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China: el principal beneficiario de la contrarrevolución universitaria de Trump

.
Rafael P. Palomo
16 de junio, 2025

La guerra contra Harvard y otras universidades no se trata de antisemitismo, sino de antiamericanismo, y China podría ser su mayor beneficiario.

En perspectiva. El presidente Trump no ha detenido la maquinaria contra las universidades privadas de EE. UU. A pesar del estancamiento por múltiples apelaciones y demandas de las instituciones de la Ivy League contra la Administración, el presidente tiene preparada una batería de recortes financieros, revocación de acreditaciones, remoción de visas y privilegios fiscales, entre otros.  

  • Las universidades privadas de EE. UU. son un motivo de envidia a nivel mundial, pero, para el presidente y su partido, son centros de adoctrinamiento anti-estadounidense.

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  • Estas son, a su vez, el centro del desarrollo científico y tecnológico de EE. UU., con centros de investigación que han mantenido al país a la cabeza en una batalla con China en dicho ámbito.

Fisgón histórico. La riña no es nueva. En 1978, el congresista republicano John LeBoutillier, publicó un libro titulado “Por qué Harvard odia a América”, donde explicaba, con base en sus vivencias, cómo el profesorado de Harvard adoctrinaba a sus alumnos con sentimientos anti-estadounidenses, favoreciendo a la izquierda y promoviendo una especie de revolución cultural anticapitalista.  

  • El sentimiento era generalizado en el partido. Una conversación grabada en la Oficina Oval entre Richard Nixon, Henry Kissinger y Alexander Haig en 1972, lo refleja así.

  • La grabación muestra al presidente afirmando: “Los profesores son el enemigo. Escribe eso en la pizarra 100 veces y nunca lo olvides”.

  • La línea continuó en los 80, con figuras conservadoras como Irving Kristol, Allan Bloom y William Bennett protagonizando la crítica por el giro hacia la izquierda de las universidades. Hoy, Trump lidera una especie de contrarrevolución ideológica contra la Ivy League.

Por qué importa. La apuesta del gobierno de EE. UU. por tercerizar su investigación y desarrollo (I+D) a través de las universidades desde la Segunda Guerra Mundial le permite seguir liderando la carrera, a pesar de la explosión de China en los últimos años. En EE. UU., las universidades controlan patentes activamente, especialmente en biotecnología, tecnológica avanzada y transferencia tecnológica.  

  • Mientras que las patentes en materia de IA generativa solicitadas —desde 2014— desde las universidades de EE. UU. se estiman en 6300, en China la cifra se sitúa en alrededor de 38 000.

  • En números absolutos, China siempre ganará, pero es precisamente la alta calidad de las universidades estadounidenses lo que le mantiene a la vanguardia.

Lo que sigue. El Gasto Interno Bruto en Investigación y Desarrollo (GERD, por sus siglas en inglés) debería preocupar a EE. UU.  En 2023, el gasto en I+D de China alcanzó el 96 % del volumen de EE. UU. (PPP), con un crecimiento anual del 8.7 % en China frente a apenas 1.7 % en EE. UU. Desde el 2000, China creció a tasas de GERD del 20.5 % (2000–2010) y 11 % (2010–2021); mientras que EE. UU. crece a tasas de un 4.3 % y 6.4 %, respectivamente. 

  • EE. UU. sigue liderando en gasto absoluto, pero China se acerca rápidamente, igualando a EE. UU. en negocios (95 %) y avanzando en el sector gubernamental e I+D.

  • El gasto público de EE. UU. en educación superior sigue siendo superior (alrededor de un 5 % del PIB frente al 4 % en China), pero a nivel de hogares, el porcentaje del ingreso dedicado a educación en China es altísimo (7.9 %) frente a entre un 1 y 2 % en EE. UU.

  • La apuesta de Trump por focalizar los esfuerzos de EE. UU. en escuelas de negocios le dará a China el liderato en I+D y, en consecuencia, posiblemente reemplazará a EE. UU. como el líder mundial en desarrollo de tecnología, especialmente de IA. 

