La nueva titular de la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia (SCSP), Karina García, afirmó al asumir el cargo que buscaría la unidad para el traslado eficiente de información entre el gobierno, los medios de comunicación y la población. Sin embargo, en los primeros días de su gestión, las acciones demuestran lo contrario.
- El problema no es nuevo. Desde el inicio del gobierno de Bernardo Arévalo, los secretarios de la SCSP centralizaron la comunicación y limitaron el ejercicio periodístico.
Por qué importa. La SCSP inició bajo la dirección de Haroldo Sánchez, pero la dejó en julio de 2024. En su lugar asumió Santiago Palomo, quien estuvo hasta noviembre pasado. Ambos funcionarios fueron reubicados en otras dependencias del Estado. El primero como asesor de la Secretaría Privada de la Presidencia.
- Palomo, por su parte, logró un cargo diplomático. Ahora es embajador de Guatemala ante el Vaticano. Arévalo, en su momento, calificó el cambio de puestos como político.
- A los tres secretarios, hasta el momento, se les ha criticado por la ejecución de la política de comunicación del Gobierno; García se presentó como experta en un diálogo genuino y efectivo.
- Entre los primeros cambios que implementó la nueva secretaria está la reestructuración de La Ronda. Pasó de ser un espacio abierto de preguntas a uno limitado y supervisado.
Visto y no visto. Palomo promovió este espacio todos los lunes. Participaban funcionarios y periodistas en un diálogo abierto. En los últimos meses, se incrementó la frecuencia de La Ronda. Había edición de jueves o viernes; todo dependía de la agenda del presidente. Los periodistas tenían libertad para preguntar.
- Durante las conferencias, existía el espacio de preguntas y respuestas. Los periodistas, sin previa supervisión de sus inquietudes, las hacían directamente al funcionario.
- Ahora, los periodistas deben enviar sus preguntas con antelación a la SCSP para obtener una respuesta en La Ronda. Habitualmente, por lo menos un día antes. Y no garantiza una respuesta fidedigna. Tampoco se puede repreguntar.
- La apertura que prometió Arévalo, y que había implementado Palomo, retrocedió. Las conferencias de los lunes desaparecieron y con ello, el detalle de la agenda presidencial.
Sí, pero. Las preguntas enviadas a la SCSP quedan a consideración. En algunos casos, como han denunciado varios periodistas, han sido descontextualizadas. Incluso, en la última Ronda se preguntó erróneamente a nombre de una periodista que nunca envió una consulta; un error que pudo evitarse si no se hubiera cambiado la metodología.
- La deficiente comunicación del Gobierno no es exclusiva de la SCSP. Los ministerios y otras dependencias la replican. Al pedir posturas o información, estas demoran indefinidamente.
- Se habla de meses y en otros casos no se recibe. Los trabajos periodísticos se publican, pero después los funcionarios se pronuncian. Enfatizan que nunca se les solicitó la información, cuando fueron ellos quienes jamás respondieron.
- En su defecto, argumentan que aún la buscan [la información] y validan los datos. Esto sucedió en el Ministerio de Cultura la semana pasada, luego de la publicación de un reportaje de investigación.
En conclusión. La llegada de Karina García a la SCSP no corrigió las fallas estructurales del Gobierno en materia de comunicación. Por el contrario, las primeras decisiones profundizaron la centralización y limitaron el acceso a información. Es una contradicción con el discurso de apertura y diálogo anunciado.
- La modificación de La Ronda redujo la interacción directa con periodistas. Eliminó un mecanismo básico de rendición de cuentas.
- La práctica de filtrar y reformular preguntas debilitó la confianza entre el Gobierno y la prensa. Además de generar errores que pudieron evitarse con un modelo abierto y verificable.
La nueva titular de la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia (SCSP), Karina García, afirmó al asumir el cargo que buscaría la unidad para el traslado eficiente de información entre el gobierno, los medios de comunicación y la población. Sin embargo, en los primeros días de su gestión, las acciones demuestran lo contrario.
- El problema no es nuevo. Desde el inicio del gobierno de Bernardo Arévalo, los secretarios de la SCSP centralizaron la comunicación y limitaron el ejercicio periodístico.
Por qué importa. La SCSP inició bajo la dirección de Haroldo Sánchez, pero la dejó en julio de 2024. En su lugar asumió Santiago Palomo, quien estuvo hasta noviembre pasado. Ambos funcionarios fueron reubicados en otras dependencias del Estado. El primero como asesor de la Secretaría Privada de la Presidencia.
- Palomo, por su parte, logró un cargo diplomático. Ahora es embajador de Guatemala ante el Vaticano. Arévalo, en su momento, calificó el cambio de puestos como político.
- A los tres secretarios, hasta el momento, se les ha criticado por la ejecución de la política de comunicación del Gobierno; García se presentó como experta en un diálogo genuino y efectivo.
- Entre los primeros cambios que implementó la nueva secretaria está la reestructuración de La Ronda. Pasó de ser un espacio abierto de preguntas a uno limitado y supervisado.
Visto y no visto. Palomo promovió este espacio todos los lunes. Participaban funcionarios y periodistas en un diálogo abierto. En los últimos meses, se incrementó la frecuencia de La Ronda. Había edición de jueves o viernes; todo dependía de la agenda del presidente. Los periodistas tenían libertad para preguntar.
- Durante las conferencias, existía el espacio de preguntas y respuestas. Los periodistas, sin previa supervisión de sus inquietudes, las hacían directamente al funcionario.
- Ahora, los periodistas deben enviar sus preguntas con antelación a la SCSP para obtener una respuesta en La Ronda. Habitualmente, por lo menos un día antes. Y no garantiza una respuesta fidedigna. Tampoco se puede repreguntar.
- La apertura que prometió Arévalo, y que había implementado Palomo, retrocedió. Las conferencias de los lunes desaparecieron y con ello, el detalle de la agenda presidencial.
Sí, pero. Las preguntas enviadas a la SCSP quedan a consideración. En algunos casos, como han denunciado varios periodistas, han sido descontextualizadas. Incluso, en la última Ronda se preguntó erróneamente a nombre de una periodista que nunca envió una consulta; un error que pudo evitarse si no se hubiera cambiado la metodología.
- La deficiente comunicación del Gobierno no es exclusiva de la SCSP. Los ministerios y otras dependencias la replican. Al pedir posturas o información, estas demoran indefinidamente.
- Se habla de meses y en otros casos no se recibe. Los trabajos periodísticos se publican, pero después los funcionarios se pronuncian. Enfatizan que nunca se les solicitó la información, cuando fueron ellos quienes jamás respondieron.
- En su defecto, argumentan que aún la buscan [la información] y validan los datos. Esto sucedió en el Ministerio de Cultura la semana pasada, luego de la publicación de un reportaje de investigación.
En conclusión. La llegada de Karina García a la SCSP no corrigió las fallas estructurales del Gobierno en materia de comunicación. Por el contrario, las primeras decisiones profundizaron la centralización y limitaron el acceso a información. Es una contradicción con el discurso de apertura y diálogo anunciado.
- La modificación de La Ronda redujo la interacción directa con periodistas. Eliminó un mecanismo básico de rendición de cuentas.
- La práctica de filtrar y reformular preguntas debilitó la confianza entre el Gobierno y la prensa. Además de generar errores que pudieron evitarse con un modelo abierto y verificable.
EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: