EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: Las elecciones generales en Guatemala casi han concluido, sólo queda pendiente la confirmación de resultados por parte de la Juntas Electorales y del Tribunal Supremo Electoral, TSE, para dar cierre a este proceso.
Son muchas las reflexiones que podemos hacer al respecto, hay quienes se remontarán mucho tiempo atrás quizás hasta el inicio del diseño del proceso electoral, algunos a las elecciones anteriores, otros a las reformas electorales del 2016 y muchos al inicio de este año con el arranque de estas elecciones.
El proceso electoral que está por concluir me hace reflexionar en varias cosas:
1.- La incertidumbre se apoderó del proceso
A raíz de las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Político, las cuales no me cansaré de insistir en lo nefastas que fueron, la inscripción de candidatos, la promoción de los candidatos, la publicidad de los partidos fue un tema incierto.
Algunos magistrados de la Corte de Constitucionalidad en lugar de convertirse en garantes del respeto a la Constitución, resolvieron de manera arbitraria en temas electorales; se convirtieron en el “gran elector” al decidir quienes sí podían o no participar dejando a muchos huérfanos electorales. Socavando la certeza jurídica y enterrando con sus resoluciones la poca confianza en la institución.
Los magistrados del TSE hicieron lo propio con resoluciones dictatoriales que intentaban limitar la libertad de expresión al querer regular los formatos de los foros, los participantes en los mismos, el tiempo de exposición y entrevistas. Además de sus interpretaciones sobre el voto nulo y su validez jurídica, dejando al votante válidamente confundido.
2.- Se debilitó la confianza en el proceso electoral
La ineptitud mostrada por los magistrados y director de informática del TSE en el proceso de la información de los resultados en la primera vuelta sirvió para que muchos ciudadanos cuestionaran el proceso electoral y por consiguiente los resultados. Si bien es cierto hubo quienes alegaron fraude, esta controversia sirvió para conocer más a fondo el diseño del proceso electoral y reconocer el aporte de los miles de ciudadanos que integraron las Juntas Receptoras de Votos, JRV.
Por un lado estaba el trabajo valioso de miles de voluntarios de las JRV en contraste con el deplorable trabajo, bien pagado por cierto, de los magistrados del TSE.
3.- Una vez más en contención de daños
Una vez más, cómo hace cuatro años, muchos votantes tuvieron que acudir a las urnas no para elegir al mejor sino para contener el daño. Desafortunadamente percibo que el daño a contener cada vez es mayor y la decepción aumenta.
Considero que en estas elecciones lo único que se ganó fue tiempo para impulsar las reformas al sistema que nos permitan convivir pacíficamente. Reformas que impulsen el respeto a la vida, a la propiedad y a la libertad. Al final, más que ganadores lo que se demostró en la segunda vuelta es el deseo de limitar el poder de los gobernantes.
@Md30
Facebook.com/Mda30
Las elecciones generales en Guatemala casi han concluido, sólo queda pendiente la confirmación de resultados por parte de la Juntas Electorales y del Tribunal Supremo Electoral, TSE, para dar cierre a este proceso.
Son muchas las reflexiones que podemos hacer al respecto, hay quienes se remontarán mucho tiempo atrás quizás hasta el inicio del diseño del proceso electoral, algunos a las elecciones anteriores, otros a las reformas electorales del 2016 y muchos al inicio de este año con el arranque de estas elecciones.
El proceso electoral que está por concluir me hace reflexionar en varias cosas:
1.- La incertidumbre se apoderó del proceso
A raíz de las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Político, las cuales no me cansaré de insistir en lo nefastas que fueron, la inscripción de candidatos, la promoción de los candidatos, la publicidad de los partidos fue un tema incierto.
Algunos magistrados de la Corte de Constitucionalidad en lugar de convertirse en garantes del respeto a la Constitución, resolvieron de manera arbitraria en temas electorales; se convirtieron en el “gran elector” al decidir quienes sí podían o no participar dejando a muchos huérfanos electorales. Socavando la certeza jurídica y enterrando con sus resoluciones la poca confianza en la institución.
Los magistrados del TSE hicieron lo propio con resoluciones dictatoriales que intentaban limitar la libertad de expresión al querer regular los formatos de los foros, los participantes en los mismos, el tiempo de exposición y entrevistas. Además de sus interpretaciones sobre el voto nulo y su validez jurídica, dejando al votante válidamente confundido.
2.- Se debilitó la confianza en el proceso electoral
La ineptitud mostrada por los magistrados y director de informática del TSE en el proceso de la información de los resultados en la primera vuelta sirvió para que muchos ciudadanos cuestionaran el proceso electoral y por consiguiente los resultados. Si bien es cierto hubo quienes alegaron fraude, esta controversia sirvió para conocer más a fondo el diseño del proceso electoral y reconocer el aporte de los miles de ciudadanos que integraron las Juntas Receptoras de Votos, JRV.
Por un lado estaba el trabajo valioso de miles de voluntarios de las JRV en contraste con el deplorable trabajo, bien pagado por cierto, de los magistrados del TSE.
3.- Una vez más en contención de daños
Una vez más, cómo hace cuatro años, muchos votantes tuvieron que acudir a las urnas no para elegir al mejor sino para contener el daño. Desafortunadamente percibo que el daño a contener cada vez es mayor y la decepción aumenta.
Considero que en estas elecciones lo único que se ganó fue tiempo para impulsar las reformas al sistema que nos permitan convivir pacíficamente. Reformas que impulsen el respeto a la vida, a la propiedad y a la libertad. Al final, más que ganadores lo que se demostró en la segunda vuelta es el deseo de limitar el poder de los gobernantes.
@Md30
Facebook.com/Mda30
