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Infraestructura vial, 80 años para cerrar la herida

.
María José Aresti
17 de mayo, 2025

La red vial de Guatemala enfrenta un desafío: duplicarse para alcanzar un desarrollo más competitivo. La ejecución presupuestaria en inversión ha sido históricamente menor que en otras áreas, evidenciando un desafío en la capacidad de transformar los recursos disponibles en infraestructura tangible.

Cómo funciona. Esta tarea no es una aspiración, es una necesidad. Con 19 000 kilómetros actuales, el país debe alcanzar 37 951 para lograr una cobertura funcional, intermunicipal y productiva, según estimaciones.

  • ⁠Tres niveles definen la red: primaria (tramos troncales), secundaria (conexiones intermunicipales) y terciaria/cuaternaria (capilaridad rural), donde la brecha es más crítica.
  • Jorge Benavides, investigador asociado en Fundesa, asegura que para superar el déficit no solo se deben construir más kilómetros de carretera, sino mejorar la calidad y mantenimiento de la existente.
  • El ritmo histórico de expansión es de 237 km/año. A ese paso, duplicar la red tomaría 80 años. Incluso cuadruplicando la capacidad, el país requeriría dos décadas.

Por qué importa. La deficiencia no solo obstaculiza la movilidad, sino también impacta directamente en la economía. Alrededor de 90 % de empresas reporta inconvenientes debido al contexto.

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  • La ausencia de mantenimiento en carreteras se traduce en costos. Si un tramo requiere USD 100, en tres años el precio de la intervención se elevará a USD 2000. El deterioro de la red vial disminuye la velocidad promedio de desplazamiento.
  • En 2022, era de 53 km/h, pero hoy ronda los 45 km/h. Mientras tanto, los países desarrollados avanzan a 70 km/h.
  • Esta carencia afecta el comercio y traslado de productos. Eleva costos logísticos y reduce competitividad con los vecinos centroamericanos.

Datos clave. El gobierno actual propuso 1800 km nuevos durante su gestión. En su primer año, habilitó 162 km (9 % de su meta). La ejecución presupuestaria es otro cuello de botella.

  • En 2024, el gasto público cerró con 92 % de ejecución general, pero solo 79 % se invirtió. ⁠
  • La infraestructura necesita al menos 6 % del PIB anual. En la última década, apenas ha rondado el 3 %. “Sin señales claras de mejora”, menciona Benavides.
  • Invertir en carreteras podría generar entre 150 000 y 200 000 empleos anuales. Esto equivale al 10 % de afiliados al IGSS.

Ahora qué. Además de nuevas, el país necesita rediseñar cómo gestiona y ejecuta proyectos de infraestructura vial. Cambiar procedimientos aceleraría seis veces el ritmo actual, según análisis técnicos.

  • Se sugiere alinear diseño, construcción y operación con pagos por disponibilidad. Esto eliminaría conflictos entre contratistas y aseguraría que las obras funcionen correctamente.
  • Reformas legales, como la modificación del artículo 8 del Reglamento de Contrataciones, permiten licitar diseño-construcción en conjunto. Evita demoras por errores técnicos.
  • “Tenemos que cambiar el ecosistema”, señala Benavides. Sin coordinación entre actores públicos, privados y cooperantes internacionales, los avances serían marginales.
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María José Aresti
17 de mayo, 2025

La red vial de Guatemala enfrenta un desafío: duplicarse para alcanzar un desarrollo más competitivo. La ejecución presupuestaria en inversión ha sido históricamente menor que en otras áreas, evidenciando un desafío en la capacidad de transformar los recursos disponibles en infraestructura tangible.

Cómo funciona. Esta tarea no es una aspiración, es una necesidad. Con 19 000 kilómetros actuales, el país debe alcanzar 37 951 para lograr una cobertura funcional, intermunicipal y productiva, según estimaciones.

  • ⁠Tres niveles definen la red: primaria (tramos troncales), secundaria (conexiones intermunicipales) y terciaria/cuaternaria (capilaridad rural), donde la brecha es más crítica.
  • Jorge Benavides, investigador asociado en Fundesa, asegura que para superar el déficit no solo se deben construir más kilómetros de carretera, sino mejorar la calidad y mantenimiento de la existente.
  • El ritmo histórico de expansión es de 237 km/año. A ese paso, duplicar la red tomaría 80 años. Incluso cuadruplicando la capacidad, el país requeriría dos décadas.

Por qué importa. La deficiencia no solo obstaculiza la movilidad, sino también impacta directamente en la economía. Alrededor de 90 % de empresas reporta inconvenientes debido al contexto.

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  • La ausencia de mantenimiento en carreteras se traduce en costos. Si un tramo requiere USD 100, en tres años el precio de la intervención se elevará a USD 2000. El deterioro de la red vial disminuye la velocidad promedio de desplazamiento.
  • En 2022, era de 53 km/h, pero hoy ronda los 45 km/h. Mientras tanto, los países desarrollados avanzan a 70 km/h.
  • Esta carencia afecta el comercio y traslado de productos. Eleva costos logísticos y reduce competitividad con los vecinos centroamericanos.

Datos clave. El gobierno actual propuso 1800 km nuevos durante su gestión. En su primer año, habilitó 162 km (9 % de su meta). La ejecución presupuestaria es otro cuello de botella.

  • En 2024, el gasto público cerró con 92 % de ejecución general, pero solo 79 % se invirtió. ⁠
  • La infraestructura necesita al menos 6 % del PIB anual. En la última década, apenas ha rondado el 3 %. “Sin señales claras de mejora”, menciona Benavides.
  • Invertir en carreteras podría generar entre 150 000 y 200 000 empleos anuales. Esto equivale al 10 % de afiliados al IGSS.

Ahora qué. Además de nuevas, el país necesita rediseñar cómo gestiona y ejecuta proyectos de infraestructura vial. Cambiar procedimientos aceleraría seis veces el ritmo actual, según análisis técnicos.

  • Se sugiere alinear diseño, construcción y operación con pagos por disponibilidad. Esto eliminaría conflictos entre contratistas y aseguraría que las obras funcionen correctamente.
  • Reformas legales, como la modificación del artículo 8 del Reglamento de Contrataciones, permiten licitar diseño-construcción en conjunto. Evita demoras por errores técnicos.
  • “Tenemos que cambiar el ecosistema”, señala Benavides. Sin coordinación entre actores públicos, privados y cooperantes internacionales, los avances serían marginales.

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