Latinoamérica y EE.UU. en “La guerra de acero” contra China
El dumping de acero chino ha expandido el nacionalismo económico en la región.
Con la ayuda de subsidios estatales, China exporta productos a precios inferiores a los de su mercado interno y a sus costos de producción. Como el mayor productor de acero del mundo, el gigante asiático es acusado de saturar los mercados globales con su acero. Esta situación ha llevado a varios gobiernos a adoptar medidas dirigidas a proteger sus industrias locales frente a lo que consideran prácticas comerciales anticompetitivas por parte de China.
Es noticia. Esta semana, el Ministerio de Economía de Guatemala anunció el inicio de una investigación para evaluar si las importaciones de acero galvanizado chino están perjudicando a los fabricantes locales.
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Las revisiones preliminares sugieren que el ingreso de estos productos ha reducido –artificiosamente– los precios nacionales en más de un 15 %, generando preocupación sobre la viabilidad futura de la industria siderúrgica del país.
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Las importaciones guatemaltecas de hierro y acero provenientes de China han experimentado un crecimiento considerable en los últimos años. Para 2023, estas importaciones alcanzaron aproximadamente los USD 547M, representando el 46 % del total de las importaciones de hierro y acero del país.
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Aunque esta situación podría cambiar pronto, Guatemala aún no ha impuesto aranceles o restricciones específicas a las exportaciones de acero chino. Washington –probablemente– seguirá de cerca esta situación, ya que Guatemala, como miembro de CAFTA-DR, goza de un acceso privilegiado al mercado estadounidense. Esta situación podría ser aprovechada por China para eludir los aranceles de Estados Unidos, una estrategia que ya ha utilizado con anterioridad a través de México.
Panorama. La producción de acero de China representa más del 50 % del total mundial, superando las 1000M de toneladas métricas anuales. Sin embargo, su demanda interna no es capaz de absorber este volumen de producción, lo que genera un excedente que se exporta a precios que, con frecuencia, no reflejan los costos reales de producción.
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Latinoamérica se ha convertido en un destino clave para el acero chino. Las exportaciones de acero chino a la región han aumentado más del 400 % en la última década.
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En EE. UU., la industria siderúrgica ha experimentado una significativa caída en la producción durante las últimas décadas, en gran medida, debido a la desestabilización de los precios provocada por las importaciones de acero chino.
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La diferencia de precio entre el acero producido en China y el fabricado en EE. UU. ha llegado, en ocasiones, a ser del 20-30%.
Por qué importa. En muchos países de Latinoamérica, los productores de acero se han visto obligados a reducir la producción, despedir trabajadores –e incluso–, a cerrar plantas, debido a su incapacidad para competir con los precios artificialmente bajos del acero chino.
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En respuesta a estos desafíos, EE. UU. –junto a países como Brasil, Argentina y Colombia– han implementado aranceles y restricciones comerciales con el objetivo de limitar la entrada de acero chino en sus mercados.
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Sin embargo, estas medidas también han contribuido al aumento de precios para consumidores y empresas que dependen del acero para la construcción y la manufactura. Varios expertos han advertido que, aunque los aranceles puedan beneficiar a los productores domésticos a corto plazo, podrían provocar represalias por parte de China y potencialmente desestabilizar el comercio y las cadenas de suministro globales.
Balance. En el hemisferio occidental, la respuesta política al dumping de acero chino ha sido mixta. Mientras que Washington está plenamente comprometido con su guerra comercial contra Pekín, la mayoría de los países en Latinoamérica han sido más cautelosos y moderados al imponer barreras comerciales.
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Muchas industrias en la región dependen –grandemente– de la inversión china. El gigante asiático se ha convertido en un comprador, cada vez más destacado, de las exportaciones latinoamericanas, especialmente de productos básicos clave como la soja, el cobre y el petróleo.
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Por lo tanto, los gobiernos de la región deben equilibrar cuidadosamente la necesidad de proteger sus industrias nacionales con el deseo de mantener sólidos lazos económicos con China.
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A medida que el mercado global del acero sigue evolucionando, es probable que las tensiones entre el libre comercio y el proteccionismo se intensifiquen. El futuro de la industria siderúrgica en la región dependerá de la capacidad de sus líderes para navegar con habilidad por este complejo panorama económico, mientras salvaguardan los intereses de sus trabajadores y empresas locales.
