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Venezuela: un dilema práctico para Trump

.
Rafael P. Palomo
14 de mayo, 2025

Acabar con la dictadura de Maduro, sin comprometer los intereses petroleros de EE. UU. en Venezuela, será uno de los mayores retos para Trump.

En perspectiva. El nombramiento de Marco Rubio como secretario de Estado presagiaba una política exterior atenta con Latinoamérica, pero especialmente rígida con los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Aunque derrocar a Nicolás Maduro es una de las prioridades para Trump, la tarea debe ser clínica.  

  • Además de una tragedia humanitaria, Maduro es un problema de seguridad nacional para EE. UU.

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  • Su régimen ha llenado el país con narcóticos, ha desatado olas de migrantes ilegales y ha abierto las puertas en la región a Putin, a la China comunista y al terrorismo iraní.

  • No obstante, el recurso del petróleo es un salvoconducto que protege a Maduro de una potencial mayor agresividad por parte de EE. UU.

Entre líneas. En febrero, Trump consiguió un acuerdo con Nicolás Maduro para que el venezolano aceptara vuelos de deportados en su país. La negociación se hizo a través del gigante petrolero de la Florida, Harry Sargeant III. El magnate, junto con el Enviado Presidencial Especial para Misiones Especiales de los EE. UU. Richard Grenell es uno de los principales representantes de la coalición que, de alguna manera, blinda la estabilidad de Maduro.  

  • Grenell y Sargeant no son partidarios de la dictadura venezolana; pero sí son defensores de los intereses de las compañías petroleras estadounidenses que operan en Venezuela.

  • Los aranceles secundarios de Trump buscarán responder a estos intereses, sancionando a otros países que importen petróleo venezolano y beneficiando a las petroleras estadounidenses con negocios en Venezuela.

Sí, pero. Posterior al acuerdo facilitado por Sargeant III se especuló con que Trump podría relajar la política exterior hacia Maduro. Sin embargo, días después se anunció la revocación de la licencia de importación de Chevron. Trump lo achacó a la violación del proceso democrático en las elecciones de 2024 en Venezuela. 

  • El cambio de 180 grados responde a la línea del Departamento de Estado que lidera Marco Rubio.

  • El republicano —de ascendencia cubana— es un fuerte crítico de los regímenes socialistas en Latinoamérica y un férreo defensor de la política de sanciones.

  • Para el secretario, EE. UU. debe imponer sanciones económicas que estrangulen a los regímenes de Maduro, Díaz-Canel y Ortega para forzarlos fuera del poder.

Lo que sigue. Mientras crecen las tensiones, Xi Jinping se ha ofrecido como un salvavidas para Maduro a través de préstamos, equipo militar y tecnología a cambio de petróleo. China, no EE. UU., es el mayor importador de petróleo venezolano. Tanto Sargeant III y Grenell, como Rubio, quieren debilitar al régimen de Maduro; la diferencia está en sus incentivos y los medios para lograrlo. 

  • Para una facción, es importante asegurar la estabilidad de los negocios estadounidenses en Venezuela para, así, asegurar el control de EE. UU. sobre el petróleo venezolano.

  • Para la otra, la prioridad es acabar con un problema de seguridad nacional y con una tragedia humanitaria. La motivación es política, sin dejar de lado el interés posterior por el recurso petrolero.

  • La Administración Trump, probablemente alternará entre ambas posturas, ya que ninguna de las facciones es capaz de desplazar a la otra; tensiones que China aprovechará. 

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Venezuela: un dilema práctico para Trump

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Rafael P. Palomo
14 de mayo, 2025

Acabar con la dictadura de Maduro, sin comprometer los intereses petroleros de EE. UU. en Venezuela, será uno de los mayores retos para Trump.

En perspectiva. El nombramiento de Marco Rubio como secretario de Estado presagiaba una política exterior atenta con Latinoamérica, pero especialmente rígida con los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Aunque derrocar a Nicolás Maduro es una de las prioridades para Trump, la tarea debe ser clínica.  

  • Además de una tragedia humanitaria, Maduro es un problema de seguridad nacional para EE. UU.

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  • Su régimen ha llenado el país con narcóticos, ha desatado olas de migrantes ilegales y ha abierto las puertas en la región a Putin, a la China comunista y al terrorismo iraní.

  • No obstante, el recurso del petróleo es un salvoconducto que protege a Maduro de una potencial mayor agresividad por parte de EE. UU.

Entre líneas. En febrero, Trump consiguió un acuerdo con Nicolás Maduro para que el venezolano aceptara vuelos de deportados en su país. La negociación se hizo a través del gigante petrolero de la Florida, Harry Sargeant III. El magnate, junto con el Enviado Presidencial Especial para Misiones Especiales de los EE. UU. Richard Grenell es uno de los principales representantes de la coalición que, de alguna manera, blinda la estabilidad de Maduro.  

  • Grenell y Sargeant no son partidarios de la dictadura venezolana; pero sí son defensores de los intereses de las compañías petroleras estadounidenses que operan en Venezuela.

  • Los aranceles secundarios de Trump buscarán responder a estos intereses, sancionando a otros países que importen petróleo venezolano y beneficiando a las petroleras estadounidenses con negocios en Venezuela.

Sí, pero. Posterior al acuerdo facilitado por Sargeant III se especuló con que Trump podría relajar la política exterior hacia Maduro. Sin embargo, días después se anunció la revocación de la licencia de importación de Chevron. Trump lo achacó a la violación del proceso democrático en las elecciones de 2024 en Venezuela. 

  • El cambio de 180 grados responde a la línea del Departamento de Estado que lidera Marco Rubio.

  • El republicano —de ascendencia cubana— es un fuerte crítico de los regímenes socialistas en Latinoamérica y un férreo defensor de la política de sanciones.

  • Para el secretario, EE. UU. debe imponer sanciones económicas que estrangulen a los regímenes de Maduro, Díaz-Canel y Ortega para forzarlos fuera del poder.

Lo que sigue. Mientras crecen las tensiones, Xi Jinping se ha ofrecido como un salvavidas para Maduro a través de préstamos, equipo militar y tecnología a cambio de petróleo. China, no EE. UU., es el mayor importador de petróleo venezolano. Tanto Sargeant III y Grenell, como Rubio, quieren debilitar al régimen de Maduro; la diferencia está en sus incentivos y los medios para lograrlo. 

  • Para una facción, es importante asegurar la estabilidad de los negocios estadounidenses en Venezuela para, así, asegurar el control de EE. UU. sobre el petróleo venezolano.

  • Para la otra, la prioridad es acabar con un problema de seguridad nacional y con una tragedia humanitaria. La motivación es política, sin dejar de lado el interés posterior por el recurso petrolero.

  • La Administración Trump, probablemente alternará entre ambas posturas, ya que ninguna de las facciones es capaz de desplazar a la otra; tensiones que China aprovechará. 

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