La Sala Penal de Apelaciones y Revisión de Ginebra ha dictado un veredicto irracional: Erwin Sperisen, exdirector de la Policía Nacional Civil, ha sido condenado a 14 años de prisión, por su supuesta complicidad en el asesinato de siete presos en Guatemala. La sentencia, emitida el 12 de septiembre, marca el fin de un proceso judicial cargado de controversias y que ha agitado las relaciones diplomáticas entre Suiza y Guatemala.
En perspectiva. El tribunal ha ampliado la supuesta culpabilidad de Sperisen, estableciendo que su complicidad no es solamente con Javier Figueroa, sino que también con otros actores, como Alejandro Giammattei y Carlos Vilemann. Todos declarados inocentes.
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Sperisen no irá a prisión de inmediato. Tiene un plazo para presentar un recurso ante el Tribunal Supremo Federal (TSF), lo que podría alargar aún más la batalla legal en curso.
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La posibilidad de que el caso regrese al TSF añade otra capa de complejidad a un proceso que ya ha sido largo y muy cuestionado.
Qué destacar. La condena llega después de una larga serie de juicios y apelaciones que han mantenido a Sperisen en prisión preventiva y bajo arresto domiciliario por más de doce años.
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El tribunal fue severo: calificó los hechos atribuidos a Sperisen como “extremadamente graves”, reprochándole su pasividad y su negación constante de responsabilidades. “Se ha dado usted a sí mismo la imagen de un reparador de entuertos”, sentenció el presidente del tribunal.
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El tribunal dictó una sentencia siguiendo en todo momento las peticiones del primer fiscal, Yves Bertossa,
Por qué importa. Los jueces tomaron en cuenta el tiempo transcurrido para reducir la duración de la condena, considerando que, en este procedimiento, iniciando en 2012, se había violado el principio de celeridad.
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Según el fallo, Erwin Sperisen estaba al tanto de las acciones del comando que mató a los presos.
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La policía fue encargada de retomar el control de la prisión de Pavón, que se había convertido en un centro de operaciones del crimen organizado.
Entre líneas. Los abogados de Sperisen no han bajado los brazos. Han anunciado que presentarán un recurso ante el Tribunal Federal suizo, cuestionando la lógica de la sentencia.
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“El tribunal sigue diciendo que Erwin Sperisen es cómplice de una persona absuelta, exonerada de esa misma acusación, a pesar de que el Tribunal Federal había instruido a la justicia ginebrina a respetar la presunción de inocencia a terceros”, denunció Giorgio Campa, uno de los defensores de Sperisen.
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Por otro lado, Florian Baier –otro de sus abogados– expresó su esperanza de que, tras más de doce años de juicios, finalmente se logre la absolución completa de su cliente. “En doce años de procedimiento, hemos pasado de una cadena perpetua a 15 años de cárcel, y ahora a 14 [...] espero que en otros doce años podamos obtener la absolución”, afirmó.
Lo indispensable. Erwin Sperisen, privado de libertad durante más de once años, entre el tiempo pasado en prisión preventiva, las penas de cárcel y el arresto domiciliario, salió del tribunal como un hombre libre.
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Al término de la vista, declaró que había recibido el veredicto “sin sorpresa” y afirma ser inocente.
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“Es lo mismo por cuarta vez”, comentó con resignación al salir del tribunal, A pesar de haber sido declarado culpable, Sperisen ha insistido que la justicia suiza no ha comprendido la compleja situación de Guatemala.
Lo que sigue. Con un recurso pendiente ante el TSF y la posibilidad de llevar el caso nuevamente ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el futuro de Sperisen en libertad es un hecho.
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Lo que está claro es que esta irracional sentencia ha dejado una huella imborrable en el ámbito legal internacional, y que el nombre de Erwin Sperisen seguirá siendo sinónimo de una vergüenza judicial, perpetrada por el sistema de justicia suiza.
