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El fallido plan para recuperar las cárceles

.
Glenda Sanchez
13 de agosto, 2025

El Sistema Penitenciario enfrenta una crisis estructural por el abandono e indiferencia de sucesivas administraciones.  Las cárceles siguen sobrepobladas, con hacinamiento y escasas capacidades de rehabilitación. Por años, los gobiernos han ofrecido respuestas tardías y reformas incompletas; el de Bernardo Arévalo no es la excepción.

  • Han pasado más de 18 meses y la situación no muestra los cambios plasmados en el Plan de Gobierno 2024-2030: quitarle el control de las cárceles al crimen.

Por qué importa. En la última década, la población carcelaria en el mundo alcanzó niveles alarmantes. En 2024 se registraron 11.5M de personas en prisión. La mayoría de las cárceles enfrentan condiciones precarias y programas de rehabilitación poco efectivos, según informes internacionales. 

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  • Guatemala no es ajena a la problemática. Hasta junio, el Sistema Penitenciario confirmó 23 382 reos en los 22 centros carcelarios.
  • Las prisiones tienen una capacidad para 6842 presos. Lo que representa una tasa de ocupación de 342 %, una de las más altas de Latinoamérica.
  • La sobrepoblación y la infraestructura limitada generan desorden y fortalece las operaciones de los grupos criminales, asegura Walter Menchú, experto del CIEN.

Detrás de escena. El hacinamiento crónico permite fugas, extorsiones, cobros ilegales y corrupción estructural. Los centros penitenciarios operan como centros blindados del crimen organizado, controlados por redes internas.   

  • Además, se incrementa la violencia en los centros, se dificulta el acceso a los servicios básicos y limita el proceso de rehabilitación.
  • El abandono no es casualidad, sino que responde a intereses que ven al sistema penitenciario como un botín.
  • El abuso de la prisión preventiva es un factor que agrava la situación.  En los últimos años, se ha reducido; pasó de 47 % a 29 %. No obstante, persiste. 

En el radar. El presidente Arévalo, en su plan de gobierno, prometió quitarle el control de las cárceles al crimen; construir un centro carcelario para penas graves, y un modelo de gestión más seguro.  

  • El Ministerio de Gobernación (MINGOB) se concentra en la renovación penitenciaria. Estancó la construcción de nuevos penales, por obstáculos logísticos y presupuestarios.
  • Inauguró el centro carcelario Renovación I, ubicado en Escuintla. A meses de su habilitación fue destrozada por los reos; localizaron GTQ 192 000, que se presume era para sobornar y comprar voluntades de las autoridades.
  • Entre las medidas aplicadas, destaca el traslado de reos. Esta decisión provocó motines en dos cárceles. Los reclusos exigen el regreso de los cabecillas a los centros donde ejercían control criminal.

Lo que sigue. Reformar el Sistema Penitenciario requiere recuperar la autoridad del Estado en un territorio catalogado como tierra de nadie. Expertos advierten que, sin una depuración profunda del personal, cualquier reforma será cosmética.   

  • La inversión en infraestructura debe ir acompañada de voluntad política sostenida y vigilancia independiente.
  • Hace falta convicción, vigilancia independiente y capacidad institucional real. La batalla por las cárceles es, en realidad, un compromiso de voluntad política.
  • La pregunta es si el Estado tiene la capacidad y la convicción de desmontar las redes que operan en los centros carcelarios.

En conclusión. El sistema penitenciario guatemalteco no colapsó solo. Fue llevado al borde por intereses que lo usaron como herramienta de poder.   

  • La estrategia de renovación ofrece un punto de inflexión, pero enfrenta desafíos para atender la infraestructura, personal, tecnología y el control interno.
  • Recuperar el control no será sencillo, pero es imprescindible. Se debe acelerar la ejecución de planes relacionados con infraestructura y garantizar los recursos.
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El fallido plan para recuperar las cárceles

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Glenda Sanchez
13 de agosto, 2025

El Sistema Penitenciario enfrenta una crisis estructural por el abandono e indiferencia de sucesivas administraciones.  Las cárceles siguen sobrepobladas, con hacinamiento y escasas capacidades de rehabilitación. Por años, los gobiernos han ofrecido respuestas tardías y reformas incompletas; el de Bernardo Arévalo no es la excepción.

  • Han pasado más de 18 meses y la situación no muestra los cambios plasmados en el Plan de Gobierno 2024-2030: quitarle el control de las cárceles al crimen.

Por qué importa. En la última década, la población carcelaria en el mundo alcanzó niveles alarmantes. En 2024 se registraron 11.5M de personas en prisión. La mayoría de las cárceles enfrentan condiciones precarias y programas de rehabilitación poco efectivos, según informes internacionales. 

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  • Guatemala no es ajena a la problemática. Hasta junio, el Sistema Penitenciario confirmó 23 382 reos en los 22 centros carcelarios.
  • Las prisiones tienen una capacidad para 6842 presos. Lo que representa una tasa de ocupación de 342 %, una de las más altas de Latinoamérica.
  • La sobrepoblación y la infraestructura limitada generan desorden y fortalece las operaciones de los grupos criminales, asegura Walter Menchú, experto del CIEN.

Detrás de escena. El hacinamiento crónico permite fugas, extorsiones, cobros ilegales y corrupción estructural. Los centros penitenciarios operan como centros blindados del crimen organizado, controlados por redes internas.   

  • Además, se incrementa la violencia en los centros, se dificulta el acceso a los servicios básicos y limita el proceso de rehabilitación.
  • El abandono no es casualidad, sino que responde a intereses que ven al sistema penitenciario como un botín.
  • El abuso de la prisión preventiva es un factor que agrava la situación.  En los últimos años, se ha reducido; pasó de 47 % a 29 %. No obstante, persiste. 

En el radar. El presidente Arévalo, en su plan de gobierno, prometió quitarle el control de las cárceles al crimen; construir un centro carcelario para penas graves, y un modelo de gestión más seguro.  

  • El Ministerio de Gobernación (MINGOB) se concentra en la renovación penitenciaria. Estancó la construcción de nuevos penales, por obstáculos logísticos y presupuestarios.
  • Inauguró el centro carcelario Renovación I, ubicado en Escuintla. A meses de su habilitación fue destrozada por los reos; localizaron GTQ 192 000, que se presume era para sobornar y comprar voluntades de las autoridades.
  • Entre las medidas aplicadas, destaca el traslado de reos. Esta decisión provocó motines en dos cárceles. Los reclusos exigen el regreso de los cabecillas a los centros donde ejercían control criminal.

Lo que sigue. Reformar el Sistema Penitenciario requiere recuperar la autoridad del Estado en un territorio catalogado como tierra de nadie. Expertos advierten que, sin una depuración profunda del personal, cualquier reforma será cosmética.   

  • La inversión en infraestructura debe ir acompañada de voluntad política sostenida y vigilancia independiente.
  • Hace falta convicción, vigilancia independiente y capacidad institucional real. La batalla por las cárceles es, en realidad, un compromiso de voluntad política.
  • La pregunta es si el Estado tiene la capacidad y la convicción de desmontar las redes que operan en los centros carcelarios.

En conclusión. El sistema penitenciario guatemalteco no colapsó solo. Fue llevado al borde por intereses que lo usaron como herramienta de poder.   

  • La estrategia de renovación ofrece un punto de inflexión, pero enfrenta desafíos para atender la infraestructura, personal, tecnología y el control interno.
  • Recuperar el control no será sencillo, pero es imprescindible. Se debe acelerar la ejecución de planes relacionados con infraestructura y garantizar los recursos.

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