El acceso confiable a la energía eléctrica no es solo una cuestión de infraestructura: es una vía directa al desarrollo económico y humano. Desde la industria hasta el emprendimiento comunitario, la electricidad impulsa una transformación silenciosa pero profunda. Durante el República Summit Sostenibilidad 2025, Energía para todos, se discutió el tema.
Por qué importa. El acceso a electricidad no solo potencia la industria, también cambia vidas, crea empleos, mejora la salud y democratiza el conocimiento. Este avance ha sido posible gracias a un sistema mixto eficiente que hoy enfrenta nuevos desafíos. En la conversación participaron Enrique Crespo, CEO de CMI Capital, Luis Fernando Leal, director de Magdalena, Raúl Buscayrol, presidente de la Cámara de Industria de Guatemala y José Antonio Castillo, vicepresidente corporativo de Castillo Hermanos.
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El panel “Energía accesible, oportunidades para todos" fue moderado por Rodrígo Arenas, presidente editor de República.
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“Pasamos del 54 % al 92 % de electrificación”, señaló Leal, destacando el impacto del marco regulatorio en permitir libertad y certeza entre actores privados. La electricidad habilita servicios clave en salud, educación y negocios. “Sin ella no hay fábricas ni panaderías”, resumió Raúl Buscayrol, presidente de CIG.
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El acceso confiable permite movilidad social. “El horno de una microempresaria depende de energía barata y estable”, enfatizó Crespo.
Lo indispensable. Guatemala posee uno de los sistemas eléctricos más eficientes de Centroamérica, gracias a una institucionalidad sólida y la participación activa del sector privado. Esa combinación permite tarifas competitivas, cobertura creciente y una matriz energética diversificada.
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“En el sector eléctrico, el operador del sistema es privado, y el regulador público funciona técnicamente bien”, dijo Buscayrol al defender el modelo.
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Arenas enfatizó que “lo que no se defiende se pierde” y urgió a blindar la institucionalidad eléctrica.
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Guatemala resistió crisis energéticas regionales por su matriz mixta. “Mientras Ecuador tuvo apagones de 12 horas, aquí no pasó nada”, subrayó Arenas.
Punto de fricción. A pesar de los logros, persisten retos: aún el 8 % de la población no tiene electricidad, y hay zonas donde el uso de leña sigue siendo común. Además, crecen las críticas contra la participación empresarial en infraestructura estratégica, lo que podría erosionar avances logrados.
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Se señalaron ataques sistemáticos al rol del sector privado en infraestructura, incluyendo energía, puertos y aeropuertos.
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“Si el sistema eléctrico funcionara como los puertos, perderíamos décadas de progreso”, alertó Buscayrol, aludiendo a los riesgos del estatismo.
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Las inversiones en transmisión y calidad energética son urgentes. “La industria del futuro exige energía estable y limpia”, agregó.
Detrás de escena. Más allá de cifras y megavatios, la conversación en panel se centró en cómo la energía transforma vidas y permite el crecimiento desde las comunidades más alejadas.
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Arenas destacó que “las instituciones que funcionan en Guatemala tienen al sector privado dentro”, y defendió que el sistema eléctrico es uno de los mejores ejemplos de gobernanza técnica y eficiente en el país.
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El panel estuvo conformado por líderes de empresas con experiencia en generación, distribución y consumo de energía. La diversidad de enfoques permitió abordar temas como cobertura, certeza jurídica, acceso y sostenibilidad, desde casos concretos y experiencias de largo plazo.
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Se destacaron ejemplos como la electrificación de comunidades rurales, el crecimiento de tiendas de barrio con refrigeración y el surgimiento de pequeños negocios como panaderías y tiendas. Estos casos fueron presentados como evidencia del vínculo entre energía, productividad y desarrollo inclusivo.
Lo que sigue. Guatemala está en un punto de inflexión. Si mantiene su apertura al capital privado, refuerza su marco normativo y apuesta por la innovación tecnológica, podrá consolidarse como referente regional. Pero si cede a presiones, podría hipotecar su desarrollo energético.
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La electrificación rural aún necesita inversión focalizada. “Faltan hogares sin acceso”, recordó Buscayrol.
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Nuevas industrias, como centros de datos y movilidad eléctrica, demandarán energía de calidad, a precios competitivos.
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“Creemos en inversiones que generen prosperidad”, enfatizó Crespo, señalando que más de 1200 Casas del Pollo, emprendimientos operados por mujeres en su mayoría, operan gracias a energía confiable.
El acceso confiable a la energía eléctrica no es solo una cuestión de infraestructura: es una vía directa al desarrollo económico y humano. Desde la industria hasta el emprendimiento comunitario, la electricidad impulsa una transformación silenciosa pero profunda. Durante el República Summit Sostenibilidad 2025, Energía para todos, se discutió el tema.
Por qué importa. El acceso a electricidad no solo potencia la industria, también cambia vidas, crea empleos, mejora la salud y democratiza el conocimiento. Este avance ha sido posible gracias a un sistema mixto eficiente que hoy enfrenta nuevos desafíos. En la conversación participaron Enrique Crespo, CEO de CMI Capital, Luis Fernando Leal, director de Magdalena, Raúl Buscayrol, presidente de la Cámara de Industria de Guatemala y José Antonio Castillo, vicepresidente corporativo de Castillo Hermanos.
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El panel “Energía accesible, oportunidades para todos" fue moderado por Rodrígo Arenas, presidente editor de República.
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“Pasamos del 54 % al 92 % de electrificación”, señaló Leal, destacando el impacto del marco regulatorio en permitir libertad y certeza entre actores privados. La electricidad habilita servicios clave en salud, educación y negocios. “Sin ella no hay fábricas ni panaderías”, resumió Raúl Buscayrol, presidente de CIG.
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El acceso confiable permite movilidad social. “El horno de una microempresaria depende de energía barata y estable”, enfatizó Crespo.
Lo indispensable. Guatemala posee uno de los sistemas eléctricos más eficientes de Centroamérica, gracias a una institucionalidad sólida y la participación activa del sector privado. Esa combinación permite tarifas competitivas, cobertura creciente y una matriz energética diversificada.
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“En el sector eléctrico, el operador del sistema es privado, y el regulador público funciona técnicamente bien”, dijo Buscayrol al defender el modelo.
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Arenas enfatizó que “lo que no se defiende se pierde” y urgió a blindar la institucionalidad eléctrica.
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Guatemala resistió crisis energéticas regionales por su matriz mixta. “Mientras Ecuador tuvo apagones de 12 horas, aquí no pasó nada”, subrayó Arenas.
Punto de fricción. A pesar de los logros, persisten retos: aún el 8 % de la población no tiene electricidad, y hay zonas donde el uso de leña sigue siendo común. Además, crecen las críticas contra la participación empresarial en infraestructura estratégica, lo que podría erosionar avances logrados.
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Se señalaron ataques sistemáticos al rol del sector privado en infraestructura, incluyendo energía, puertos y aeropuertos.
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“Si el sistema eléctrico funcionara como los puertos, perderíamos décadas de progreso”, alertó Buscayrol, aludiendo a los riesgos del estatismo.
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Las inversiones en transmisión y calidad energética son urgentes. “La industria del futuro exige energía estable y limpia”, agregó.
Detrás de escena. Más allá de cifras y megavatios, la conversación en panel se centró en cómo la energía transforma vidas y permite el crecimiento desde las comunidades más alejadas.
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Arenas destacó que “las instituciones que funcionan en Guatemala tienen al sector privado dentro”, y defendió que el sistema eléctrico es uno de los mejores ejemplos de gobernanza técnica y eficiente en el país.
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El panel estuvo conformado por líderes de empresas con experiencia en generación, distribución y consumo de energía. La diversidad de enfoques permitió abordar temas como cobertura, certeza jurídica, acceso y sostenibilidad, desde casos concretos y experiencias de largo plazo.
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Se destacaron ejemplos como la electrificación de comunidades rurales, el crecimiento de tiendas de barrio con refrigeración y el surgimiento de pequeños negocios como panaderías y tiendas. Estos casos fueron presentados como evidencia del vínculo entre energía, productividad y desarrollo inclusivo.
Lo que sigue. Guatemala está en un punto de inflexión. Si mantiene su apertura al capital privado, refuerza su marco normativo y apuesta por la innovación tecnológica, podrá consolidarse como referente regional. Pero si cede a presiones, podría hipotecar su desarrollo energético.
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La electrificación rural aún necesita inversión focalizada. “Faltan hogares sin acceso”, recordó Buscayrol.
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Nuevas industrias, como centros de datos y movilidad eléctrica, demandarán energía de calidad, a precios competitivos.
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“Creemos en inversiones que generen prosperidad”, enfatizó Crespo, señalando que más de 1200 Casas del Pollo, emprendimientos operados por mujeres en su mayoría, operan gracias a energía confiable.