estas rejas”. 

En el radar. El gobierno guatemalteco ha desechado la opción de aplicar el famoso “método Bukele”. De acuerdo con el ministro de Gobernación, Francisco Jiménez, la ruta del actual gobierno será la desarticulación de la actividad de las pandillas dentro de los centros penitenciarios. Prisiones de “alta seguridad” como El Infiernito se han convertido bases de operación para las maras, de la misma manera que pasó en El Salvador en el pasado.

  • Los gobiernos de Francisco Flores (1999-2004) y Elías Antonio Saca (2004-2009), en El Salvador, implementaron programas de “Mano Dura” y “Súper Mano Dura”, resultando en capturas masivas y un despunte de la población carcelaria.  

  • El hacinamiento en los centros penitenciarios permitió a las pandillas reestructurarse y organizarse desde dentro de las cárceles para continuar y fortalecer sus operaciones afuera.  

El balance. El gobierno guatemalteco parece haber aprendido de los errores del pasado salvadoreño, sin embargo, carece de un elemento clave para el éxito del “método Bukele”: el incremento de las fuerzas de seguridad en el país. Bukele ha duplicado el ejército salvadoreño para el combate a las pandillas y ha recibido más de 60 000 denuncias por violaciones de derechos humanos. El propio Bernardo Arévalo ha declarado que su estrategia de seguridad deberá ser respetuosa de los derechos humanos. 

  • El approach del gobierno de Guatemala podrá funcionar a largo plazo, sin embargo, es casi imposible que dé resultados contundentes dentro de los tres años y medio que le quedan al gobierno sin incrementar las capturas de pandilleros. 

  • Bukele, por su parte, ha sido capaz de frenar de golpe las operaciones de las pandillas, sin embargo, los ejemplos del pasado hacen cuestionable su efectividad a largo plazo.  

  • Ambos gobiernos deberán acompañar su política de seguridad con generación de empleos y la reconstrucción de la composición social de sus países para erradicar permanentemente la estructura criminal de las maras. 

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