La Sala Penal de Apelaciones y Revisión de Ginebra ha dictado un veredicto irracional: Erwin Sperisen, exdirector de la Policía Nacional Civil, ha sido condenado a 14 años de prisión, por su supuesta complicidad en el asesinato de siete presos en Guatemala. La sentencia, emitida el 12 de septiembre, marca el fin de un proceso judicial cargado de controversias y que ha agitado las relaciones diplomáticas entre Suiza y Guatemala.
En perspectiva. El tribunal ha ampliado la supuesta culpabilidad de Sperisen, estableciendo que su complicidad no es solamente con Javier Figueroa, sino que también con otros actores, como Alejandro Giammattei y Carlos Vilemann. Todos declarados inocentes.
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Sperisen no irá a prisión de inmediato. Tiene un plazo para presentar un recurso ante el Tribunal Supremo Federal (TSF), lo que podría alargar aún más la batalla legal en curso.
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La posibilidad de que el caso regrese al TSF añade otra capa de complejidad a un proceso que ya ha sido largo y muy cuestionado.
Qué destacar. La condena llega después de una larga serie de juicios y apelaciones que han mantenido a Sperisen en prisión preventiva y bajo arresto domiciliario por más de doce años.
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El tribunal fue severo: calificó los hechos atribuidos a Sperisen como “extremadamente graves”, reprochándole su pasividad y su negación constante de responsabilidades. “Se ha dado usted a sí mismo la imagen de un reparador de entuertos”, sentenció el presidente del tribunal.
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El tribunal dictó una sentencia siguiendo en todo momento las peticiones del primer fiscal, Yves Bertossa,
Por qué importa. Los jueces tomaron en cuenta el tiempo transcurrido para reducir la duración de la condena, considerando que, en este procedimiento, iniciando en 2012, se había violado el principio de celeridad.
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Según el fallo, Erwin Sperisen estaba al tanto de las acciones del comando que mató a los presos.
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La policía fue encargada de retomar el control de la prisión de Pavón, que se había convertido en un centro de operaciones del crimen organizado.
Entre líneas. Los abogados de Sperisen no han bajado los brazos. Han anunciado que presentarán un recurso ante el Tribunal Federal suizo, cuestionando la lógica de la sentencia.
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“El tribunal sigue diciendo que Erwin Sperisen es cómplice de una persona absuelta, exonerada de esa misma acusación, a pesar de que el Tribunal Federal había instruido a la justicia ginebrina a respetar la presunción de inocencia a terceros”, denunció Giorgio Campa, uno de los defensores de Sperisen.
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Por otro lado, Florian Baier –otro de sus abogados– expresó su esperanza de que, tras más de doce años de juicios, finalmente se logre la absolución completa de su cliente. “En doce años de procedimiento, hemos pasado de una cadena perpetua a 15 años de cárcel, y ahora a 14 [...] espero que en otros doce años podamos obtener la absolución”, afirmó.
Lo indispensable. Erwin Sperisen, privado de libertad durante más de once años, entre el tiempo pasado en prisión preventiva, las penas de cárcel y el arresto domiciliario, salió del tribunal como un hombre libre.
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Al término de la vista, declaró que había recibido el veredicto “sin sorpresa” y afirma ser inocente.
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“Es lo mismo por cuarta vez”, comentó con resignación al salir del tribunal, A pesar de haber sido declarado culpable, Sperisen ha insistido que la justicia suiza no ha comprendido la compleja situación de Guatemala.
Lo que sigue. Con un recurso pendiente ante el TSF y la posibilidad de llevar el caso nuevamente ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el futuro de Sperisen en libertad es un hecho.
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Lo que está claro es que esta irracional sentencia ha dejado una huella imborrable en el ámbito legal internacional, y que el nombre de Erwin Sperisen seguirá siendo sinónimo de una vergüenza judicial, perpetrada por el sistema de justicia suiza.