Tras 109 días del segundo mandato de Trump, destacan tanto luces como sombras en el nuevo mundo libre.
En perspectiva. Trump 2.0 ha sido una versión intensificada de su primer mandato. Su tono y su manera de negociar siguen siendo los mismos, pero más contundentes aún. El nuevo Trump tiene claro que la política de America First no acepta contratiempos.
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Aunque inusual para el sistema republicano estadounidense, es considerado necesario para llevar a cabo cambios imperativos en el sistema internacional y el entramado burocrático doméstico.
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Sus políticas pueden tener un impacto inmediato negativo, pero sus resultados a largo plazo podrían ser de mayor beneficio.
Qué destacar. Su mayor éxito ha sido acabar con la crisis fronteriza. Según el DHS, los cruces ilegales en la frontera sur han caído un 95 %, alcanzando mínimos históricos. Por otro lado, ha impulsado la reversión de las políticas DEI a nivel nacional, prohibió tratamientos médicos para jóvenes transgéneros y acabó con mandatos de acción afirmativa en la contratación federal.
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También destaca su agenda de reducción de la burocracia federal a través del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
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De acuerdo con el DOGE, los recortes de personal y cierre de agencias le han ahorrado hasta USD 160 000M al gobierno.
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Adicionalmente, aunque China y la UE se resisten, tanto la guerra comercial como el conflicto entre Rusia y Ucrania evidencian que EE. UU. ha recuperado la última palabra en la arena internacional.
Sí, pero. Estudios independientes —y la poca transparencia de la entidad— señalan cálculos manipulados por el DOGE, estimando que el ahorro podría ser de solamente USD 2000M. Se calcula que hasta un 40 % de los recortes reportados corresponden a contratos que ya habían sido pagados.
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La Partnership for Public Service, un grupo no partidista, estimó que los despidos masivos, licencias pagadas, recontrataciones por errores y la pérdida de productividad costarán unos USD 135 000M en el año fiscal 2025.
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Por su parte, los aranceles han causado una caída del 7 % en el S&P 500, la peor desde 1974, y el PIB se contrajo por primera vez en tres años. La aprobación de Trump en economía se sitúa en un 39 %; la peor en 80 años.
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Tanto la guerra comercial como la erosión del orden multilateral han tensado su relación con aliados como la UE, Canadá y México.
Balance. Resultaría injusto dictar sentencia a solo 109 días. El efecto del DOGE, tanto en materia operativa como de gasto gubernamental, no es visible inmediatamente. El recorte del gasto podría mitigar el efecto inflacionario de su guerra comercial y, de igual manera, su política arancelaria podría hacer lo mismo al ocasionar una valoración del dólar.
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Sus políticas también han forzado a la UE a abandonar sus pantomimas y centrarse en prioridades como el aumento del gasto militar, una política de defensa autónoma y soberanía energética.
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Esto podría reconducir el orden internacional a uno más sensato y racional, respondiendo a las verdaderas necesidades de un mundo globalizado y no a agendas ideológicas.
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Para entender el nuevo mundo libre es necesario un balance entre sus luces y sombras y saber que sus verdaderos efectos se verán a largo plazo.
Tras 109 días del segundo mandato de Trump, destacan tanto luces como sombras en el nuevo mundo libre.
En perspectiva. Trump 2.0 ha sido una versión intensificada de su primer mandato. Su tono y su manera de negociar siguen siendo los mismos, pero más contundentes aún. El nuevo Trump tiene claro que la política de America First no acepta contratiempos.
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Aunque inusual para el sistema republicano estadounidense, es considerado necesario para llevar a cabo cambios imperativos en el sistema internacional y el entramado burocrático doméstico.
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Sus políticas pueden tener un impacto inmediato negativo, pero sus resultados a largo plazo podrían ser de mayor beneficio.
Qué destacar. Su mayor éxito ha sido acabar con la crisis fronteriza. Según el DHS, los cruces ilegales en la frontera sur han caído un 95 %, alcanzando mínimos históricos. Por otro lado, ha impulsado la reversión de las políticas DEI a nivel nacional, prohibió tratamientos médicos para jóvenes transgéneros y acabó con mandatos de acción afirmativa en la contratación federal.
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También destaca su agenda de reducción de la burocracia federal a través del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
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De acuerdo con el DOGE, los recortes de personal y cierre de agencias le han ahorrado hasta USD 160 000M al gobierno.
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Adicionalmente, aunque China y la UE se resisten, tanto la guerra comercial como el conflicto entre Rusia y Ucrania evidencian que EE. UU. ha recuperado la última palabra en la arena internacional.
Sí, pero. Estudios independientes —y la poca transparencia de la entidad— señalan cálculos manipulados por el DOGE, estimando que el ahorro podría ser de solamente USD 2000M. Se calcula que hasta un 40 % de los recortes reportados corresponden a contratos que ya habían sido pagados.
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La Partnership for Public Service, un grupo no partidista, estimó que los despidos masivos, licencias pagadas, recontrataciones por errores y la pérdida de productividad costarán unos USD 135 000M en el año fiscal 2025.
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Por su parte, los aranceles han causado una caída del 7 % en el S&P 500, la peor desde 1974, y el PIB se contrajo por primera vez en tres años. La aprobación de Trump en economía se sitúa en un 39 %; la peor en 80 años.
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Tanto la guerra comercial como la erosión del orden multilateral han tensado su relación con aliados como la UE, Canadá y México.
Balance. Resultaría injusto dictar sentencia a solo 109 días. El efecto del DOGE, tanto en materia operativa como de gasto gubernamental, no es visible inmediatamente. El recorte del gasto podría mitigar el efecto inflacionario de su guerra comercial y, de igual manera, su política arancelaria podría hacer lo mismo al ocasionar una valoración del dólar.
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Sus políticas también han forzado a la UE a abandonar sus pantomimas y centrarse en prioridades como el aumento del gasto militar, una política de defensa autónoma y soberanía energética.
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Esto podría reconducir el orden internacional a uno más sensato y racional, respondiendo a las verdaderas necesidades de un mundo globalizado y no a agendas ideológicas.
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Para entender el nuevo mundo libre es necesario un balance entre sus luces y sombras y saber que sus verdaderos efectos se verán a largo plazo.