El caso de Erwin Sperisen, exdirector de la Policía Nacional Civil de Guatemala, ha despertado una variedad de opiniones tanto en Suiza como en Guatemala. La reciente condena de 14 años de prisión, emitida por la Sala Penal de Apelaciones y Revisión de Ginebra suscitado reacciones divididas.
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A pesar de los múltiples juicios y recursos presentados, el debate sobre la justicia sigue vigente.
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Para algunos, el reciente documental sobre el caso ha sido un punto de referencia importante para entender los matices del proceso judicial.
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A través de este formato, se ha profundizado en los detalles, generando nuevas perspectivas sobre la supuesta complicidad –de un inocente– de Sperisen.
Voces I. Para Luis Miguel Reyes, de la Fundación Libertad y Desarrollo, este tipo de producción es fundamental para captar la complejidad del caso.
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“Un buen documental no solo busca imparcialidad, sino también explorar todos los ángulos de una historia compleja. Es necesario contar tanto lo que favorece como lo que perjudica”, señala Reyes.
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Además, critica la lógica de la acusación que vincula a Sperisen como cómplice de una persona absuelta: “Acusar a alguien de ser cómplice de una persona absuelta, como Javier Figueroa, parece un sinsentido. Refleja la desconfianza genera que existe hacia los sistemas judiciales, tanto en Guatemala como en Suiza”.
Voces II. La reputación de Suiza como defensora de los derechos humanos ha sido cuestionada por la gestión de este proceso. Pedro Trujillo, analista y comentarista, considera problemático que el mismo fiscal haya dirigido tres juicios anulados.
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“Es sorprendente que en un país como Suiza ocurran fallos judiciales tan problemáticos”, afirma Trujillo. Además, cree que el financiamiento de las oenegés podría influir en la imparcialidad de los juicios.
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“Cuando la justicia se convierte en un negocio, los procedimientos judiciales pierden su imparcialidad”, concluye.
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Francisco Rodríguez, periodista de Plaza Pública que ha seguido de cerca del proceso, señala la incoherencia de acusar a alguien de complicidad con una persona absuelta en otro país. “No tiene sentido acusar a alguien de ser cómplice de una persona declarada inocente. Este tipo de fallos genera serias dudas sobre el funcionamiento del sistema de justicia suizo”.
En el radar. Este proceso también ha dejado al descubierto la desconfianza que pueda surgir incluso en sistemas judiciales considerados de primer nivel. Juan Diego Godoy, periodista, señala que el documental ha sacado a los aspectos importantes que habían sido pasados por alto.
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“El documental es crucial porque cuenta una versión de los hechos que no se había presentado antes en Guatemala. A menudo, se ocultan perspectivas que no favorecen la narrativa oficial”, comenta Godoy.
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A su vez, considera que este caso ha expuesto yerros vergonzosos en la justicia suiza: “Creo que el verdadero tirano de esta historia no es Erwin Sperisen, sino más bien el sistema judicial suizo y los instigadores de pruebas falsas, aquellos que buscan una condena espuria a toda costa son los verdaderos protagonistas de esta situación”.
Entre líneas. Con el recurso pendiente ante el Tribunal Supremo Federal y la posibilidad de que el caso sea llevado –nuevamente– ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), el destino de Erwin Sperisen sigue siendo incierto.
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Mientras tanto, las opiniones divididas sobre su culpabilidad o inocencia continúan dominando el debate público tanto en Suiza como en Guatemala.
Lo que sigue. El veredicto contra Sperisen ha dejado una marca profunda no solo en el ámbito legal, sino también en la percepción pública de la justicia suiza.
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Se pone en tela de juicio, no solo el proceso judicial en sí, sino también los valores de imparcialidad y justicia que deberían regir en cualquier tribunal.
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La controversia está lejos de resolverse, y el caso de Erwin Sperisen seguirá siendo un punto de referencia en el debate sobre la injustica internacional.
El caso de Erwin Sperisen, exdirector de la Policía Nacional Civil de Guatemala, ha despertado una variedad de opiniones tanto en Suiza como en Guatemala. La reciente condena de 14 años de prisión, emitida por la Sala Penal de Apelaciones y Revisión de Ginebra suscitado reacciones divididas.
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A pesar de los múltiples juicios y recursos presentados, el debate sobre la justicia sigue vigente.
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Para algunos, el reciente documental sobre el caso ha sido un punto de referencia importante para entender los matices del proceso judicial.
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A través de este formato, se ha profundizado en los detalles, generando nuevas perspectivas sobre la supuesta complicidad –de un inocente– de Sperisen.
Voces I. Para Luis Miguel Reyes, de la Fundación Libertad y Desarrollo, este tipo de producción es fundamental para captar la complejidad del caso.
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“Un buen documental no solo busca imparcialidad, sino también explorar todos los ángulos de una historia compleja. Es necesario contar tanto lo que favorece como lo que perjudica”, señala Reyes.
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Además, critica la lógica de la acusación que vincula a Sperisen como cómplice de una persona absuelta: “Acusar a alguien de ser cómplice de una persona absuelta, como Javier Figueroa, parece un sinsentido. Refleja la desconfianza genera que existe hacia los sistemas judiciales, tanto en Guatemala como en Suiza”.
Voces II. La reputación de Suiza como defensora de los derechos humanos ha sido cuestionada por la gestión de este proceso. Pedro Trujillo, analista y comentarista, considera problemático que el mismo fiscal haya dirigido tres juicios anulados.
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“Es sorprendente que en un país como Suiza ocurran fallos judiciales tan problemáticos”, afirma Trujillo. Además, cree que el financiamiento de las oenegés podría influir en la imparcialidad de los juicios.
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“Cuando la justicia se convierte en un negocio, los procedimientos judiciales pierden su imparcialidad”, concluye.
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Francisco Rodríguez, periodista de Plaza Pública que ha seguido de cerca del proceso, señala la incoherencia de acusar a alguien de complicidad con una persona absuelta en otro país. “No tiene sentido acusar a alguien de ser cómplice de una persona declarada inocente. Este tipo de fallos genera serias dudas sobre el funcionamiento del sistema de justicia suizo”.
En el radar. Este proceso también ha dejado al descubierto la desconfianza que pueda surgir incluso en sistemas judiciales considerados de primer nivel. Juan Diego Godoy, periodista, señala que el documental ha sacado a los aspectos importantes que habían sido pasados por alto.
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“El documental es crucial porque cuenta una versión de los hechos que no se había presentado antes en Guatemala. A menudo, se ocultan perspectivas que no favorecen la narrativa oficial”, comenta Godoy.
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A su vez, considera que este caso ha expuesto yerros vergonzosos en la justicia suiza: “Creo que el verdadero tirano de esta historia no es Erwin Sperisen, sino más bien el sistema judicial suizo y los instigadores de pruebas falsas, aquellos que buscan una condena espuria a toda costa son los verdaderos protagonistas de esta situación”.
Entre líneas. Con el recurso pendiente ante el Tribunal Supremo Federal y la posibilidad de que el caso sea llevado –nuevamente– ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), el destino de Erwin Sperisen sigue siendo incierto.
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Mientras tanto, las opiniones divididas sobre su culpabilidad o inocencia continúan dominando el debate público tanto en Suiza como en Guatemala.
Lo que sigue. El veredicto contra Sperisen ha dejado una marca profunda no solo en el ámbito legal, sino también en la percepción pública de la justicia suiza.
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Se pone en tela de juicio, no solo el proceso judicial en sí, sino también los valores de imparcialidad y justicia que deberían regir en cualquier tribunal.
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La controversia está lejos de resolverse, y el caso de Erwin Sperisen seguirá siendo un punto de referencia en el debate sobre la injustica internacional.