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Las irregularidades del juicio contra el expresidente Álvaro Uribe

.
Luis Gonzalez
01 de agosto, 2025

Álvaro Uribe Vélez, expresidente de Colombia, ha sido durante más de dos décadas el eje de la política nacional.

Qué destacar. Sus seguidores lo reconocen como el líder que salvó al país del colapso institucional y del dominio guerrillero. Sus detractores lo han intentado destruir de cualquier forma y su arma recurrente es paramilitarismo.

  • Pero hay algo que ambos bandos reconocen: Uribe es el mayor elector de Colombia, tanto por quienes lo apoyan como por quienes votan en su contra.
  • La reciente condena en su contra por fraude procesal y soborno en actuación penal sacudió el escenario político y judicial del país.
  • Además, reactivó una narrativa de persecución que podría tener efectos decisivos en las elecciones presidenciales de 2026.

Por qué importa. Una de las irregularidades más graves en el proceso penal, fue la interceptación de más de 14 000 llamadas entre el expresidente y su abogado, realizadas sin orden judicial.

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  • La Corte Suprema de Justicia admitió que se trató de un error técnico al interceptar el número de otro congresista, pero aun así permitió que esas grabaciones fueran utilizadas como prueba.
  • Esta decisión fue cuestionada por juristas, quienes señalan que se vulneró el derecho al secreto profesional y al debido proceso, pilares fundamentales del sistema judicial colombiano.
  • En cualquier Estado de Derecho, una prueba obtenida ilegalmente debe ser excluida, pero en este caso fue validada y utilizada como base para la condena.

Sí, pero. Además, el papel de los testigos ha sido objeto de controversia. El principal testigo, Juan Guillermo Monsalve, tiene antecedentes penales graves y ha cambiado su versión en múltiples ocasiones.

  • Su testimonio fue grabado con dispositivos clandestinos, como un reloj espía, sin autorización judicial. A pesar de estas inconsistencias, la jueza consideró sus declaraciones como prueba válida.
  • Otros testigos también están privados de libertad y han sido señalados por buscar beneficios judiciales a cambio de sus testimonios.
  • La defensa ha denunciado que el proceso se construyó sobre testimonios manipulados y pruebas obtenidas de forma irregular, lo que pone en duda la legitimidad del fallo.

En el radar. La figura de Uribe ha sido utilizada por sectores de izquierda como blanco constante de ataques. Desde el proceso judicial hasta los discursos públicos, su nombre aparece como sinónimo de todo lo que se quiere combatir, según fuentes consultadas.

  • En la campaña presidencial de 2022, cualquier candidato con posibilidades fue vinculado al uribismo para debilitar su imagen. Incluso Federico Gutiérrez, que no pertenece al Centro Democrático -el partido de Uribe-, fue etiquetado como “uribista” para erosionar su apoyo.
  • El expresidente ha sido consciente de esta dinámica. En 2021, promovió a Óscar Iván Zuluaga como candidato oficial del partido, sabiendo que su vinculación directa con Uribe lo haría vulnerable, mientras Gutiérrez podía presentarse como independiente.
  • El atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay, precandidato presidencial del Centro Democrático, encendió las alarmas. Aunque no tiene parentesco con Uribe, su cercanía política lo convirtió en blanco. El ataque ha sido atribuido a grupos armados ilegales y ha reforzado la narrativa de persecución contra la derecha. A esto se suma el desgaste del gobierno de Gustavo Petro, marcado por inflación, desempleo y crisis institucional, lo que podría favorecer a la oposición en las próximas elecciones.

Datos. Durante sus mandatos, Uribe fortaleció las relaciones con Israel, especialmente en materia de defensa y cooperación antiterrorista.

  • En contraste, el gobierno actual ha deteriorado esa relación, generando tensiones diplomáticas.
  • Uribe ha criticado esta postura, señalando que estimula más la violencia y que Colombia debe mantener una política exterior basada en respeto mutuo.
  • Incluso sectores de la izquierda han intentado vincularlo con conflictos internacionales como el de Gaza, en una estrategia que busca convertirlo en chivo expiatorio de cualquier crisis.

Fisgón histórico. El caso contra Uribe comenzó en 2012, cuando el senador Iván Cepeda presentó denuncias ante la Corte Suprema de Justicia, señalando que el expresidente habría promovido la conformación de grupos paramilitares en Antioquia durante su mandato como gobernador.

  • En respuesta, Uribe lo acusó de manipular testigos privados de libertad para vincularlo falsamente con el paramilitarismo.
  • Sin embargo, la Corte no solo archivó la denuncia contra Cepeda, sino que abrió una nueva investigación contra el expresidente por presunta manipulación de testigos.
  • Esta decisión, según críticos del proceso, obedeció más a motivaciones ideológicas que a criterios jurídicos, lo que convirtió a Uribe de acusador en acusado, en un giro que muchos consideran políticamente orientado.

En conclusión. Lejos de debilitarlo, el proceso judicial en su contra ha generado una ola de solidaridad entre sus seguidores y ha reactivado el discurso de resistencia frente a lo que consideran una persecución política.

  • Aunque condenado, conserva voz política, puede pronunciarse, apoyar candidatos y participar en la estrategia electoral.
  • Su influencia sigue siendo decisiva. En un país polarizado, donde la seguridad sigue siendo prioridad, su legado —y su figura— seguirán marcando el destino político de Colombia.
  • El juicio contra Uribe ha dejado de ser solo un proceso judicial: es ahora un símbolo de la lucha por el relato que definirá el futuro del país.
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Las irregularidades del juicio contra el expresidente Álvaro Uribe

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Luis Gonzalez
01 de agosto, 2025

Álvaro Uribe Vélez, expresidente de Colombia, ha sido durante más de dos décadas el eje de la política nacional.

