Actualidad
Actualidad
Política
Política
Empresa
Empresa
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial
Videos
Videos

Bukele no consigue su milagro económico

.
Rafael P. Palomo
18 de agosto, 2025

Bukele no consigue su milagro económico; probablemente, no lo logrará si continúa en la deriva autoritaria en El Salvador.

En perspectiva. El 2024 —año de la reelección inconstitucional de Bukele— fue, a su vez, uno de los peores para la economía, en comparación con el resto de la región. El autócrata anunció que, así como su primer mandato se enfocó en el tema de seguridad, el [su] segundo se enfocaría en rescatar la economía del país. La apuesta ha sido transformar la imagen de El Salvador, pasando de ser la capital mundial de los homicidios en 2015, a uno de los países más seguros del mundo, 10 años después.  

  • En aquella línea, Bukele ha tomado medidas como la eliminación del impuesto sobre la renta para inversiones internacionales y transferencias de dinero.

    SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER DE POLÍTICA
  • Adicionalmente, aprobó una exención de impuestos para inversiones superiores a USD 2000M; abrió el mercado de inversiones de criptomonedas; ha buscado explotar la industria del turismo y minería, y mejorar el ambiente de inversión mediante megaproyectos de infraestructura.

  • A pesar de ello, en 2024, El Salvador fue el país con menor IED de toda Centroamérica.

Los datos. El Salvador llegó a ser el segundo país con mayor IED de Centroamérica en 2007 —solo por detrás de Panamá— y, tras la crisis financiera del 2008 y la llegada del FMLN al poder, nunca recuperó el nivel. En 2007, el valor neto de la IED como porcentaje del PIB fue de 9.11 %; actualmente, se sitúa en solo un 2.61 %, y el promedio desde la llegada de Bukele a la presidencia es de 1.91 %.  

  • Desde el 2000 hasta el 2009 (gobiernos de ARENA), el promedio fue de 3.23 %; durante 2009 y 2019 (gobiernos del FMLN), el promedio fue de 1.61 %.

  • Los seis años de Bukele en el gobierno no han logrado alcanzar los números conseguidos en tiempos de ARENA y mejoran los datos del FMLN en apenas un 0.30 %.

La clave. La apuesta de Bukele por atraer inversión mediante la estabilidad de un gobierno autoritario tiene un problema inevitable: el espejo de Daniel Ortega. Entre 2010 y 2017, Nicaragua fue vista como un destino atractivo para invertir en Centroamérica. La economía creció a una tasa promedio de 4.7 % anual —la cuarta más alta en Latinoamérica en 2017— y la IED se mantuvo estable en torno a unos USD 900M anuales.  Ortega, inicialmente, adoptó un enfoque pragmático, alejándose de su pasado revolucionario.  

  • Formó una alianza con el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) que incluyó una Ley de Promoción de Inversiones Extranjeras; una Ley de Incentivos a la Industria Turística, y la creación de ProNicaragua, una agencia gubernamental que ofrecía servicios de facilitación a inversores.

  • Pero la relación entre el COSEP y Ortega se rompió en 2018, cuando los abusos políticos de la dictadura le perdieron el apoyo de la empresa privada, marcando el inicio de la huida de capital en Nicaragua.

  • Desde entonces, Ortega ha implementado un registro obligatorio de inversiones, permitiendo al régimen cancelarlas arbitrariamente; reformas constitucionales que suprimen las garantías a la propiedad privada; una sustitución de la IED privada por inversión por parte del gobierno de China, entre muchas otras medidas autoritarias más.

Lo que sigue. El recuerdo de lo ocurrido en Nicaragua es un peso con el que Bukele tiene que lidiar. El presidente puede ofrecerles a los inversionistas la seguridad de que lo que él diga se hará; ominosa promesa. El ambiente de negocios no puede depender de la veleidad presidencial. Medidas como sus reformas constitucionales expeditas, así como la falta de transparencia por el régimen de excepción, lejos de atraer IED, la alejan.  

  • El Salvador tiene el potencial de volverse un polo de inversión en la región, si Bukele utiliza su aplanadora política para generar un marco jurídico que garantice que los acuerdos comerciales están por encima de sus arrebatos políticos.

  • No obstante, el perpetuo régimen de excepción, en vez de una política de seguridad a largo plazo, da una imagen de mantener la discrecionalidad en el gasto y evitar el rendimiento de cuentas por parte del gobierno.

  • Todo ello, sumado a un gobierno que es capaz de rehacer toda su estructura política de la noche a la mañana sin ningún tipo de contrapeso, es un repelente para las grandes inversiones que Bukele aspira a atraer.

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER DE POLÍTICA

Bukele no consigue su milagro económico

.
Rafael P. Palomo
18 de agosto, 2025

Bukele no consigue su milagro económico; probablemente, no lo logrará si continúa en la deriva autoritaria en El Salvador.

En perspectiva. El 2024 —año de la reelección inconstitucional de Bukele— fue, a su vez, uno de los peores para la economía, en comparación con el resto de la región. El autócrata anunció que, así como su primer mandato se enfocó en el tema de seguridad, el [su] segundo se enfocaría en rescatar la economía del país. La apuesta ha sido transformar la imagen de El Salvador, pasando de ser la capital mundial de los homicidios en 2015, a uno de los países más seguros del mundo, 10 años después.  

  • En aquella línea, Bukele ha tomado medidas como la eliminación del impuesto sobre la renta para inversiones internacionales y transferencias de dinero.

    SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER DE POLÍTICA
  • Adicionalmente, aprobó una exención de impuestos para inversiones superiores a USD 2000M; abrió el mercado de inversiones de criptomonedas; ha buscado explotar la industria del turismo y minería, y mejorar el ambiente de inversión mediante megaproyectos de infraestructura.

  • A pesar de ello, en 2024, El Salvador fue el país con menor IED de toda Centroamérica.

Los datos. El Salvador llegó a ser el segundo país con mayor IED de Centroamérica en 2007 —solo por detrás de Panamá— y, tras la crisis financiera del 2008 y la llegada del FMLN al poder, nunca recuperó el nivel. En 2007, el valor neto de la IED como porcentaje del PIB fue de 9.11 %; actualmente, se sitúa en solo un 2.61 %, y el promedio desde la llegada de Bukele a la presidencia es de 1.91 %.  

  • Desde el 2000 hasta el 2009 (gobiernos de ARENA), el promedio fue de 3.23 %; durante 2009 y 2019 (gobiernos del FMLN), el promedio fue de 1.61 %.

  • Los seis años de Bukele en el gobierno no han logrado alcanzar los números conseguidos en tiempos de ARENA y mejoran los datos del FMLN en apenas un 0.30 %.

La clave. La apuesta de Bukele por atraer inversión mediante la estabilidad de un gobierno autoritario tiene un problema inevitable: el espejo de Daniel Ortega. Entre 2010 y 2017, Nicaragua fue vista como un destino atractivo para invertir en Centroamérica. La economía creció a una tasa promedio de 4.7 % anual —la cuarta más alta en Latinoamérica en 2017— y la IED se mantuvo estable en torno a unos USD 900M anuales.  Ortega, inicialmente, adoptó un enfoque pragmático, alejándose de su pasado revolucionario.  

  • Formó una alianza con el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) que incluyó una Ley de Promoción de Inversiones Extranjeras; una Ley de Incentivos a la Industria Turística, y la creación de ProNicaragua, una agencia gubernamental que ofrecía servicios de facilitación a inversores.

  • Pero la relación entre el COSEP y Ortega se rompió en 2018, cuando los abusos políticos de la dictadura le perdieron el apoyo de la empresa privada, marcando el inicio de la huida de capital en Nicaragua.

  • Desde entonces, Ortega ha implementado un registro obligatorio de inversiones, permitiendo al régimen cancelarlas arbitrariamente; reformas constitucionales que suprimen las garantías a la propiedad privada; una sustitución de la IED privada por inversión por parte del gobierno de China, entre muchas otras medidas autoritarias más.

Lo que sigue. El recuerdo de lo ocurrido en Nicaragua es un peso con el que Bukele tiene que lidiar. El presidente puede ofrecerles a los inversionistas la seguridad de que lo que él diga se hará; ominosa promesa. El ambiente de negocios no puede depender de la veleidad presidencial. Medidas como sus reformas constitucionales expeditas, así como la falta de transparencia por el régimen de excepción, lejos de atraer IED, la alejan.  

  • El Salvador tiene el potencial de volverse un polo de inversión en la región, si Bukele utiliza su aplanadora política para generar un marco jurídico que garantice que los acuerdos comerciales están por encima de sus arrebatos políticos.

  • No obstante, el perpetuo régimen de excepción, en vez de una política de seguridad a largo plazo, da una imagen de mantener la discrecionalidad en el gasto y evitar el rendimiento de cuentas por parte del gobierno.

  • Todo ello, sumado a un gobierno que es capaz de rehacer toda su estructura política de la noche a la mañana sin ningún tipo de contrapeso, es un repelente para las grandes inversiones que Bukele aspira a atraer.

¿Quiere recibir notificaciones de alertas?