EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: La Agenda 2030 ha sido motivo de creciente controversia. Se percibe que movimientos con una fuerte carga ideológica —de izquierda— se han apropiado de los objetivos, transformado el proceso en uno poco pragmático y cargado de intereses, desvirtuando su propósito real. Además, esto ha obstaculizado que países en desarrollo, como Guatemala, aprovechen estratégicamente esa herramienta para facilitar su integración en el entorno geopolítico y en las dinámicas de la economía moderna.
Panorama. Recientemente, el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (UNDESA, por sus siglas en inglés), en conjunto con la Asociación de Azucareros de Guatemala (Asazgua), convocó un taller en Antigua Guatemala en torno a la producción sostenible de energía y sobre el agua. Estos temas son fundamentales para avanzar hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la agenda 2030.
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Con uno de los rendimientos por hectárea de plantación más productivos a nivel mundial, la industria de caña de azúcar en Guatemala representa más del 5 % del total de las exportaciones del país.
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Esta industria tiene un gran potencial de crecimiento en el sector energético. A través de la reutilización de los residuos de la caña, es posible producir biocombustibles como el etanol, cuya demanda está en aumento debido a los esfuerzos globales por la descarbonización y el uso de energías renovables.
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En Guatemala, hasta el 30 % de la demanda de energía eléctrica durante la zafra —de noviembre a mayo— se abastece mediante estos procesos derivados de la producción de azúcar.
Entre líneas. A inicios de mes, representantes de la industria azucarera guatemalteca participaron en un foro celebrado en Bruselas junto a varios diputados del Parlamento Europeo. La reunión tuvo como objetivo explorar oportunidades de colaboración entre Europa y Latinoamérica en los sectores de energía y la agroindustria.
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La eurodiputada y vicepresidenta del Partido Popular Europeo, Dolors Montserrat, organizó este evento al considerar que “el modelo medioambiental que la izquierda nos ha querido imponer ha fracasado”, según afirmó en una entrevista con El Debate.
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“Hay ideologías que piensan que la agricultura y la industria no deben avanzar, y convierten todo en un conflicto ideológico”, agregó. Esta perspectiva refleja el daño que la captura ideológica de la Agenda 2030 ha causado en los ODS del ámbito energético, industrial y económico.
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Según la parlamentaria, el exceso de regulaciones, burocracia e impuestos en Europa ha asfixiado tanto al sector agrícola de su región como al de Latinoamérica, que exporta gran parte de su producción al mercado europeo.
Voces. Para capitalizar las oportunidades que tiene en el ámbito de la energía y el aprovechamiento de sus recursos naturales, es crucial que el país se integre, a través de su industria —y cuerpo diplomático— en la extensa y compleja red de actores internacionales que impulsan las dinámicas geopolíticas y comerciales globales.
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Si los actores nacionales quedan fuera de estos espacios, se corre el riesgo de que personas y grupos ajenos a la realidad del país impulsen medidas que no favorecen el desarrollo.
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Para Alfredo Vila, presidente de Asazgua, los espacios de diálogo como los mencionados son cruciales para alcanzar este objetivo. “Las agendas globales deben adaptarse a las realidades de cada país, sin distorsionar ni politizar su propósito original”, señaló.
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Esta visión también es compartida por las autoridades del sector público. “Es una señal importantísima que Asazgua, como representante de la agroindustria de Guatemala, este trabajando proactivamente la Agenda 2030 con el sistema de Naciones Unidas”, afirmó la ministra de Ambiente, Patricia Orantes, al ser abordada por República en el evento convocado por UNDESA.
El balance. La Agenda 2030 y sus objetivos son, en esencia, un conjunto de metas generales diseñadas para guiar las políticas de desarrollo de los países. Es una herramienta flexible, no una estrategia rígida o detallada que deba implementarse estrictamente bajo las condiciones de grupos altamente ideologizados.
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Esta interpretación es el resultado de que, en efecto, muchos sectores hayan restado importancia a estos espacios, permitiendo que grupos ideologizados asumieran casi por completo el control de ellos.
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Establecer los medios para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 están sujetos, como cualquier política pública, al ejercicio democrático y soberano de las naciones que coordinan esfuerzos entre sí para obtener beneficios mutuos.
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Cada vez más, las relaciones geopolíticas y el comercio global ocupan un papel más prominente en las decisiones políticas de cada país. La única forma de reorientar el rumbo de dicha agenda, en beneficio de los ciudadanos, es atreviéndose a tomar esos espacios.
La Agenda 2030 ha sido motivo de creciente controversia. Se percibe que movimientos con una fuerte carga ideológica —de izquierda— se han apropiado de los objetivos, transformado el proceso en uno poco pragmático y cargado de intereses, desvirtuando su propósito real. Además, esto ha obstaculizado que países en desarrollo, como Guatemala, aprovechen estratégicamente esa herramienta para facilitar su integración en el entorno geopolítico y en las dinámicas de la economía moderna.
Panorama. Recientemente, el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (UNDESA, por sus siglas en inglés), en conjunto con la Asociación de Azucareros de Guatemala (Asazgua), convocó un taller en Antigua Guatemala en torno a la producción sostenible de energía y sobre el agua. Estos temas son fundamentales para avanzar hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la agenda 2030.
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Con uno de los rendimientos por hectárea de plantación más productivos a nivel mundial, la industria de caña de azúcar en Guatemala representa más del 5 % del total de las exportaciones del país.
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Esta industria tiene un gran potencial de crecimiento en el sector energético. A través de la reutilización de los residuos de la caña, es posible producir biocombustibles como el etanol, cuya demanda está en aumento debido a los esfuerzos globales por la descarbonización y el uso de energías renovables.
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En Guatemala, hasta el 30 % de la demanda de energía eléctrica durante la zafra —de noviembre a mayo— se abastece mediante estos procesos derivados de la producción de azúcar.
Entre líneas. A inicios de mes, representantes de la industria azucarera guatemalteca participaron en un foro celebrado en Bruselas junto a varios diputados del Parlamento Europeo. La reunión tuvo como objetivo explorar oportunidades de colaboración entre Europa y Latinoamérica en los sectores de energía y la agroindustria.
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La eurodiputada y vicepresidenta del Partido Popular Europeo, Dolors Montserrat, organizó este evento al considerar que “el modelo medioambiental que la izquierda nos ha querido imponer ha fracasado”, según afirmó en una entrevista con El Debate.
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“Hay ideologías que piensan que la agricultura y la industria no deben avanzar, y convierten todo en un conflicto ideológico”, agregó. Esta perspectiva refleja el daño que la captura ideológica de la Agenda 2030 ha causado en los ODS del ámbito energético, industrial y económico.
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Según la parlamentaria, el exceso de regulaciones, burocracia e impuestos en Europa ha asfixiado tanto al sector agrícola de su región como al de Latinoamérica, que exporta gran parte de su producción al mercado europeo.
Voces. Para capitalizar las oportunidades que tiene en el ámbito de la energía y el aprovechamiento de sus recursos naturales, es crucial que el país se integre, a través de su industria —y cuerpo diplomático— en la extensa y compleja red de actores internacionales que impulsan las dinámicas geopolíticas y comerciales globales.
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Si los actores nacionales quedan fuera de estos espacios, se corre el riesgo de que personas y grupos ajenos a la realidad del país impulsen medidas que no favorecen el desarrollo.
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Para Alfredo Vila, presidente de Asazgua, los espacios de diálogo como los mencionados son cruciales para alcanzar este objetivo. “Las agendas globales deben adaptarse a las realidades de cada país, sin distorsionar ni politizar su propósito original”, señaló.
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Esta visión también es compartida por las autoridades del sector público. “Es una señal importantísima que Asazgua, como representante de la agroindustria de Guatemala, este trabajando proactivamente la Agenda 2030 con el sistema de Naciones Unidas”, afirmó la ministra de Ambiente, Patricia Orantes, al ser abordada por República en el evento convocado por UNDESA.
El balance. La Agenda 2030 y sus objetivos son, en esencia, un conjunto de metas generales diseñadas para guiar las políticas de desarrollo de los países. Es una herramienta flexible, no una estrategia rígida o detallada que deba implementarse estrictamente bajo las condiciones de grupos altamente ideologizados.
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Esta interpretación es el resultado de que, en efecto, muchos sectores hayan restado importancia a estos espacios, permitiendo que grupos ideologizados asumieran casi por completo el control de ellos.
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Establecer los medios para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 están sujetos, como cualquier política pública, al ejercicio democrático y soberano de las naciones que coordinan esfuerzos entre sí para obtener beneficios mutuos.
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Cada vez más, las relaciones geopolíticas y el comercio global ocupan un papel más prominente en las decisiones políticas de cada país. La única forma de reorientar el rumbo de dicha agenda, en beneficio de los ciudadanos, es atreviéndose a tomar esos espacios.
