La red vial del país enfrenta un deterioro que golpea la economía, competitividad y calidad de vida de los usuarios. Con un año marcado por sobrecostos logísticos, rotación de funcionarios y procesos fallidos, el panorama para 2026 luce incierto.
Qué destacar. Aunque el gobierno anunció planes ambiciosos y presupuestos históricos, la realidad es que las carreteras siguen deterioradas, los tiempos de traslado se han disparado y los costos logísticos se han duplicado en los últimos ocho años.
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El Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (CIV) presentó el Plan Conecta 2025 para rehabilitar rutas y puentes, pero la ejecución ha sido mínima. Esto pese a tener el presupuesto más alto en su historia (GTQ 9929M).
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La cartera reconoció que en 18 meses no se ha construido un solo kilómetro nuevo. Los cambios constantes de funcionarios han frenado cualquier avance.
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COVIAL, responsable del mantenimiento, logró estabilizarse con un nuevo director. Se preparan contratos de bacheo y señalización para el próximo año. Con todo, la urgencia sigue siendo enorme.
Visto y no visto. La logística se ha encarecido por una combinación de carreteras deterioradas y cuellos de botella en puertos. La pérdida de viajes semanales y tiempos muertos ha duplicado los costos de transporte en ocho años. Un golpe que reduce competitividad.
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El tránsito de la Costa Sur a los puertos podía tomar 14 horas; hoy se extiende hasta 30. Se suman las 24 horas que puede pasar un cabezal en puerto. El panorama afecta a exportadores que dependen de ventanas logísticas precisas.
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Los costos logísticos crecen cerca del 9 % anual, mientras la inflación ronda en un 2 %. Productos como —banano, caña, limón, palma— sufren más: el sobrecosto logístico erosiona márgenes y limita competitividad en mercados internacionales.
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“Donde se mueve la mercancía no hay intervención. Lo poco que se hace son trabajos en rutas secundarias, difíciles de fiscalizar y de bajo impacto”, explica un empresario del sector agroindustrial.
Punto de fricción. La Ley de Infraestructura Vial Prioritaria nació para transformar la red vial mediante contratos a largo plazo y un modelo de pago por disponibilidad. La norma prioriza 1500 km estratégicos, más la creación de la Dirección de Infraestructura Vial Prioritaria (DIPP) y el Fondo FOVIP.
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En septiembre, la entidad perdió independencia al ser absorbida por el CIV. Hoy la dirección comienza a dar sus primeros pasos tras meses de retrasos y tensiones entre actores públicos y privados.
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La desconexión entre diseño y ejecución genera dudas sobre la capacidad real para comenzar proyectos en 2025, especialmente cuando la entidad aún camina sin hoja de ruta clara.
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El Registro de Precalificados profundiza el bloqueo. Una fuente consultada asegura que sigue “muy corrupto”, lo que limita la participación de empresas legítimas y mantiene cuellos de botella estructurales.
Balance. El sector productivo no espera mejoras sustantivas a corto plazo. Y mientras la DIPP se activa, las carreteras siguen sin atención, los socavones y derrumbes causaron graves daños y las rutas alternas son inexistentes.
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“Uno añora caminos impecables en un año. Es totalmente viable. ¿Qué creo que pasará? Nada. Otro invierno vendrá, más deterioro y áreas aisladas”, sentencia el empresario.
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El problema no es solo la falta de ejecución, sino la ausencia de visión. Las rutas estratégicas para la economía, como las carreteras centroamericanas y departamentales, tienen cero mantenimiento.
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El reto es enorme: pasar del discurso a la acción y convertir los millonarios presupuestos en obras concretas que impulsen el desarrollo. Porque sin red vial, no hay futuro.
La red vial del país enfrenta un deterioro que golpea la economía, competitividad y calidad de vida de los usuarios. Con un año marcado por sobrecostos logísticos, rotación de funcionarios y procesos fallidos, el panorama para 2026 luce incierto.
Qué destacar. Aunque el gobierno anunció planes ambiciosos y presupuestos históricos, la realidad es que las carreteras siguen deterioradas, los tiempos de traslado se han disparado y los costos logísticos se han duplicado en los últimos ocho años.
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El Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (CIV) presentó el Plan Conecta 2025 para rehabilitar rutas y puentes, pero la ejecución ha sido mínima. Esto pese a tener el presupuesto más alto en su historia (GTQ 9929M).
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La cartera reconoció que en 18 meses no se ha construido un solo kilómetro nuevo. Los cambios constantes de funcionarios han frenado cualquier avance.
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COVIAL, responsable del mantenimiento, logró estabilizarse con un nuevo director. Se preparan contratos de bacheo y señalización para el próximo año. Con todo, la urgencia sigue siendo enorme.
Visto y no visto. La logística se ha encarecido por una combinación de carreteras deterioradas y cuellos de botella en puertos. La pérdida de viajes semanales y tiempos muertos ha duplicado los costos de transporte en ocho años. Un golpe que reduce competitividad.
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El tránsito de la Costa Sur a los puertos podía tomar 14 horas; hoy se extiende hasta 30. Se suman las 24 horas que puede pasar un cabezal en puerto. El panorama afecta a exportadores que dependen de ventanas logísticas precisas.
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Los costos logísticos crecen cerca del 9 % anual, mientras la inflación ronda en un 2 %. Productos como —banano, caña, limón, palma— sufren más: el sobrecosto logístico erosiona márgenes y limita competitividad en mercados internacionales.
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“Donde se mueve la mercancía no hay intervención. Lo poco que se hace son trabajos en rutas secundarias, difíciles de fiscalizar y de bajo impacto”, explica un empresario del sector agroindustrial.
Punto de fricción. La Ley de Infraestructura Vial Prioritaria nació para transformar la red vial mediante contratos a largo plazo y un modelo de pago por disponibilidad. La norma prioriza 1500 km estratégicos, más la creación de la Dirección de Infraestructura Vial Prioritaria (DIPP) y el Fondo FOVIP.
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En septiembre, la entidad perdió independencia al ser absorbida por el CIV. Hoy la dirección comienza a dar sus primeros pasos tras meses de retrasos y tensiones entre actores públicos y privados.
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La desconexión entre diseño y ejecución genera dudas sobre la capacidad real para comenzar proyectos en 2025, especialmente cuando la entidad aún camina sin hoja de ruta clara.
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El Registro de Precalificados profundiza el bloqueo. Una fuente consultada asegura que sigue “muy corrupto”, lo que limita la participación de empresas legítimas y mantiene cuellos de botella estructurales.
Balance. El sector productivo no espera mejoras sustantivas a corto plazo. Y mientras la DIPP se activa, las carreteras siguen sin atención, los socavones y derrumbes causaron graves daños y las rutas alternas son inexistentes.
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“Uno añora caminos impecables en un año. Es totalmente viable. ¿Qué creo que pasará? Nada. Otro invierno vendrá, más deterioro y áreas aisladas”, sentencia el empresario.
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El problema no es solo la falta de ejecución, sino la ausencia de visión. Las rutas estratégicas para la economía, como las carreteras centroamericanas y departamentales, tienen cero mantenimiento.
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El reto es enorme: pasar del discurso a la acción y convertir los millonarios presupuestos en obras concretas que impulsen el desarrollo. Porque sin red vial, no hay futuro.
EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: