En los últimos años, el gobierno del Partido Comunista de China (PCC) ha desplegado una estrategia silenciosa —pero constante— para ampliar su influencia política en Centroamérica. Guatemala, uno de los 12 países que reconoce a la República de China (Taiwán), se mantiene como objetivo clave. Actualmente, enfrenta una presión diplomática creciente para cambiar de aliado.
Por qué importa. La narrativa oficial del PCC promete desarrollo mediante proyectos de cooperación, comercio e infraestructura. Sin embargo, su influencia va más allá, pues apunta a expandir su presencia política y militar en la región. Honduras es un ejemplo.
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A través de distintos sectores, Pekín pretende cambiar la opinión pública de los guatemaltecos sobre el reconocimiento de Taiwán. Así, busca influir en las decisiones de los políticos y gobernantes.
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La China Global Television Network (CGTN) es la red internacional de medios de comunicación que está bajo el control del Departamento de Propaganda del PCC.
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En este canal se han intensificado los contenidos sobre Guatemala. En ellos se abordan los “beneficios” de reconocer el principio de una sola China.
Visto y no visto. Varios periodistas nacionales han recibido becas para conocer Pekín y participar en el China International Press Communication Center (CIPCC). Iniciativa que busca, según el gobierno chino, dar una visión multifacética de la nación y fomentar el intercambio cultural y profesional.
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Al no tener embajada en Guatemala, el PCC utiliza la de Costa Rica para gestionar los viajes. Todos los costos son cubiertos por China.
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La estadía en el país dura cuatro meses. Los periodistas, al regresar, retoman una nueva agenda editorial, que favorece al régimen comunista.
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Una estrategia similar se emplea para otorgar becas universitarias a guatemaltecos. Sin dejar por un lado los programas culturales, que dictan los Institutos Confucio.
Sí, pero. China comunista, más allá de la ofensiva comercial, ha invertido fuertemente en la diplomacia cultural y académica de toda la región. Estas iniciativas facilitaron el surgimiento de una generación de profesionales y funcionarios alineados a los intereses de Pekín.
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Los beneficiarios de estas “ayudas inmediatas” abogan por las posturas chinas en el país. Por ejemplo, en las universidades, cada vez hay más catedráticos formados por la China comunista.
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Ahora surgen Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que tienen programas especiales que favorecen el principio de una sola China.
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La influencia de China ya transformó la región: uno de los últimos países que resisten es Guatemala. El cambio de reconocimiento diplomático ya lo hicieron Panamá, El Salvador y Honduras.
En conclusión. Guatemala se mantiene como uno de los últimos países de Centroamérica que reconoce a Taiwán, pero la presión de China es constante y cada vez más sofisticada. El uso de medios, becas y programas culturales busca moldear percepciones. Asimismo, alinear a futuros líderes con los intereses de Pekín.
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La diplomacia cultural china ya dejó huella en universidades, medios y ONG en el país. Los resultados de cómo influyen estos actores son visibles en otras naciones que abandonaron a Taiwán.
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La diplomacia china opera con incentivos inmediatos, pero condiciona las decisiones futuras del país.
En los últimos años, el gobierno del Partido Comunista de China (PCC) ha desplegado una estrategia silenciosa —pero constante— para ampliar su influencia política en Centroamérica. Guatemala, uno de los 12 países que reconoce a la República de China (Taiwán), se mantiene como objetivo clave. Actualmente, enfrenta una presión diplomática creciente para cambiar de aliado.
Por qué importa. La narrativa oficial del PCC promete desarrollo mediante proyectos de cooperación, comercio e infraestructura. Sin embargo, su influencia va más allá, pues apunta a expandir su presencia política y militar en la región. Honduras es un ejemplo.
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A través de distintos sectores, Pekín pretende cambiar la opinión pública de los guatemaltecos sobre el reconocimiento de Taiwán. Así, busca influir en las decisiones de los políticos y gobernantes.
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En este canal se han intensificado los contenidos sobre Guatemala. En ellos se abordan los “beneficios” de reconocer el principio de una sola China.
Visto y no visto. Varios periodistas nacionales han recibido becas para conocer Pekín y participar en el China International Press Communication Center (CIPCC). Iniciativa que busca, según el gobierno chino, dar una visión multifacética de la nación y fomentar el intercambio cultural y profesional.
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Al no tener embajada en Guatemala, el PCC utiliza la de Costa Rica para gestionar los viajes. Todos los costos son cubiertos por China.
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La estadía en el país dura cuatro meses. Los periodistas, al regresar, retoman una nueva agenda editorial, que favorece al régimen comunista.
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Una estrategia similar se emplea para otorgar becas universitarias a guatemaltecos. Sin dejar por un lado los programas culturales, que dictan los Institutos Confucio.
Sí, pero. China comunista, más allá de la ofensiva comercial, ha invertido fuertemente en la diplomacia cultural y académica de toda la región. Estas iniciativas facilitaron el surgimiento de una generación de profesionales y funcionarios alineados a los intereses de Pekín.
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Los beneficiarios de estas “ayudas inmediatas” abogan por las posturas chinas en el país. Por ejemplo, en las universidades, cada vez hay más catedráticos formados por la China comunista.
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Ahora surgen Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que tienen programas especiales que favorecen el principio de una sola China.
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La influencia de China ya transformó la región: uno de los últimos países que resisten es Guatemala. El cambio de reconocimiento diplomático ya lo hicieron Panamá, El Salvador y Honduras.
En conclusión. Guatemala se mantiene como uno de los últimos países de Centroamérica que reconoce a Taiwán, pero la presión de China es constante y cada vez más sofisticada. El uso de medios, becas y programas culturales busca moldear percepciones. Asimismo, alinear a futuros líderes con los intereses de Pekín.
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La diplomacia cultural china ya dejó huella en universidades, medios y ONG en el país. Los resultados de cómo influyen estos actores son visibles en otras naciones que abandonaron a Taiwán.
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La diplomacia china opera con incentivos inmediatos, pero condiciona las decisiones futuras del país.