EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: El internet suponía democratizar la información, pero la izquierda le ha convertido en un instrumento de pensamiento único, recientemente con Elon Musk en el centro de la disputa.
Es noticia. El pasado sábado, Musk anunció que cerraría las oficinas de X en Brasil, tras un largo tira y encoge con el magistrado de la Corte Suprema brasileña, Alexandre de Moraes. La riña culminó con el cierre de la sede tras la amenaza, mediante un documento firmado por Moraes de una multa diaria de hasta USD 3653 y una orden de arresto contra la representante legal de X en Brasil, Rachel Nova Conceicao, en caso de no ceder.
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Tras la publicación de una foto del documento en X, la Corte Suprema se rehusó a confirmar o desmentir la autenticidad de la firma de Moraes.
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Por qué importa. La pugna entre Moraes y Musk surgió debido a la solicitud del magistrado por censurar cuentas de X que apoyaban al expresidente Jair Bolsonaro. Musk respondió desbloqueando cuentas previamente censuradas por la anterior administración de la red social. En represalia, Moraes inició un proceso judicial contra el magnate por obstrucción de justicia. Los ciudadanos brasileños son, en promedio, los que más horas diarias dedican al uso de redes sociales en el mundo.
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La constitución brasileña de 1985 hizo de la justicia brasileña una de las más politizadas del mundo. En 2023, la Corte Suprema brasileña recibió más de 78 000 denuncias y abrió hasta 15 000 casos a raíz de ello.
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En comparación, la Corte Suprema de EE. UU. recibe alrededor de 7000 casos anuales y procesa solo entre 100 y 150. Brasil tiene una población de 215M habitantes; la de EE. UU. es de 333M.
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Moraes no es solamente un juez más; es uno de los más poderosos operadores políticos del país.
Entre líneas. Recientemente, el Reino Unido ha presenciado manifestaciones en respuesta a los peligros de las políticas de fronteras abiertas del gobierno británico. El primer ministro laborista Keir Starmer ha declarado una guerra abierta contra todos aquellos que se posicionan en contra de la inmigración ilegal. El campo de batalla ha pasado de las calles a las redes, especialmente en X.
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Un hombre fue capturado, incluso, por la publicación en Facebook de un meme antiinmigración ilegal, que las autoridades consideraron ofensivo.
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De acuerdo con Musk, el Reino Unido tiene un sistema de justicia de dos niveles, donde se persigue menos los crímenes de inmigrantes ilegales. El dueño de X también criticó la censura del gobierno de Starmer.
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En respuesta, el comisionado de la policía de Londres, Sir Mark Rowley, mencionó que el empresario será sujeto de investigación por cometer “delitos en línea”.
En el radar. Musk también es perseguido por la Unión Europea (UE) por el presunto “discurso de odio” que se difunde en X y su indisposición por censurarlo. En julio, la Comisión de la UE le acusó formalmente por no respetar la ley de redes sociales de la UE, conllevando una potencial multa millonaria. La persecución contra la red social inició en 2022, cuando Musk adquirió la empresa.
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El pasado martes, el Comisario Europeo de Mercado Interior y Servicios, Thierry Breton, amenazó al billonario por su conversatorio con Donald Trump.
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Breton advirtió que todo lo que se discutiera en la plataforma debía cumplir con los requisitos de la UE. De lo contrario, se podría ampliar las acciones legales en su contra.
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La portavoz de la Comisión Europea declaró que la presidenta Ursula von der Leyen y otros miembros de la Comisión no tenían conocimiento de la carta; Breton actuó a título personal.
El balance. Cuando Musk compró Twitter en 2022, lo justificó declarando que era un defensor de la libertad de expresión. Desde entonces, cambió la tendencia de censura de la plataforma, donde un año antes se había cerrado la cuenta del expresidente Donald Trump. Entre sus múltiples campañas —autoproclamadas— en defensa de los principios de la civilización occidental, Musk ha explicado que la censura en contra de la libertad de expresión podría representar uno de los mayores retrocesos para la sociedad.
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Desde entonces, una figura otrora elogiada por sus emprendimientos se ha convertido en un blanco político para la izquierda.
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Bajo la mordaza de “discurso de odio” y “extremismo” la izquierda a nivel global censura las opiniones contrarias a su agenda, limitando toda voz contraria.
El internet suponía democratizar la información, pero la izquierda le ha convertido en un instrumento de pensamiento único, recientemente con Elon Musk en el centro de la disputa.
Es noticia. El pasado sábado, Musk anunció que cerraría las oficinas de X en Brasil, tras un largo tira y encoge con el magistrado de la Corte Suprema brasileña, Alexandre de Moraes. La riña culminó con el cierre de la sede tras la amenaza, mediante un documento firmado por Moraes de una multa diaria de hasta USD 3653 y una orden de arresto contra la representante legal de X en Brasil, Rachel Nova Conceicao, en caso de no ceder.
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Tras la publicación de una foto del documento en X, la Corte Suprema se rehusó a confirmar o desmentir la autenticidad de la firma de Moraes.
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Por qué importa. La pugna entre Moraes y Musk surgió debido a la solicitud del magistrado por censurar cuentas de X que apoyaban al expresidente Jair Bolsonaro. Musk respondió desbloqueando cuentas previamente censuradas por la anterior administración de la red social. En represalia, Moraes inició un proceso judicial contra el magnate por obstrucción de justicia. Los ciudadanos brasileños son, en promedio, los que más horas diarias dedican al uso de redes sociales en el mundo.
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La constitución brasileña de 1985 hizo de la justicia brasileña una de las más politizadas del mundo. En 2023, la Corte Suprema brasileña recibió más de 78 000 denuncias y abrió hasta 15 000 casos a raíz de ello.
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En comparación, la Corte Suprema de EE. UU. recibe alrededor de 7000 casos anuales y procesa solo entre 100 y 150. Brasil tiene una población de 215M habitantes; la de EE. UU. es de 333M.
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Moraes no es solamente un juez más; es uno de los más poderosos operadores políticos del país.
Entre líneas. Recientemente, el Reino Unido ha presenciado manifestaciones en respuesta a los peligros de las políticas de fronteras abiertas del gobierno británico. El primer ministro laborista Keir Starmer ha declarado una guerra abierta contra todos aquellos que se posicionan en contra de la inmigración ilegal. El campo de batalla ha pasado de las calles a las redes, especialmente en X.
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Un hombre fue capturado, incluso, por la publicación en Facebook de un meme antiinmigración ilegal, que las autoridades consideraron ofensivo.
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De acuerdo con Musk, el Reino Unido tiene un sistema de justicia de dos niveles, donde se persigue menos los crímenes de inmigrantes ilegales. El dueño de X también criticó la censura del gobierno de Starmer.
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En respuesta, el comisionado de la policía de Londres, Sir Mark Rowley, mencionó que el empresario será sujeto de investigación por cometer “delitos en línea”.
En el radar. Musk también es perseguido por la Unión Europea (UE) por el presunto “discurso de odio” que se difunde en X y su indisposición por censurarlo. En julio, la Comisión de la UE le acusó formalmente por no respetar la ley de redes sociales de la UE, conllevando una potencial multa millonaria. La persecución contra la red social inició en 2022, cuando Musk adquirió la empresa.
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El pasado martes, el Comisario Europeo de Mercado Interior y Servicios, Thierry Breton, amenazó al billonario por su conversatorio con Donald Trump.
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Breton advirtió que todo lo que se discutiera en la plataforma debía cumplir con los requisitos de la UE. De lo contrario, se podría ampliar las acciones legales en su contra.
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La portavoz de la Comisión Europea declaró que la presidenta Ursula von der Leyen y otros miembros de la Comisión no tenían conocimiento de la carta; Breton actuó a título personal.
El balance. Cuando Musk compró Twitter en 2022, lo justificó declarando que era un defensor de la libertad de expresión. Desde entonces, cambió la tendencia de censura de la plataforma, donde un año antes se había cerrado la cuenta del expresidente Donald Trump. Entre sus múltiples campañas —autoproclamadas— en defensa de los principios de la civilización occidental, Musk ha explicado que la censura en contra de la libertad de expresión podría representar uno de los mayores retrocesos para la sociedad.
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Desde entonces, una figura otrora elogiada por sus emprendimientos se ha convertido en un blanco político para la izquierda.
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Bajo la mordaza de “discurso de odio” y “extremismo” la izquierda a nivel global censura las opiniones contrarias a su agenda, limitando toda voz contraria.
