Política
Política
Empresa
Empresa
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial
Videos
Videos

Xiomara maniobra entre gigantes: cede ante Trump sin romper con China

.
Reynaldo Rodríguez
06 de julio, 2025

Desde su ascenso al poder en 2022, el gobierno de Xiomara Castro ha ejercido una política exterior con un fuerte despliegue ideológico. La presidenta, durante la administración Biden, se lanzó a explorar alianzas no tradicionales para el país sin desestabilizar el equilibrio de poder en la región. Sin embargo, con el regreso de Donald Trump a la presidencia de EE. UU., Honduras se vio en la posición de reconfigurar sus márgenes de maniobra.

Durante los primeros años de su gobierno, Castro aprovechó un contexto internacional bastante favorable. La administración Biden, más interesada en la estabilidad migratoria a través de la cooperación internacional, permitió que Honduras tejiera relaciones estrechas con China, llegando al punto de la ruptura con Taiwán en 2023. No solo eso, además viró la vista frente a la cercanía diplomática con el gobierno de Maduro. La firma de un acuerdo con China y los constantes diálogos para un TLC representaron una apertura sin precedentes hacia el gigante asiático, mientras que tomaba provecho de la consolidación a través del apoyo popular y escasa presión judicial. Esta expansión interna permitió que la política exterior de Honduras fuese una extensión del proyecto ideológico de Libre.

Un nuevo giro

Sin embargo, el tablero geopolítico dio un reacomodo abrupto en 2025. El regreso de Trump a la Casa Blanca significó una reinstauración de la lógica de condicionalidad como eje principal de la política hemisférica: con nosotros o en nuestra contra. Washington pasó de ser un actor distante a uno exigente con una política migratoria dura, medidas unilaterales y un lenguaje beligerante e incendiario hacia gobiernos de izquierda. Castro, enfrentada a una economía debilitada, a crisis internas de legitimidad, escándalos vinculados al narcotráfico y a una posible pugna de círculos familiares del oficialismo a través de lo judicial, ha tenido que girar su política exterior desde el desdoblamiento ideológico hacia el apaciguamiento funcional.

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER DE POLÍTICA

.

La nueva estrategia geopolítica empezó con la reversión de la cancelación del tratado de extradición, la cual fue anunciada en 2024 y suspendida a principios del 2025. Recientemente, los acuerdos migratorios, caracterizados por la agresividad unilateral americana, requieren el manejo del tránsito y reubicación de solicitantes de asilo rechazados por el sistema estadounidense. Aunque el gobierno hondureño ha negado formalmente haber firmado un acuerdo de este tipo, los hechos muestran una incapacidad de evitar la cooperación estructural con la administración Trump. Para Honduras, esta ha sido una ficha de cambio para obtener tolerancia frente a la amenaza tarifaria y los bajos prospectos de ganar la próxima elección. Por tanto, Honduras está asumiendo el rol de operador migratorio de Trump hasta este noviembre.

Este viraje no significa una renuncia definitiva a su proyecto exterior original. La reciente firma de nuevos acuerdos técnicos y financieros con China indica que el gobierno busca mantener viva su agenda alternativa mientras hace lo mínimo para mantener contento al Tío Sam. No obstante, el margen es cada vez más reducido. Enfrentada a un Trump menos tolerante, y ante un ciclo electoral pesimista inminente, la administración Castro ha optado por “jugar panza arriba”: ceder en lo táctico para ganar tiempo y establecer un entramado de política exterior complejo de revertir.

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER DE POLÍTICA

Xiomara maniobra entre gigantes: cede ante Trump sin romper con China

.
Reynaldo Rodríguez
06 de julio, 2025

Desde su ascenso al poder en 2022, el gobierno de Xiomara Castro ha ejercido una política exterior con un fuerte despliegue ideológico. La presidenta, durante la administración Biden, se lanzó a explorar alianzas no tradicionales para el país sin desestabilizar el equilibrio de poder en la región. Sin embargo, con el regreso de Donald Trump a la presidencia de EE. UU., Honduras se vio en la posición de reconfigurar sus márgenes de maniobra.

Durante los primeros años de su gobierno, Castro aprovechó un contexto internacional bastante favorable. La administración Biden, más interesada en la estabilidad migratoria a través de la cooperación internacional, permitió que Honduras tejiera relaciones estrechas con China, llegando al punto de la ruptura con Taiwán en 2023. No solo eso, además viró la vista frente a la cercanía diplomática con el gobierno de Maduro. La firma de un acuerdo con China y los constantes diálogos para un TLC representaron una apertura sin precedentes hacia el gigante asiático, mientras que tomaba provecho de la consolidación a través del apoyo popular y escasa presión judicial. Esta expansión interna permitió que la política exterior de Honduras fuese una extensión del proyecto ideológico de Libre.

Un nuevo giro

Sin embargo, el tablero geopolítico dio un reacomodo abrupto en 2025. El regreso de Trump a la Casa Blanca significó una reinstauración de la lógica de condicionalidad como eje principal de la política hemisférica: con nosotros o en nuestra contra. Washington pasó de ser un actor distante a uno exigente con una política migratoria dura, medidas unilaterales y un lenguaje beligerante e incendiario hacia gobiernos de izquierda. Castro, enfrentada a una economía debilitada, a crisis internas de legitimidad, escándalos vinculados al narcotráfico y a una posible pugna de círculos familiares del oficialismo a través de lo judicial, ha tenido que girar su política exterior desde el desdoblamiento ideológico hacia el apaciguamiento funcional.

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER DE POLÍTICA

.

La nueva estrategia geopolítica empezó con la reversión de la cancelación del tratado de extradición, la cual fue anunciada en 2024 y suspendida a principios del 2025. Recientemente, los acuerdos migratorios, caracterizados por la agresividad unilateral americana, requieren el manejo del tránsito y reubicación de solicitantes de asilo rechazados por el sistema estadounidense. Aunque el gobierno hondureño ha negado formalmente haber firmado un acuerdo de este tipo, los hechos muestran una incapacidad de evitar la cooperación estructural con la administración Trump. Para Honduras, esta ha sido una ficha de cambio para obtener tolerancia frente a la amenaza tarifaria y los bajos prospectos de ganar la próxima elección. Por tanto, Honduras está asumiendo el rol de operador migratorio de Trump hasta este noviembre.

Este viraje no significa una renuncia definitiva a su proyecto exterior original. La reciente firma de nuevos acuerdos técnicos y financieros con China indica que el gobierno busca mantener viva su agenda alternativa mientras hace lo mínimo para mantener contento al Tío Sam. No obstante, el margen es cada vez más reducido. Enfrentada a un Trump menos tolerante, y ante un ciclo electoral pesimista inminente, la administración Castro ha optado por “jugar panza arriba”: ceder en lo táctico para ganar tiempo y establecer un entramado de política exterior complejo de revertir.

¿Quiere recibir notificaciones de alertas?