“Raíces” reconfigura el oficialismo: discurso común, pero con fisuras amenazantes
Aunque insisten en que continúan cohesionados como bloque dentro del Congreso, resulta difícil pensar que la creación de la nueva agrupación —Raíces—, liderada por Samuel Pérez, no tendrá repercusiones en el corto plazo. Es evidente que no comparten la misma visión política que los unía al asumir como diputados oficialistas.
Por qué importa. Desde el 14 de enero de 2024, el oficialismo ha registrado pocas victorias políticas. La inexperiencia de algunos de sus integrantes, sumada a resoluciones judiciales que los dejaron como diputados independientes, lo que les impidió optar a cargos en la Junta Directiva y a comisiones importantes, ha limitado su capacidad de acción legislativa.
- No obstante, las diferencias entre los diputados que apuestan por una nueva plataforma con miras a 2027 a través de “Raíces” y aquellos que buscan revitalizar la agrupación original podrían hacerse más evidentes con el paso del tiempo.
- Actualmente, el Congreso está en receso parlamentario, enfocado en el trabajo en comisiones, pero será en agosto —al reanudar las sesiones en el hemiciclo— cuando se pondrá a prueba cómo gestionan esas diferencias internas.
- Ayer, Samuel Pérez y algunos de sus compañeros de la nueva agrupación, participaron en la presentación de una iniciativa de ley liderada por Duvalier Castañón, quien forma parte del grupo cercano al ministro de Desarrollo, Abelardo Pinto. La escena reflejó un claro intento por mostrar unidad dentro del bloque.
Voces. Pérez, secretario general del grupo promotor de la nueva agrupación política “Raíces”, fue consultado por los medios de comunicación sobre la cohesión del bloque oficialista. Aseguró que los 23 votos continuarán votando en la misma línea.
- “Nosotros mantenemos la bancada de 23 diputados y así vamos a seguir trabajando, independientemente de las decisiones sobre el futuro del grupo político”, declaró.
- El congresista aseguró que seguirán enfocados en la fiscalización y en acompañar gestiones en diversos municipios.
- No obstante, temas clave como la discusión del presupuesto general 2026 comienzan a perfilarse como verdaderas pruebas de fuego para la cohesión del bloque. Las tensiones internas podrían traducirse en una menor capacidad de impulsar o defender las prioridades de la administración de Bernardo Arévalo.
En conclusión. El oficialismo enfrenta un nuevo desafío interno que podría tener un costo político significativo si las divisiones continúan profundizándose. Aunque el discurso público insiste en la unidad del bloque y apoyo a la gestión del mandatario, la creación de “Raíces” evidencia fracturas que podrían debilitar su capacidad de negociación, articulación y proyección electoral.
- A medida que se acerquen decisiones clave —como la discusión del presupuesto 2026—, estas tensiones internas podrían traducirse en votos divididos y pérdida de influencia tanto dentro del Congreso como ante la ciudadanía.
- El segundo período ordinario de sesiones podría ser determinante para observar si logran tener una colaboración funcionar o si el proyecto político que los unió termina fragmentado.
- De llegar a este punto no solo estaría en riesgo la cohesión del grupo, sino también la capacidad del Ejecutivo para avanzar en su agenda y responder a las demandas ciudadanas con efectividad.
“Raíces” reconfigura el oficialismo: discurso común, pero con fisuras amenazantes
Aunque insisten en que continúan cohesionados como bloque dentro del Congreso, resulta difícil pensar que la creación de la nueva agrupación —Raíces—, liderada por Samuel Pérez, no tendrá repercusiones en el corto plazo. Es evidente que no comparten la misma visión política que los unía al asumir como diputados oficialistas.
Por qué importa. Desde el 14 de enero de 2024, el oficialismo ha registrado pocas victorias políticas. La inexperiencia de algunos de sus integrantes, sumada a resoluciones judiciales que los dejaron como diputados independientes, lo que les impidió optar a cargos en la Junta Directiva y a comisiones importantes, ha limitado su capacidad de acción legislativa.
- No obstante, las diferencias entre los diputados que apuestan por una nueva plataforma con miras a 2027 a través de “Raíces” y aquellos que buscan revitalizar la agrupación original podrían hacerse más evidentes con el paso del tiempo.
- Actualmente, el Congreso está en receso parlamentario, enfocado en el trabajo en comisiones, pero será en agosto —al reanudar las sesiones en el hemiciclo— cuando se pondrá a prueba cómo gestionan esas diferencias internas.
- Ayer, Samuel Pérez y algunos de sus compañeros de la nueva agrupación, participaron en la presentación de una iniciativa de ley liderada por Duvalier Castañón, quien forma parte del grupo cercano al ministro de Desarrollo, Abelardo Pinto. La escena reflejó un claro intento por mostrar unidad dentro del bloque.
Voces. Pérez, secretario general del grupo promotor de la nueva agrupación política “Raíces”, fue consultado por los medios de comunicación sobre la cohesión del bloque oficialista. Aseguró que los 23 votos continuarán votando en la misma línea.
- “Nosotros mantenemos la bancada de 23 diputados y así vamos a seguir trabajando, independientemente de las decisiones sobre el futuro del grupo político”, declaró.
- El congresista aseguró que seguirán enfocados en la fiscalización y en acompañar gestiones en diversos municipios.
- No obstante, temas clave como la discusión del presupuesto general 2026 comienzan a perfilarse como verdaderas pruebas de fuego para la cohesión del bloque. Las tensiones internas podrían traducirse en una menor capacidad de impulsar o defender las prioridades de la administración de Bernardo Arévalo.
En conclusión. El oficialismo enfrenta un nuevo desafío interno que podría tener un costo político significativo si las divisiones continúan profundizándose. Aunque el discurso público insiste en la unidad del bloque y apoyo a la gestión del mandatario, la creación de “Raíces” evidencia fracturas que podrían debilitar su capacidad de negociación, articulación y proyección electoral.
- A medida que se acerquen decisiones clave —como la discusión del presupuesto 2026—, estas tensiones internas podrían traducirse en votos divididos y pérdida de influencia tanto dentro del Congreso como ante la ciudadanía.
- El segundo período ordinario de sesiones podría ser determinante para observar si logran tener una colaboración funcionar o si el proyecto político que los unió termina fragmentado.
- De llegar a este punto no solo estaría en riesgo la cohesión del grupo, sino también la capacidad del Ejecutivo para avanzar en su agenda y responder a las demandas ciudadanas con efectividad.