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CSJ: sin presidente un mes después

.
Glenda Sanchez
14 de noviembre, 2025

A un mes de haber concluido el mandato presidencial del magistrado Teódulo Ildefonso Cifuentes Maldonado, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) continúa sin elegir a su sucesor. Las pugnas internas bloquearon 7 sesiones convocadas desde el 13 de octubre. El impasse refleja un deterioro institucional profundo.

Por qué importa. El estancamiento en la elección no es un hecho aislado, sino la repetición de una crisis estructural. Desde que Cifuentes Maldonado finalizó su mandato, los magistrados no han logrado acuerdos para definir la presidencia del Organismo Judicial (OJ).

  • Comunicación del OJ confirmó que se han celebrado siete sesiones extraordinarias sin resultados. No especificó la cantidad de rondas de votación o intentos para elegir titular.

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  • El abogado Ovidio Orellana aseveró que el proceso “no ha pasado desapercibido, pero sí ralentizado”. La distracción se genera por otros asuntos nacionales que suceden día a día.

  • Carlos Lucero Paz es el presidente en funciones. Una figura que cumple la formalidad, pero que carece de respaldo dentro del pleno. La ausencia de liderazgo deja en suspenso decisiones clave para la administración de justicia.

Punto de fricción. Las causas del desacuerdo son múltiples. Los grupos —bandos— definidos que existían se fragmentaron. A pesar de ello, tratan de convivir para alcanzar acuerdos, siempre que no sean para la elección del presidente. Esto genera que las facciones de magistrados se reconfiguren constantemente.

  • El movimiento Projusticia describe la situación como una Corte “partida en pedacitos”, porque las alianzas cambian con cada votación y los acuerdos son volátiles.

  • Al principio, se evidenciaron corrientes encabezadas por Claudia Paredes y Luis Mauricio Corado, aunque ninguno logró consolidarse. A ambos les fue retirada la visa de los EE. UU.

  • Algunos magistrados, como Lucero Paz o Flor de María Gálvez, oscilan entre grupos y complican la elección. La dinámica refleja lo que ocurre en el Congreso, donde los bloques políticos se desintegran y surgen facciones sin cohesión.

Entre líneas. El trasfondo político es evidente. En 2026, la Corte participará en los procesos de postulación para fiscal general y magistrados de la Corte de Constitucionalidad (CC). En ese contexto, el puesto de presidente se convierte en una pieza clave para grupos que buscan influencia o protección política.

  • El interinato actual es una salida temporal, pero también una amenaza jurídica. El vacío de poder no solo afecta la imagen de la CSJ, sino que compromete la ejecución de su presupuesto y su capacidad de nombrar jueces.

  • La CC ya ha intervenido en casos anteriores. En sus resoluciones ordenó sesiones diarias hasta alcanzar consenso. El escenario podría repetirse si la parálisis se prolonga.

  • La falta de liderazgo también debilita la independencia judicial. Con un presidente en funciones sin legitimidad plena, aumenta el riesgo de presiones políticas en decisiones de alto impacto.

En conclusión. Cada semana sin elección reduce el tiempo efectivo del futuro presidente y limita la posibilidad de impulsar reformas internas. La parálisis genera desconfianza y erosiona la autoridad del Organismo Judicial ante la ciudadanía.

  • Se anticipa que determinados grupos podrían recurrir a acciones constitucionales para forzar la elección, como ha ocurrido en el pasado.

  • Si el pleno no logra acuerdos, el interinato de Lucero Paz podría extenderse. Replicará casos como el de Silvia Valdés, quien presidió más de tres años por falta de consensos.

  • Se advierte que prolongar este vacío consolida un modelo de poder judicial debilitado. Pasa a depender de presiones externas y de cálculos políticos internos.

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CSJ: sin presidente un mes después

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Glenda Sanchez
14 de noviembre, 2025

A un mes de haber concluido el mandato presidencial del magistrado Teódulo Ildefonso Cifuentes Maldonado, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) continúa sin elegir a su sucesor. Las pugnas internas bloquearon 7 sesiones convocadas desde el 13 de octubre. El impasse refleja un deterioro institucional profundo.

Por qué importa. El estancamiento en la elección no es un hecho aislado, sino la repetición de una crisis estructural. Desde que Cifuentes Maldonado finalizó su mandato, los magistrados no han logrado acuerdos para definir la presidencia del Organismo Judicial (OJ).

  • Comunicación del OJ confirmó que se han celebrado siete sesiones extraordinarias sin resultados. No especificó la cantidad de rondas de votación o intentos para elegir titular.

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  • El abogado Ovidio Orellana aseveró que el proceso “no ha pasado desapercibido, pero sí ralentizado”. La distracción se genera por otros asuntos nacionales que suceden día a día.

  • Carlos Lucero Paz es el presidente en funciones. Una figura que cumple la formalidad, pero que carece de respaldo dentro del pleno. La ausencia de liderazgo deja en suspenso decisiones clave para la administración de justicia.

Punto de fricción. Las causas del desacuerdo son múltiples. Los grupos —bandos— definidos que existían se fragmentaron. A pesar de ello, tratan de convivir para alcanzar acuerdos, siempre que no sean para la elección del presidente. Esto genera que las facciones de magistrados se reconfiguren constantemente.

  • El movimiento Projusticia describe la situación como una Corte “partida en pedacitos”, porque las alianzas cambian con cada votación y los acuerdos son volátiles.

  • Al principio, se evidenciaron corrientes encabezadas por Claudia Paredes y Luis Mauricio Corado, aunque ninguno logró consolidarse. A ambos les fue retirada la visa de los EE. UU.

  • Algunos magistrados, como Lucero Paz o Flor de María Gálvez, oscilan entre grupos y complican la elección. La dinámica refleja lo que ocurre en el Congreso, donde los bloques políticos se desintegran y surgen facciones sin cohesión.

Entre líneas. El trasfondo político es evidente. En 2026, la Corte participará en los procesos de postulación para fiscal general y magistrados de la Corte de Constitucionalidad (CC). En ese contexto, el puesto de presidente se convierte en una pieza clave para grupos que buscan influencia o protección política.

  • El interinato actual es una salida temporal, pero también una amenaza jurídica. El vacío de poder no solo afecta la imagen de la CSJ, sino que compromete la ejecución de su presupuesto y su capacidad de nombrar jueces.

  • La CC ya ha intervenido en casos anteriores. En sus resoluciones ordenó sesiones diarias hasta alcanzar consenso. El escenario podría repetirse si la parálisis se prolonga.

  • La falta de liderazgo también debilita la independencia judicial. Con un presidente en funciones sin legitimidad plena, aumenta el riesgo de presiones políticas en decisiones de alto impacto.

En conclusión. Cada semana sin elección reduce el tiempo efectivo del futuro presidente y limita la posibilidad de impulsar reformas internas. La parálisis genera desconfianza y erosiona la autoridad del Organismo Judicial ante la ciudadanía.

  • Se anticipa que determinados grupos podrían recurrir a acciones constitucionales para forzar la elección, como ha ocurrido en el pasado.

  • Si el pleno no logra acuerdos, el interinato de Lucero Paz podría extenderse. Replicará casos como el de Silvia Valdés, quien presidió más de tres años por falta de consensos.

  • Se advierte que prolongar este vacío consolida un modelo de poder judicial debilitado. Pasa a depender de presiones externas y de cálculos políticos internos.

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