No cabe duda que los acontecimientos suscitados a raíz de la aparición del covid-19, han producido un aumento notable de trastornos emocionales en muchas personas. La depresión, los cuadros ansiosos y el miedo son algunos de ellos.
Los trastornos depresivos son una desregulación disruptiva del estado anímico. En otras palabras, la depresión es una alteración emocional que se puede describir como el hecho de sentirse triste, melancólico, infeliz, abatido o derrumbado.
Existen varios tipos de depresión, según sea la durabilidad o la intensidad de los síntomas. Pili Biba, psicóloga guatemalteca, conversó con República al respecto.
“Está la depresión que se presenta como un episodio único y que puede durar hasta dos semanas. En este tipo de depresión las personas muestran un estado anímico bajo. Asimismo, desinterés por las actividades normales de la vida cotidiana, descuido físico, agotamiento, insomnio o deseo de dormir en exceso”, indicó la psicóloga.
Otros trastornos depresivos que existen son: la depresión mayor y la distimia. En el primero la alteración emocional puede durar más de 14 días, incluso meses. Mientras que en el segundo, los padecimientos de tristeza o desánimo son constantes y pueden durar hasta dos años.
Depresión, un trastorno emocional
La palabra “depresión” se ha convertido en un término cotidiano, que se utiliza en cualquier conversación y a menudo, se usa de una forma inapropiada. De ahí la importancia de tener claro qué es en realidad una depresión.
Por lo general los síntomas de la depresión invaden todos los momentos del día y todos los ámbitos de la vida de quien la padece. Sus manifestaciones son: intensas, persistentes y duraderas.
Depresión, una palabra impactante
La palabra depresión pesa en el comportamiento. Hay situaciones vitales normales, como un duelo por una pérdida significativa, un infortunio que pueden ocasionar tristeza, preocupación, abatimiento o infelicidad. Es importante no confundir estas reacciones con una depresión.
“Las dificultades económicas, las preocupaciones y otras circunstancias externas pueden influir en la aparición de una depresión. Sin embargo, ésta también puede surgir de frases como: me siento deprimido“, dijo Pili Biba.
Miedo, otra reacción emocional
El ser humano es vulnerable a los cambios. Para bien o para mal, cada persona tiene sus propias ideas o percepciones para hacer frente a las circunstancias de la vida. El miedo es otra de las respuestas emocionales que pueden producirse ante los acontecimientos actuales.
“El miedo asegura nuestra supervivencia. Es una reacción natural que nos pone en alerta ante situaciones que consideramos como una amenaza real o imaginaria. El miedo en la vida nos sirve como un motor para seguir avanzando o como un paralizante que nos frena”, explicó la psicóloga.
Posibles alteraciones
Situaciones como el análisis de los protocolos del retorno a la “normalidad”, puede causar algunas alteraciones emocionales. Como individuos fue una novedad el confinamiento, las consecuencias de la pandemia y la desescalada.
“El covid-19 impactó a la humanidad. Eventos cancelados, viajes reprogramados, proyectos que no pudimos realizar, pero principalmente la privación a nuestra libertad. Este tipo de limitaciones, pueden provocar un estado anímico bajo”, comentó la psicóloga.
El camino hacia la normalidad” está cargado de dudas. Muchas personas se están preguntando si volverán a su antiguo trabajo, qué pasará si la empresa donde trabajaban cerró definitivamente, y si podrían hacer su vida normal.
¿Cómo lidiar con la “nueva” cotidianidad?
Aprender a afrontar, sobrellevar y cuidarnos del coronavirus ha implicado un gran reto a nivel emocional. En el camino hemos ido afrontando desafíos y aprendiendo a jugar nuevos roles.
Según la psicóloga Pili Biba, hay un antes y un después de la pandemia. El ajuste y la adaptación ha sido algo particular en cada persona. “Es evidente que la experiencia colectiva que hemos vivido va a cambiar muchas de nuestras costumbres y comportamientos”, comentó.
En el tema del carácter, este puede llegar a cambiar por decisión propia. La psicóloga dijo que es importante diferenciar el temperamento y el carácter. Ambos vienen del consenso de nuestra base biológica con las influencias de nuestro entorno.
“Si tenemos pensamientos pesimistas, evidentemente nuestro carácter va cambiar negativamente. Pero si por el contrario mejoramos nuestra actitud, obtendremos buenos resultados a nivel emocional”, explicó Biba.
En este momento la gestión emocional es clave para afrontar con mayor efectividad esta crisis y hacerle frente a la “nueva” normalidad. En situaciones de incertidumbre como la actual, necesitamos pasar a la acción y descargar emocionalmente nuestro estrés de manera positiva.
Si realmente estamos comprometidos con poner lo mejor de nosotros, el primer paso es hacernos cargo de nuestra propia gestión emocional, ponerle cuerpo, disciplina y voluntad, para poder actuar luego con mayor empatía, comprensión y paciencia.
Es importante ser optimistas y quedarnos siempre con la parte positiva de la situación.
“Hay que ser compasivos con nosotros mismos. Se vale que tengamos miedo a lo desconocido, pero estando conscientes y sobretodo alertas de nuestras emociones. Debemos velar por una congruencia emocional ante lo que estamos viviendo”, resaltó Pili Biba.
Es fundamental tener conciencia de la situación real, sin alarmismos catastróficos. Para lidiar con la nueva “normalidad” debemos conocer sus características concretas. Es importante estar abiertos al cambio.
Debemos reinventarnos y aprovechar la crisis para aprender habilidades necesarias en un mundo distinto, es importante contar con un plan. Además, tenemos que fomentar el apoyo y solidarizarnos con los demás.
No cabe duda que los acontecimientos suscitados a raíz de la aparición del covid-19, han producido un aumento notable de trastornos emocionales en muchas personas. La depresión, los cuadros ansiosos y el miedo son algunos de ellos.
Los trastornos depresivos son una desregulación disruptiva del estado anímico. En otras palabras, la depresión es una alteración emocional que se puede describir como el hecho de sentirse triste, melancólico, infeliz, abatido o derrumbado.
Existen varios tipos de depresión, según sea la durabilidad o la intensidad de los síntomas. Pili Biba, psicóloga guatemalteca, conversó con República al respecto.
“Está la depresión que se presenta como un episodio único y que puede durar hasta dos semanas. En este tipo de depresión las personas muestran un estado anímico bajo. Asimismo, desinterés por las actividades normales de la vida cotidiana, descuido físico, agotamiento, insomnio o deseo de dormir en exceso”, indicó la psicóloga.
Otros trastornos depresivos que existen son: la depresión mayor y la distimia. En el primero la alteración emocional puede durar más de 14 días, incluso meses. Mientras que en el segundo, los padecimientos de tristeza o desánimo son constantes y pueden durar hasta dos años.
Depresión, un trastorno emocional
La palabra “depresión” se ha convertido en un término cotidiano, que se utiliza en cualquier conversación y a menudo, se usa de una forma inapropiada. De ahí la importancia de tener claro qué es en realidad una depresión.
Por lo general los síntomas de la depresión invaden todos los momentos del día y todos los ámbitos de la vida de quien la padece. Sus manifestaciones son: intensas, persistentes y duraderas.
Depresión, una palabra impactante
La palabra depresión pesa en el comportamiento. Hay situaciones vitales normales, como un duelo por una pérdida significativa, un infortunio que pueden ocasionar tristeza, preocupación, abatimiento o infelicidad. Es importante no confundir estas reacciones con una depresión.
“Las dificultades económicas, las preocupaciones y otras circunstancias externas pueden influir en la aparición de una depresión. Sin embargo, ésta también puede surgir de frases como: me siento deprimido“, dijo Pili Biba.
Miedo, otra reacción emocional
El ser humano es vulnerable a los cambios. Para bien o para mal, cada persona tiene sus propias ideas o percepciones para hacer frente a las circunstancias de la vida. El miedo es otra de las respuestas emocionales que pueden producirse ante los acontecimientos actuales.
“El miedo asegura nuestra supervivencia. Es una reacción natural que nos pone en alerta ante situaciones que consideramos como una amenaza real o imaginaria. El miedo en la vida nos sirve como un motor para seguir avanzando o como un paralizante que nos frena”, explicó la psicóloga.
Posibles alteraciones
Situaciones como el análisis de los protocolos del retorno a la “normalidad”, puede causar algunas alteraciones emocionales. Como individuos fue una novedad el confinamiento, las consecuencias de la pandemia y la desescalada.
“El covid-19 impactó a la humanidad. Eventos cancelados, viajes reprogramados, proyectos que no pudimos realizar, pero principalmente la privación a nuestra libertad. Este tipo de limitaciones, pueden provocar un estado anímico bajo”, comentó la psicóloga.
El camino hacia la normalidad” está cargado de dudas. Muchas personas se están preguntando si volverán a su antiguo trabajo, qué pasará si la empresa donde trabajaban cerró definitivamente, y si podrían hacer su vida normal.
¿Cómo lidiar con la “nueva” cotidianidad?
Aprender a afrontar, sobrellevar y cuidarnos del coronavirus ha implicado un gran reto a nivel emocional. En el camino hemos ido afrontando desafíos y aprendiendo a jugar nuevos roles.
Según la psicóloga Pili Biba, hay un antes y un después de la pandemia. El ajuste y la adaptación ha sido algo particular en cada persona. “Es evidente que la experiencia colectiva que hemos vivido va a cambiar muchas de nuestras costumbres y comportamientos”, comentó.
En el tema del carácter, este puede llegar a cambiar por decisión propia. La psicóloga dijo que es importante diferenciar el temperamento y el carácter. Ambos vienen del consenso de nuestra base biológica con las influencias de nuestro entorno.
“Si tenemos pensamientos pesimistas, evidentemente nuestro carácter va cambiar negativamente. Pero si por el contrario mejoramos nuestra actitud, obtendremos buenos resultados a nivel emocional”, explicó Biba.
En este momento la gestión emocional es clave para afrontar con mayor efectividad esta crisis y hacerle frente a la “nueva” normalidad. En situaciones de incertidumbre como la actual, necesitamos pasar a la acción y descargar emocionalmente nuestro estrés de manera positiva.
Si realmente estamos comprometidos con poner lo mejor de nosotros, el primer paso es hacernos cargo de nuestra propia gestión emocional, ponerle cuerpo, disciplina y voluntad, para poder actuar luego con mayor empatía, comprensión y paciencia.
Es importante ser optimistas y quedarnos siempre con la parte positiva de la situación.
“Hay que ser compasivos con nosotros mismos. Se vale que tengamos miedo a lo desconocido, pero estando conscientes y sobretodo alertas de nuestras emociones. Debemos velar por una congruencia emocional ante lo que estamos viviendo”, resaltó Pili Biba.
Es fundamental tener conciencia de la situación real, sin alarmismos catastróficos. Para lidiar con la nueva “normalidad” debemos conocer sus características concretas. Es importante estar abiertos al cambio.
Debemos reinventarnos y aprovechar la crisis para aprender habilidades necesarias en un mundo distinto, es importante contar con un plan. Además, tenemos que fomentar el apoyo y solidarizarnos con los demás.