Milei pasó la prueba más complicada de su presidencia con una victoria arrasadora, consolidándose como la principal fuerza política del país.
En perspectiva. La Libertad Avanza (LLA) fue el claro vencedor de las elecciones legislativas del pasado domingo en Argentina. La victoria fue un golpe más a la clase política tradicional —la casta— argentina, y un nuevo espaldarazo de la población al proyecto de Milei. Los resultados preliminares sitúan a los libertarios con un 40.65 % de los votos, seguido de Fuerza Patria (y aliados) con apenas un 31.70 %.
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El resto de los votos se dividió en un 7 % para Provincias Unidas, un 4.76 % para los socialistas y un 15 % para provinciales y otros partidos, entre los cuales se dividieron 8 bancas.
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De ratificarse los resultados, LLA estaría obteniendo 64 de las 127 bancas en disputa (un 50 % de las diputaciones) y 13 senadurías de las 24.
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Fuerza Patria, que tenía 46 diputaciones a renovarse en estas elecciones, habría obtenido solamente 44, perdiendo dos bancas en el Congreso.
Por qué importa. LLA, que en estas elecciones se alió con el PRO, pasó de tener una bancada de 37 diputados a 93. Eso, sumado a los 14 diputados que conserva el PRO de la anterior legislatura, sitúa a LLA con 107 diputados. Milei ahora tendrá control de un 41 % del legislativo, lo cual le permitirá superar los vetos que le imponía la oposición en el actual congreso.
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Más importante aún será que Milei no necesitará lidiar directamente con el peronismo, ya que habrá 54 diputados bisagra con los cuales negociar para alcanzar mayorías en el legislativo.
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Su bloque mayoritario le dará un peso negociador con el que no contó durante sus primeros dos años, a pesar de tener la fuerza del poder Ejecutivo como principal respaldo.
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No obstante, dependerá fuertemente de los intereses provinciales de cada uno de esos diputados dispersos. Necesitará el favor de, por lo menos, 22 de esos 54.
Visto y no visto. A diferencia de otras elecciones, Argentina implementó una Boleta Única de Papel (BUP) para estos comicios. Otrora, Argentina usaba boletas partidarias múltiples, donde cada partido debía imprimir y distribuir sus propias boletas en todo el país. Los aparatos partidarios locales —sobre todo del peronismo y del radicalismo— tenían control territorial sobre la distribución de boletas en escuelas, municipios, barrios rurales, etc.
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Esto les permitía a los partidos grandes colocar fiscales y reponer boletas constantemente durante la jornada electoral. El sistema tradicional penalizaba a los partidos sin estructura territorial fuerte, como era el caso de LLA.
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Con la BUP, LLA logró nivelar la competencia en circunscripciones con mayor presencia peronista, incluso sin tener la maquinaria partidaria que tiene la izquierda a través de sus gubernaturas.
La clave. Más importante aún fue el resultado en la Provincia de Buenos Aires (PBA), donde LLA sorprendió. Las proyecciones de CB Consultora presagiaron un resultado bastante similar al real, acertando con que LLA obtendría alrededor de un 40 % de los votos; sin embargo, situaba a Fuerza Patria alrededor de un 35 %. Esos cuatro puntos porcentuales de diferencia estuvieron, probablemente, en la PBA, donde Milei dio la sorpresa.
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Hace poco más de un mes, Axel Kicillof se impuso en las elecciones provinciales de PBA por un margen de hasta un 13 % a LLA, lo que anunciaba una victoria para la oposición en las nacionales.
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No obstante, LLA terminó haciéndose con la victoria en PBA, por un margen de apenas un 1 %, remontando así 14 puntos de desventaja, en gran medida gracias al trabajo de Patricia Bullrich en su candidatura en la Ciudad de Buenos Aires.
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La provincia bonaerense concentra un 38 % del padrón electoral. Eso, junto con las victorias de Milei en Mendoza, Santa Fe y Córdoba —las otras tres provincias más pobladas del país—, sellaron la victoria contundente de la derecha.
El balance. El fracaso de Kicillof de replicar el resultado de las provinciales en las nacionales ha puesto su liderazgo bajo la lupa, ya que fue el gobernador quien decidió desdoblar las elecciones para debilitar a Milei, disparo que salió por la culata. Con su líder más fuerte golpeado —más no derrotado— y la figura de Cristina Fernández de Kirchner, condenada, inhabilitada y bajo prisión domiciliar, la izquierda argentina está en una crisis sin precedentes.
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Milei tendrá un resto de mandato mucho más plácido del esperado, aunque no tanto como le gustaría.
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Con LLA consolidada como la primera fuerza política, el presidente tendrá la gobernabilidad que tanto añoraba, pero todavía sin la autosuficiencia para no tener que negociar para alcanzar acuerdos.
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El cansancio con “la casta” le dio a Milei suficiente crédito como para evitar una debacle, pero los resultados del domingo hacen que el periodo del beneficio de la duda se agote, con la necesidad de resultados concretos acechando la Casa Rosada.