Latinoamérica y EE.UU. en “La guerra de acero” contra China
El dumping de acero chino ha expandido el nacionalismo económico en la región.
Con la ayuda de subsidios estatales, China exporta productos a precios inferiores a los de su mercado interno y a sus costos de producción. Como el mayor productor de acero del mundo, el gigante asiático es acusado de saturar los mercados globales con su acero. Esta situación ha llevado a varios gobiernos a adoptar medidas dirigidas a proteger sus industrias locales frente a lo que consideran prácticas comerciales anticompetitivas por parte de China.
Es noticia. Esta semana, el Ministerio de Economía de Guatemala anunció el inicio de una investigación para evaluar si las importaciones de acero galvanizado chino están perjudicando a los fabricantes locales.
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Las revisiones preliminares sugieren que el ingreso de estos productos ha reducido –artificiosamente– los precios nacionales en más de un 15 %, generando preocupación sobre la viabilidad futura de la industria siderúrgica del país.
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Las importaciones guatemaltecas de hierro y acero provenientes de China han experimentado un crecimiento considerable en los últimos años. Para 2023, estas importaciones alcanzaron aproximadamente los USD 547M, representando el 46 % del total de las importaciones de hierro y acero del país.
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Aunque esta situación podría cambiar pronto, Guatemala aún no ha impuesto aranceles o restricciones específicas a las exportaciones de acero chino. Washington –probablemente– seguirá de cerca esta situación, ya que Guatemala, como miembro de CAFTA-DR, goza de un acceso privilegiado al mercado estadounidense. Esta situación podría ser aprovechada por China para eludir los aranceles de Estados Unidos, una estrategia que ya ha utilizado con anterioridad a través de México.
Panorama. La producción de acero de China representa más del 50 % del total mundial, superando las 1000M de toneladas métricas anuales. Sin embargo, su demanda interna no es capaz de absorber este volumen de producción, lo que genera un excedente que se exporta a precios que, con frecuencia, no reflejan los costos reales de producción.
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Latinoamérica se ha convertido en un destino clave para el acero chino. Las exportaciones de acero chino a la región han aumentado más del 400 % en la última década.
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En EE. UU., la industria siderúrgica ha experimentado una significativa caída en la producción durante las últimas décadas, en gran medida, debido a la desestabilización de los precios provocada por las importaciones de acero chino.
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La diferencia de precio entre el acero producido en China y el fabricado en EE. UU. ha llegado, en ocasiones, a ser del 20-30%.
Por qué importa. En muchos países de Latinoamérica, los productores de acero se han visto obligados a reducir la producción, despedir trabajadores –e incluso–, a cerrar plantas, debido a su incapacidad para competir con los precios artificialmente bajos del acero chino.
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En respuesta a estos desafíos, EE. UU. –junto a países como Brasil, Argentina y Colombia– han implementado aranceles y restricciones comerciales con el objetivo de limitar la entrada de acero chino en sus mercados.
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Sin embargo, estas medidas también han contribuido al aumento de precios para consumidores y empresas que dependen del acero para la construcción y la manufactura. Varios expertos han advertido que, aunque los aranceles puedan beneficiar a los productores domésticos a corto plazo, podrían provocar represalias por parte de China y potencialmente desestabilizar el comercio y las cadenas de suministro globales.
Balance. En el hemisferio occidental, la respuesta política al dumping de acero chino ha sido mixta. Mientras que Washington está plenamente comprometido con su guerra comercial contra Pekín, la mayoría de los países en Latinoamérica han sido más cautelosos y moderados al imponer barreras comerciales.
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Muchas industrias en la región dependen –grandemente– de la inversión china. El gigante asiático se ha convertido en un comprador, cada vez más destacado, de las exportaciones latinoamericanas, especialmente de productos básicos clave como la soja, el cobre y el petróleo.
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Por lo tanto, los gobiernos de la región deben equilibrar cuidadosamente la necesidad de proteger sus industrias nacionales con el deseo de mantener sólidos lazos económicos con China.
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A medida que el mercado global del acero sigue evolucionando, es probable que las tensiones entre el libre comercio y el proteccionismo se intensifiquen. El futuro de la industria siderúrgica en la región dependerá de la capacidad de sus líderes para navegar con habilidad por este complejo panorama económico, mientras salvaguardan los intereses de sus trabajadores y empresas locales.