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China: el principal beneficiario de la contrarrevolución universitaria de Trump

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Rafael P. Palomo
16 de junio, 2025

La guerra contra Harvard y otras universidades no se trata de antisemitismo, sino de antiamericanismo, y China podría ser su mayor beneficiario.

En perspectiva. El presidente Trump no ha detenido la maquinaria contra las universidades privadas de EE. UU. A pesar del estancamiento por múltiples apelaciones y demandas de las instituciones de la Ivy League contra la Administración, el presidente tiene preparada una batería de recortes financieros, revocación de acreditaciones, remoción de visas y privilegios fiscales, entre otros.  

  • Las universidades privadas de EE. UU. son un motivo de envidia a nivel mundial, pero, para el presidente y su partido, son centros de adoctrinamiento anti-estadounidense.

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  • Estas son, a su vez, el centro del desarrollo científico y tecnológico de EE. UU., con centros de investigación que han mantenido al país a la cabeza en una batalla con China en dicho ámbito.

Fisgón histórico. La riña no es nueva. En 1978, el congresista republicano John LeBoutillier, publicó un libro titulado “Por qué Harvard odia a América”, donde explicaba, con base en sus vivencias, cómo el profesorado de Harvard adoctrinaba a sus alumnos con sentimientos anti-estadounidenses, favoreciendo a la izquierda y promoviendo una especie de revolución cultural anticapitalista.  

  • El sentimiento era generalizado en el partido. Una conversación grabada en la Oficina Oval entre Richard Nixon, Henry Kissinger y Alexander Haig en 1972, lo refleja así.

  • La grabación muestra al presidente afirmando: “Los profesores son el enemigo. Escribe eso en la pizarra 100 veces y nunca lo olvides”.

  • La línea continuó en los 80, con figuras conservadoras como Irving Kristol, Allan Bloom y William Bennett protagonizando la crítica por el giro hacia la izquierda de las universidades. Hoy, Trump lidera una especie de contrarrevolución ideológica contra la Ivy League.

Por qué importa. La apuesta del gobierno de EE. UU. por tercerizar su investigación y desarrollo (I+D) a través de las universidades desde la Segunda Guerra Mundial le permite seguir liderando la carrera, a pesar de la explosión de China en los últimos años. En EE. UU., las universidades controlan patentes activamente, especialmente en biotecnología, tecnológica avanzada y transferencia tecnológica.  

  • Mientras que las patentes en materia de IA generativa solicitadas —desde 2014— desde las universidades de EE. UU. se estiman en 6300, en China la cifra se sitúa en alrededor de 38 000.

  • En números absolutos, China siempre ganará, pero es precisamente la alta calidad de las universidades estadounidenses lo que le mantiene a la vanguardia.

Lo que sigue. El Gasto Interno Bruto en Investigación y Desarrollo (GERD, por sus siglas en inglés) debería preocupar a EE. UU.  En 2023, el gasto en I+D de China alcanzó el 96 % del volumen de EE. UU. (PPP), con un crecimiento anual del 8.7 % en China frente a apenas 1.7 % en EE. UU. Desde el 2000, China creció a tasas de GERD del 20.5 % (2000–2010) y 11 % (2010–2021); mientras que EE. UU. crece a tasas de un 4.3 % y 6.4 %, respectivamente. 

  • EE. UU. sigue liderando en gasto absoluto, pero China se acerca rápidamente, igualando a EE. UU. en negocios (95 %) y avanzando en el sector gubernamental e I+D.

  • El gasto público de EE. UU. en educación superior sigue siendo superior (alrededor de un 5 % del PIB frente al 4 % en China), pero a nivel de hogares, el porcentaje del ingreso dedicado a educación en China es altísimo (7.9 %) frente a entre un 1 y 2 % en EE. UU.

  • La apuesta de Trump por focalizar los esfuerzos de EE. UU. en escuelas de negocios le dará a China el liderato en I+D y, en consecuencia, posiblemente reemplazará a EE. UU. como el líder mundial en desarrollo de tecnología, especialmente de IA. 

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