Milei pasó la prueba más complicada de su presidencia con una victoria arrasadora, consolidándose como la principal fuerza política del país.
En perspectiva. La Libertad Avanza (LLA) fue el claro vencedor de las elecciones legislativas del pasado domingo en Argentina. La victoria fue un golpe más a la clase política tradicional —la casta— argentina, y un nuevo espaldarazo de la población al proyecto de Milei. Los resultados preliminares sitúan a los libertarios con un 40.65 % de los votos, seguido de Fuerza Patria (y aliados) con apenas un 31.70 %.
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El resto de los votos se dividió en un 7 % para Provincias Unidas, un 4.76 % para los socialistas y un 15 % para provinciales y otros partidos, entre los cuales se dividieron 8 bancas.
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Fuerza Patria, que tenía 46 diputaciones a renovarse en estas elecciones, habría obtenido solamente 44, perdiendo dos bancas en el Congreso.
Por qué importa. LLA, que en estas elecciones se alió con el PRO, pasó de tener una bancada de 37 diputados a 93. Eso, sumado a los 14 diputados que conserva el PRO de la anterior legislatura, sitúa a LLA con 107 diputados. Milei ahora tendrá control de un 41 % del legislativo, lo cual le permitirá superar los vetos que le imponía la oposición en el actual congreso.
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Más importante aún será que Milei no necesitará lidiar directamente con el peronismo, ya que habrá 54 diputados bisagra con los cuales negociar para alcanzar mayorías en el legislativo.
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Su bloque mayoritario le dará un peso negociador con el que no contó durante sus primeros dos años, a pesar de tener la fuerza del poder Ejecutivo como principal respaldo.
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No obstante, dependerá fuertemente de los intereses provinciales de cada uno de esos diputados dispersos. Necesitará el favor de, por lo menos, 22 de esos 54.
Visto y no visto. A diferencia de otras elecciones, Argentina implementó una Boleta Única de Papel (BUP) para estos comicios. Otrora, Argentina usaba boletas partidarias múltiples, donde cada partido debía imprimir y distribuir sus propias boletas en todo el país. Los aparatos partidarios locales —sobre todo del peronismo y del radicalismo— tenían control territorial sobre la distribución de boletas en escuelas, municipios, barrios rurales, etc.
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Esto les permitía a los partidos grandes colocar fiscales y reponer boletas constantemente durante la jornada electoral. El sistema tradicional penalizaba a los partidos sin estructura territorial fuerte, como era el caso de LLA.
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Con la BUP, LLA logró nivelar la competencia en circunscripciones con mayor presencia peronista, incluso sin tener la maquinaria partidaria que tiene la izquierda a través de sus gubernaturas.
La clave. Más importante aún fue el resultado en la Provincia de Buenos Aires (PBA), donde LLA sorprendió. Las proyecciones de CB Consultora presagiaron un resultado bastante similar al real, acertando con que LLA obtendría alrededor de un 40 % de los votos; sin embargo, situaba a Fuerza Patria alrededor de un 35 %. Esos cuatro puntos porcentuales de diferencia estuvieron, probablemente, en la PBA, donde Milei dio la sorpresa.
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Hace poco más de un mes, Axel Kicillof se impuso en las elecciones provinciales de PBA por un margen de hasta un 13 % a LLA, lo que anunciaba una victoria para la oposición en las nacionales.
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No obstante, LLA terminó haciéndose con la victoria en PBA, por un margen de apenas un 1 %, remontando así 14 puntos de desventaja, en gran medida gracias al trabajo de Patricia Bullrich en su candidatura en la Ciudad de Buenos Aires.
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La provincia bonaerense concentra un 38 % del padrón electoral. Eso, junto con las victorias de Milei en Mendoza, Santa Fe y Córdoba —las otras tres provincias más pobladas del país—, sellaron la victoria contundente de la derecha.
El balance. El fracaso de Kicillof de replicar el resultado de las provinciales en las nacionales ha puesto su liderazgo bajo la lupa, ya que fue el gobernador quien decidió desdoblar las elecciones para debilitar a Milei, disparo que salió por la culata. Con su líder más fuerte golpeado —más no derrotado— y la figura de Cristina Fernández de Kirchner, condenada, inhabilitada y bajo prisión domiciliar, la izquierda argentina está en una crisis sin precedentes.
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Milei tendrá un resto de mandato mucho más plácido del esperado, aunque no tanto como le gustaría.
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Con LLA consolidada como la primera fuerza política, el presidente tendrá la gobernabilidad que tanto añoraba, pero todavía sin la autosuficiencia para no tener que negociar para alcanzar acuerdos.
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El cansancio con “la casta” le dio a Milei suficiente crédito como para evitar una debacle, pero los resultados del domingo hacen que el periodo del beneficio de la duda se agote, con la necesidad de resultados concretos acechando la Casa Rosada.
EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: