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Mercenarios colombianos, el nuevo recurso del narco mexicano

.
Rafael P. Palomo
25 de julio, 2025

Las deplorables condiciones del ejército colombiano se han convertido en una mina de oro para el narco mexicano.

En perspectiva. México enfrenta una escalada alarmante en su crisis de seguridad: entre 2000 y 3000 exmilitares colombianos —muchos con experiencia en conflictos como Ucrania— han sido reclutados por cárteles como el Jalisco Nueva Generación (CJNG), La Familia Michoacana, y Cárteles Unidos.  

  • Estos mercenarios, contratados a través de redes sociales y WhatsApp, entrenan a sicarios, fabrican explosivos y defienden territorios, cobrando hasta USD 2500 mensuales.

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  • La práctica, que data de al menos 15 años, se intensificó en 2025 —justo después de la gestión de Iván Velásquez— con la detención de 12 colombianos tras una emboscada en Michoacán que mató a ocho soldados.

  • Esta alianza narco-militar agrava la violencia en el “triángulo de la muerte” (Guanajuato, Jalisco, Michoacán) y estados como Sinaloa, Chihuahua y Durango, exponiendo la fragilidad del Estado mexicano.

Por qué importa. La presencia de exmilitares colombianos ha transformado a los cárteles en ejércitos profesionales, capaces de desafiar al Estado con tácticas de guerra. En 2024, México reportó 30 298 homicidios, un 80 % ligados al narcotráfico; el CJNG, líder en violencia, ahora controla rutas clave en el 70 % del país. Estos mercenarios han elevado la letalidad de los cárteles, responsables de hasta 1200 ataques con explosivos en Michoacán y Jalisco desde 2020.  

  • Su reclutamiento se ha propiciado por las insuficientes pensiones militares en Colombia, que rondan entre los USD 300-500 al mes; hasta un 157 % menos de lo que ofrece el narco.

  • Esta crisis no solo amenaza la seguridad de México, sino también la inversión extranjera —que cayó un 12 % en 2024— y el comercio, con el 80 % de las exportaciones mexicanas dirigidas a unos EE. UU. en guerra con los cárteles.

  • La falta de cooperación efectiva con Colombia, con un Petro que resta importancia al tema, ha dejado a México solo ante un enemigo cada vez más sofisticado. 

Entre líneas. Detrás de este fenómeno hay una red transnacional que explota la debilidad institucional de ambos países. Los cárteles mexicanos buscan a exmilitares colombianos por su experiencia contra guerrillas y el propio narco colombiano, ofreciendo sueldos que triplican los de un policía mexicano. Desde Bogotá, además, se desestima el problema como un tema “migratorio”, mientras Petro se enfoca en su agenda interna.  

  • El sexenio de López Obrador dejó un legado de ineficacia: su política de “abrazos, no balazos” permitió que los cárteles expandieran su control, con el CJNG operando ahora en 28 estados y exportando fentanilo a EE. UU., lo que provocó más de 70 000 muertes por sobredosis en 2024.

  • La corrupción sistémica y la penetrabilidad de las fronteras facilitan esta alianza narco-militar, poniendo en riesgo la estabilidad regional y la credibilidad del gobierno de Sheinbaum.

En el radar. Sheinbaum, bajo presión de EE. UU. tras la extradición de 29 capos en febrero de 2025, busca una estrategia más agresiva a la de su predecesor, pero la falta de un ejército especializado y la corrupción policial, limitan su efectividad.  

  • La designación por EE. UU de los cárteles como organizaciones terroristas, podría justificar acciones militares transfronterizas, complicando las relaciones bilaterales.

  • Empero, México parece quedarse sin mejores opciones para frenar la avanzada del narco. Sin cooperación real con Colombia, el flujo de exmilitares continuará.

  • Con 90 000 homicidios proyectados para los próximos tres años y el narco controlando el 35 % del territorio, México arriesga convertirse en un narcoestado por completo. 

