Tras la reciente firma de acuerdo de alto al fuego entre Israel y Hamás en Sharm el-Sheij, el conflicto entró en una fase de pacificación. Hezbolá —fuerte aliado de Hamás— apoyó en el esfuerzo bélico bajo un esquema de financiamiento que proviene de Irán y redes financieras internacionales del crimen organizado en Latinoamérica. Estas estructuras inciden en las dinámicas de la guerra, en especial debido a la cooperación de actores estatales y no estatales.
En perspectiva. Irán aporta aproximadamente entre 70 % y 80 % del financiamiento de Hezbolá, mientras que el otro 30 % o 20 % proviene de actividades criminales complementarias, especialmente desde Sudamérica.
- La relación con Teherán —uno de los principales aliados de Venezuela— ha generado un espacio fértil para el establecimiento de relaciones entre Hezbolá y el gobierno de Maduro.
- Venezuela funciona como un hub operacional y logístico para Hezbolá, mientras Irán provee insumos para la operabilidad —pasaportes, transporte, etc.—.
- Por ello, Hezbolá se ha consolidado en circuitos de narcotráfico y lavado de activos en la región con proyección hacia y desde Venezuela.
Lo indispensable. En la dictadura de Maduro, hay una serie de actores del sector público y privado que fungen como mediadores y operadores de Hezbolá en la región latinoamericana.
- El Tesoro estadounidense designó en 2008 como financiador y facilitador de Hezbolá en Caracas al empresario venezolano, Fauzi Kan’an, por su uso de agencia de viajes usadas como medio logístico hacia el Medio Oriente.
- La Fiscalía de Distrito Sur de Nueva York imputó al excongresista, Adel El Zabayar, por narcoterrorismo, debido a su manejo de la coordinación entre tráfico de armas y cocaína entre el gobierno de Maduro, Hezbolá y Hamás.
- De la alianza geopolítica entre Irán y Venezuela emergen nuevos sistemas de financiamiento hacia la zona del Levante. La región se ha consolidado como un nexo de intercambios de oro e hidrocarburos que evaden sanciones, entrenamiento militar y movimiento de activos y armas entre el narcotráfico y los grupos fundamentalistas islámicos.
Lo que sigue. Las redes financieras se han utilizado como instrumento geopolítico que reconfigura los incentivos del crimen transnacionales y las válvulas de alivio del conflicto en Gaza.
- Por cálculo geopolítico antiestadounidense y su imbricación con el crimen organizado, el régimen venezolano ha profundizado su alineamiento con Irán, habilitando sinergias de apoyo político-logístico a actores islamistas afines al Eje de Resistencia.
- El narcotráfico ha encontrado en las redes islamistas y mediadores locales servicios de protección y logística, reduciendo riesgos de persecución dentro de Venezuela y diversificando sus rutas.
- EE. UU. hizo un giro hacia un control más denso de flujos financieros y portuarios en el hemisferio sur para reducir riesgos de seguridad en un teatro clave y con incidencia en la frágil situación en Gaza.
En conclusión. Venezuela ha abierto la puerta a que los gobiernos de izquierda no alineados con el mundo libre abran cobijo político para redes islamistas y criminales en la región. Ahora, esos Estados ejercen una influencia desestabilizadora en Oriente a través del apoyo al crimen, su protección y promoción. Latinoamérica está bajo un riesgo severo: un afianzamiento del narcotráfico con propósitos geopolíticos ajenos a la región.
Tras la reciente firma de acuerdo de alto al fuego entre Israel y Hamás en Sharm el-Sheij, el conflicto entró en una fase de pacificación. Hezbolá —fuerte aliado de Hamás— apoyó en el esfuerzo bélico bajo un esquema de financiamiento que proviene de Irán y redes financieras internacionales del crimen organizado en Latinoamérica. Estas estructuras inciden en las dinámicas de la guerra, en especial debido a la cooperación de actores estatales y no estatales.
En perspectiva. Irán aporta aproximadamente entre 70 % y 80 % del financiamiento de Hezbolá, mientras que el otro 30 % o 20 % proviene de actividades criminales complementarias, especialmente desde Sudamérica.
- La relación con Teherán —uno de los principales aliados de Venezuela— ha generado un espacio fértil para el establecimiento de relaciones entre Hezbolá y el gobierno de Maduro.
- Venezuela funciona como un hub operacional y logístico para Hezbolá, mientras Irán provee insumos para la operabilidad —pasaportes, transporte, etc.—.
- Por ello, Hezbolá se ha consolidado en circuitos de narcotráfico y lavado de activos en la región con proyección hacia y desde Venezuela.
Lo indispensable. En la dictadura de Maduro, hay una serie de actores del sector público y privado que fungen como mediadores y operadores de Hezbolá en la región latinoamericana.
- El Tesoro estadounidense designó en 2008 como financiador y facilitador de Hezbolá en Caracas al empresario venezolano, Fauzi Kan’an, por su uso de agencia de viajes usadas como medio logístico hacia el Medio Oriente.
- La Fiscalía de Distrito Sur de Nueva York imputó al excongresista, Adel El Zabayar, por narcoterrorismo, debido a su manejo de la coordinación entre tráfico de armas y cocaína entre el gobierno de Maduro, Hezbolá y Hamás.
- De la alianza geopolítica entre Irán y Venezuela emergen nuevos sistemas de financiamiento hacia la zona del Levante. La región se ha consolidado como un nexo de intercambios de oro e hidrocarburos que evaden sanciones, entrenamiento militar y movimiento de activos y armas entre el narcotráfico y los grupos fundamentalistas islámicos.
Lo que sigue. Las redes financieras se han utilizado como instrumento geopolítico que reconfigura los incentivos del crimen transnacionales y las válvulas de alivio del conflicto en Gaza.
- Por cálculo geopolítico antiestadounidense y su imbricación con el crimen organizado, el régimen venezolano ha profundizado su alineamiento con Irán, habilitando sinergias de apoyo político-logístico a actores islamistas afines al Eje de Resistencia.
- El narcotráfico ha encontrado en las redes islamistas y mediadores locales servicios de protección y logística, reduciendo riesgos de persecución dentro de Venezuela y diversificando sus rutas.
- EE. UU. hizo un giro hacia un control más denso de flujos financieros y portuarios en el hemisferio sur para reducir riesgos de seguridad en un teatro clave y con incidencia en la frágil situación en Gaza.
En conclusión. Venezuela ha abierto la puerta a que los gobiernos de izquierda no alineados con el mundo libre abran cobijo político para redes islamistas y criminales en la región. Ahora, esos Estados ejercen una influencia desestabilizadora en Oriente a través del apoyo al crimen, su protección y promoción. Latinoamérica está bajo un riesgo severo: un afianzamiento del narcotráfico con propósitos geopolíticos ajenos a la región.