Qué destacar. Sus seguidores lo reconocen como el líder que salvó al país del colapso institucional y del dominio guerrillero. Sus detractores lo han intentado destruir de cualquier forma y su arma recurrente es paramilitarismo.

  • Pero hay algo que ambos bandos reconocen: Uribe es el mayor elector de Colombia, tanto por quienes lo apoyan como por quienes votan en su contra.
  • La reciente condena en su contra por fraude procesal y soborno en actuación penal sacudió el escenario político y judicial del país.
  • Además, reactivó una narrativa de persecución que podría tener efectos decisivos en las elecciones presidenciales de 2026.

Por qué importa. Una de las irregularidades más graves en el proceso penal, fue la interceptación de más de 14 000 llamadas entre el expresidente y su abogado, realizadas sin orden judicial.

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  • La Corte Suprema de Justicia admitió que se trató de un error técnico al interceptar el número de otro congresista, pero aun así permitió que esas grabaciones fueran utilizadas como prueba.
  • Esta decisión fue cuestionada por juristas, quienes señalan que se vulneró el derecho al secreto profesional y al debido proceso, pilares fundamentales del sistema judicial colombiano.
  • En cualquier Estado de Derecho, una prueba obtenida ilegalmente debe ser excluida, pero en este caso fue validada y utilizada como base para la condena.

Sí, pero. Además, el papel de los testigos ha sido objeto de controversia. El principal testigo, Juan Guillermo Monsalve, tiene antecedentes penales graves y ha cambiado su versión en múltiples ocasiones.

  • Su testimonio fue grabado con dispositivos clandestinos, como un reloj espía, sin autorización judicial. A pesar de estas inconsistencias, la jueza consideró sus declaraciones como prueba válida.
  • Otros testigos también están privados de libertad y han sido señalados por buscar beneficios judiciales a cambio de sus testimonios.
  • La defensa ha denunciado que el proceso se construyó sobre testimonios manipulados y pruebas obtenidas de forma irregular, lo que pone en duda la legitimidad del fallo.

En el radar. La figura de Uribe ha sido utilizada por sectores de izquierda como blanco constante de ataques. Desde el proceso judicial hasta los discursos públicos, su nombre aparece como sinónimo de todo lo que se quiere combatir, según fuentes consultadas.

  • En la campaña presidencial de 2022, cualquier candidato con posibilidades fue vinculado al uribismo para debilitar su imagen. Incluso Federico Gutiérrez, que no pertenece al Centro Democrático -el partido de Uribe-, fue etiquetado como “uribista” para erosionar su apoyo.
  • El expresidente ha sido consciente de esta dinámica. En 2021, promovió a Óscar Iván Zuluaga como candidato oficial del partido, sabiendo que su vinculación directa con Uribe lo haría vulnerable, mientras Gutiérrez podía presentarse como independiente.
  • El atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay, precandidato presidencial del Centro Democrático, encendió las alarmas. Aunque no tiene parentesco con Uribe, su cercanía política lo convirtió en blanco. El ataque ha sido atribuido a grupos armados ilegales y ha reforzado la narrativa de persecución contra la derecha. A esto se suma el desgaste del gobierno de Gustavo Petro, marcado por inflación, desempleo y crisis institucional, lo que podría favorecer a la oposición en las próximas elecciones.

Datos. Durante sus mandatos, Uribe fortaleció las relaciones con Israel, especialmente en materia de defensa y cooperación antiterrorista.

  • En contraste, el gobierno actual ha deteriorado esa relación, generando tensiones diplomáticas.
  • Uribe ha criticado esta postura, señalando que estimula más la violencia y que Colombia debe mantener una política exterior basada en respeto mutuo.
  • Incluso sectores de la izquierda han intentado vincularlo con conflictos internacionales como el de Gaza, en una estrategia que busca convertirlo en chivo expiatorio de cualquier crisis.

Fisgón histórico. El caso contra Uribe comenzó en 2012, cuando el senador Iván Cepeda presentó denuncias ante la Corte Suprema de Justicia, señalando que el expresidente habría promovido la conformación de grupos paramilitares en Antioquia durante su mandato como gobernador.

  • En respuesta, Uribe lo acusó de manipular testigos privados de libertad para vincularlo falsamente con el paramilitarismo.
  • Sin embargo, la Corte no solo archivó la denuncia contra Cepeda, sino que abrió una nueva investigación contra el expresidente por presunta manipulación de testigos.
  • Esta decisión, según críticos del proceso, obedeció más a motivaciones ideológicas que a criterios jurídicos, lo que convirtió a Uribe de acusador en acusado, en un giro que muchos consideran políticamente orientado.

En conclusión. Lejos de debilitarlo, el proceso judicial en su contra ha generado una ola de solidaridad entre sus seguidores y ha reactivado el discurso de resistencia frente a lo que consideran una persecución política.

  • Aunque condenado, conserva voz política, puede pronunciarse, apoyar candidatos y participar en la estrategia electoral.
  • Su influencia sigue siendo decisiva. En un país polarizado, donde la seguridad sigue siendo prioridad, su legado —y su figura— seguirán marcando el destino político de Colombia.
  • El juicio contra Uribe ha dejado de ser solo un proceso judicial: es ahora un símbolo de la lucha por el relato que definirá el futuro del país.

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