Para Bukele, su lucha contra las pandillas —y su popularidad consecuente— es legitimada, no solo por los ciudadanos, sino por Dios.
Panorama general. La semana pasada, el experiodista de Fox News, Tucker Carlson, entrevistó a Bukele en el contexto de su toma de posesión. El presidente, que inició un mandato inconstitucional, habló sobre los motivos de su éxito. De acuerdo con el mandatario, el tema de la seguridad fue solo el inicio de su proyecto político, afirmando que “no se puede tener nada si no hay paz”.
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“Éramos la capital mundial del homicidio y nos convertimos en el país más seguro del hemisferio occidental”, afirmó.
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La clave. Bukele explicó las fórmulas con las cuales ha derrotado —momentáneamente— a las pandillas. “Hay una fórmula oficial y una real. La oficial es que hicimos un plan en fases y luego las pandillas contraatacaron, así que tuvimos que lanzarlo todo a la vez y funcionó. En unas cuantas semanas transformamos el país”. El presidente aclaró que el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad ha sido vital, afirmando que El Salvador ha duplicado su ejército para darle un rol de combate contra el crimen.
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Destacó que el plan fue poco más que un formalismo, puesto que “la fórmula real es que fue un milagro”.
Voces. “Cuando las pandillas contraatacaron mataron a 87 personas en 3 días. Eso sería el equivalente de 5 000 homicidios en 3 días en EE. UU. Teníamos 70 000 blancos —los 70 000 pandilleros—, pero ellos tenían 6 millones de blancos posibles. Estábamos tratando de descifrar qué hacer y les dije (a su gabinete) que estábamos ante una misión imposible. Así que rezamos. Rezamos varias veces, pidiendo sabiduría, ganar la guerra y tener la menor cantidad de bajas civiles posibles”.
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El presidente explicó que las maras son organizaciones satánicas, aunque no iniciaron siéndolo. El componente religioso ha sido vital para Bukele desde los inicios de la guerra contra las pandillas, recordando sus rezos en el salón legislativo cuando lo allanó de la mano, no de Dios, sino del ejército.
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“Siguieron creciendo y matando gente y en la medida que fueron creciendo se volvieron satánicas (...) llevan a cabo rituales satánicos, ahora en los operativos hasta hemos encontrado altares y cosas por el estilo”.
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“Hay una guerra espiritual y hay una guerra física. Si ganas la guerra espiritual, ganarás la guerra física. Pienso que nuestra impresionante victoria se debe a que ganamos la guerra espiritual. No había competencia, porque ellos son satánicos. Creo que eso lo hizo más fácil”.
Por qué importa. El primer paso de su nuevo plan de rescate económico es “buscar la sabiduría de Dios”. A su manera de verlo, gobernar “con Dios” es de sentido común, al ser el presidente de un país religioso. Bukele ha redefinido la legitimidad democrática con una idea similar a la del derecho divino de los reyes del siglo XVI. Habló, también, sobre la democracia en el resto del mundo, afirmando que “la civilización occidental llegó ya a su cénit, pero todos podemos estar de acuerdo en que está en declive”.
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Explicó que, si bien la democracia es buena, como todo, “funciona hasta que ya no”.
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En la entrevista denunció influencias globalistas que manejan a los líderes de occidente con fines adversos a los intereses de la ciudadanía. Hizo un llamado a “darle mantenimiento” a la democracia en el hemisferio, de la manera que considera que él ha hecho en El Salvador.
Para Bukele, su lucha contra las pandillas —y su popularidad consecuente— es legitimada, no solo por los ciudadanos, sino por Dios.
Panorama general. La semana pasada, el experiodista de Fox News, Tucker Carlson, entrevistó a Bukele en el contexto de su toma de posesión. El presidente, que inició un mandato inconstitucional, habló sobre los motivos de su éxito. De acuerdo con el mandatario, el tema de la seguridad fue solo el inicio de su proyecto político, afirmando que “no se puede tener nada si no hay paz”.
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“Éramos la capital mundial del homicidio y nos convertimos en el país más seguro del hemisferio occidental”, afirmó.
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La clave. Bukele explicó las fórmulas con las cuales ha derrotado —momentáneamente— a las pandillas. “Hay una fórmula oficial y una real. La oficial es que hicimos un plan en fases y luego las pandillas contraatacaron, así que tuvimos que lanzarlo todo a la vez y funcionó. En unas cuantas semanas transformamos el país”. El presidente aclaró que el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad ha sido vital, afirmando que El Salvador ha duplicado su ejército para darle un rol de combate contra el crimen.
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Destacó que el plan fue poco más que un formalismo, puesto que “la fórmula real es que fue un milagro”.
Voces. “Cuando las pandillas contraatacaron mataron a 87 personas en 3 días. Eso sería el equivalente de 5 000 homicidios en 3 días en EE. UU. Teníamos 70 000 blancos —los 70 000 pandilleros—, pero ellos tenían 6 millones de blancos posibles. Estábamos tratando de descifrar qué hacer y les dije (a su gabinete) que estábamos ante una misión imposible. Así que rezamos. Rezamos varias veces, pidiendo sabiduría, ganar la guerra y tener la menor cantidad de bajas civiles posibles”.
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El presidente explicó que las maras son organizaciones satánicas, aunque no iniciaron siéndolo. El componente religioso ha sido vital para Bukele desde los inicios de la guerra contra las pandillas, recordando sus rezos en el salón legislativo cuando lo allanó de la mano, no de Dios, sino del ejército.
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“Siguieron creciendo y matando gente y en la medida que fueron creciendo se volvieron satánicas (...) llevan a cabo rituales satánicos, ahora en los operativos hasta hemos encontrado altares y cosas por el estilo”.
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“Hay una guerra espiritual y hay una guerra física. Si ganas la guerra espiritual, ganarás la guerra física. Pienso que nuestra impresionante victoria se debe a que ganamos la guerra espiritual. No había competencia, porque ellos son satánicos. Creo que eso lo hizo más fácil”.
Por qué importa. El primer paso de su nuevo plan de rescate económico es “buscar la sabiduría de Dios”. A su manera de verlo, gobernar “con Dios” es de sentido común, al ser el presidente de un país religioso. Bukele ha redefinido la legitimidad democrática con una idea similar a la del derecho divino de los reyes del siglo XVI. Habló, también, sobre la democracia en el resto del mundo, afirmando que “la civilización occidental llegó ya a su cénit, pero todos podemos estar de acuerdo en que está en declive”.
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Explicó que, si bien la democracia es buena, como todo, “funciona hasta que ya no”.
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En la entrevista denunció influencias globalistas que manejan a los líderes de occidente con fines adversos a los intereses de la ciudadanía. Hizo un llamado a “darle mantenimiento” a la democracia en el hemisferio, de la manera que considera que él ha hecho en El Salvador.