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Mercenarios colombianos, el nuevo recurso del narco mexicano

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Rafael P. Palomo
25 de julio, 2025

Las deplorables condiciones del ejército colombiano se han convertido en una mina de oro para el narco mexicano.

En perspectiva. México enfrenta una escalada alarmante en su crisis de seguridad: entre 2000 y 3000 exmilitares colombianos —muchos con experiencia en conflictos como Ucrania— han sido reclutados por cárteles como el Jalisco Nueva Generación (CJNG), La Familia Michoacana, y Cárteles Unidos.  

  • Estos mercenarios, contratados a través de redes sociales y WhatsApp, entrenan a sicarios, fabrican explosivos y defienden territorios, cobrando hasta USD 2500 mensuales.

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  • La práctica, que data de al menos 15 años, se intensificó en 2025 —justo después de la gestión de Iván Velásquez— con la detención de 12 colombianos tras una emboscada en Michoacán que mató a ocho soldados.

  • Esta alianza narco-militar agrava la violencia en el “triángulo de la muerte” (Guanajuato, Jalisco, Michoacán) y estados como Sinaloa, Chihuahua y Durango, exponiendo la fragilidad del Estado mexicano.

Por qué importa. La presencia de exmilitares colombianos ha transformado a los cárteles en ejércitos profesionales, capaces de desafiar al Estado con tácticas de guerra. En 2024, México reportó 30 298 homicidios, un 80 % ligados al narcotráfico; el CJNG, líder en violencia, ahora controla rutas clave en el 70 % del país. Estos mercenarios han elevado la letalidad de los cárteles, responsables de hasta 1200 ataques con explosivos en Michoacán y Jalisco desde 2020.  

  • Su reclutamiento se ha propiciado por las insuficientes pensiones militares en Colombia, que rondan entre los USD 300-500 al mes; hasta un 157 % menos de lo que ofrece el narco.

  • Esta crisis no solo amenaza la seguridad de México, sino también la inversión extranjera —que cayó un 12 % en 2024— y el comercio, con el 80 % de las exportaciones mexicanas dirigidas a unos EE. UU. en guerra con los cárteles.

  • La falta de cooperación efectiva con Colombia, con un Petro que resta importancia al tema, ha dejado a México solo ante un enemigo cada vez más sofisticado. 

Entre líneas. Detrás de este fenómeno hay una red transnacional que explota la debilidad institucional de ambos países. Los cárteles mexicanos buscan a exmilitares colombianos por su experiencia contra guerrillas y el propio narco colombiano, ofreciendo sueldos que triplican los de un policía mexicano. Desde Bogotá, además, se desestima el problema como un tema “migratorio”, mientras Petro se enfoca en su agenda interna.  

  • El sexenio de López Obrador dejó un legado de ineficacia: su política de “abrazos, no balazos” permitió que los cárteles expandieran su control, con el CJNG operando ahora en 28 estados y exportando fentanilo a EE. UU., lo que provocó más de 70 000 muertes por sobredosis en 2024.

  • La corrupción sistémica y la penetrabilidad de las fronteras facilitan esta alianza narco-militar, poniendo en riesgo la estabilidad regional y la credibilidad del gobierno de Sheinbaum.

En el radar. Sheinbaum, bajo presión de EE. UU. tras la extradición de 29 capos en febrero de 2025, busca una estrategia más agresiva a la de su predecesor, pero la falta de un ejército especializado y la corrupción policial, limitan su efectividad.  

  • La designación por EE. UU de los cárteles como organizaciones terroristas, podría justificar acciones militares transfronterizas, complicando las relaciones bilaterales.

  • Empero, México parece quedarse sin mejores opciones para frenar la avanzada del narco. Sin cooperación real con Colombia, el flujo de exmilitares continuará.

  • Con 90 000 homicidios proyectados para los próximos tres años y el narco controlando el 35 % del territorio, México arriesga convertirse en un narcoestado por completo. 

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