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¿Aceptará Maduro una derrota en las urnas?

Foto de Yuri Cortez / AFP
Rafael P. Palomo
28 de julio, 2024

Con los centros de votación cerrados y a la espera de los resultados en Venezuela, la pregunta se mantiene, ¿qué pasará si Maduro es derrotado?

Panorama general. Tras más de una década en el poder, Nicolás Maduro enfrenta el peor momento de su presidencia. Con una oposición cada vez más fuerte y dispuesta a movilizarse multitudinariamente para votar, su popularidad y capacidad económica siguen una tendencia decadente. 

  • Con María Corina Machado fuera de la contienda por sanción del régimen de Maduro, Edmundo González —delfín de Machado— se presentó hoy a las elecciones con una arrasadora ventaja ante el oficialismo.

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  • González cuenta con una intención de voto de entre el 59 y 71 % en las encuestas, mientras que Maduro oscila entre el 12 y el 24 %. 

Sí, pero. Las posibilidades de Maduro para ganar son prácticamente nulas, especialmente con la movilización masiva presenciada desde que abrieron los centros de votación. La oposición espera que vote alrededor de unas 12 millones de personas, casi el 67 % del padrón. Maduro, no obstante, sigue teniendo en sus manos el control del Consejo Nacional Electoral (CNE), de las cortes y, especialmente, del Ejército.

  • La cuestión estará en si lo aplastante de la victoria es lo suficientemente contundente como para que Maduro no vea alternativa a ceder. 
  • El cálculo dependerá, en gran medida, del beneficio que Maduro perciba y de la capacidad que tenga para reprimir posibles manifestaciones que exijan justicia electoral.

  • El ministro de defensa Vladimir Padrino López afirmó, la semana pasada, que seguirá la ley y respetará los resultados, pero dio indicios de un fraude al desacreditar la ventaja de González en las encuestas. 

Entre líneas. Para que una movilización popular sea capaz de derrocar a un gobierno se requieren varias condiciones. La principal, sin embargo, es que la presión social exceda la capacidad estatal para reprimirla. Si las fuerzas armadas se mantienen leales a Maduro, ni siquiera la presión internacional podría hacer que el autócrata deje el poder.

  • En 2019, el opositor Juan Guaidó se declaró presidente de la Asamblea Nacional —posterior a la fraudulenta reelección de Maduro— y la comunidad internacional lo reconoció. 
  • Cinco años después, Maduro sigue en el poder. La oposición se ha vuelto a fortalecer detrás de la figura principal de María Corina Machado y el régimen ha perdido músculo, tanto popular como financiero. 

Los datos. En 2013, Maduro ostentaba una popularidad de alrededor de un 50 %. Actualmente, la cifra ronda entre el 19 % y el 6 %. Los venezolanos ya no ven en él un heredero legítimo de Hugo Chávez. Por otro lado, el petróleo venezolano el principal sostén financiero del régimen, ha caído desde que Maduro está en el poder.

  • El suministro petrolero del país ha caído en un 73 % desde 2013 y su valor ha disminuido en un 76 %, misma proporción en la que se han reducido sus exportaciones en el mismo periodo de tiempo. 
  • En cuanto a su popularidad, un 42.7 % de la población afirma que saldrá a manifestar si Maduro no acepta una derrota y un 41.1 % que abandonará el país si se mantiene en el poder.

  • Adicionalmente, un 81.4 % de encuestados cree que estas elecciones serán la última oportunidad para desbancar al régimen de Maduro. Un 87 % afirmó que iría a votar hoy. 

El balance. El régimen de Maduro tiene una crisis de legitimidad irremediable, con una oposición más popular que nunca, pero con capacidad de mantener el apoyo de su cúpula de poder. Sin embargo, siempre que los altos mandos del ejército perciban un mayor beneficio económico con la permanencia de Maduro, será muy difícil —si no imposible— lograr derrocarlo. El poder de la movilización ciudadana tiene límites al enfrentarse con el poder real. 

  • Maduro podría dejar el poder voluntariamente, pero dependerá de lo que el mundo occidental le ofrezca. Tanto el presidente como sus aliados enfrentan persecución por narcoterrorismo, lavado de dinero y tráfico de drogas en EE. UU.

  • La administración de Biden deberá valorar aplicar sanciones cada vez más fuertes a las exportaciones de petróleo venezolanas y ofrecer seguridad a Maduro y su círculo que, si dejan el poder, no serán perseguidos o por lo menos no tan severamente.

En conclusión. El ex conductor de autobuses enfrentará el cálculo político más complejo de su carrera. Su decisión dependerá de la combinación de presión social e internacional pero, principalmente, de la capacidad de sostener a un régimen con menos recursos que antes, pero profundamente afianzado al poder. 

¿Aceptará Maduro una derrota en las urnas?

Foto de Yuri Cortez / AFP
Rafael P. Palomo
28 de julio, 2024

Con los centros de votación cerrados y a la espera de los resultados en Venezuela, la pregunta se mantiene, ¿qué pasará si Maduro es derrotado?

Panorama general. Tras más de una década en el poder, Nicolás Maduro enfrenta el peor momento de su presidencia. Con una oposición cada vez más fuerte y dispuesta a movilizarse multitudinariamente para votar, su popularidad y capacidad económica siguen una tendencia decadente. 

  • Con María Corina Machado fuera de la contienda por sanción del régimen de Maduro, Edmundo González —delfín de Machado— se presentó hoy a las elecciones con una arrasadora ventaja ante el oficialismo.

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  • González cuenta con una intención de voto de entre el 59 y 71 % en las encuestas, mientras que Maduro oscila entre el 12 y el 24 %. 

Sí, pero. Las posibilidades de Maduro para ganar son prácticamente nulas, especialmente con la movilización masiva presenciada desde que abrieron los centros de votación. La oposición espera que vote alrededor de unas 12 millones de personas, casi el 67 % del padrón. Maduro, no obstante, sigue teniendo en sus manos el control del Consejo Nacional Electoral (CNE), de las cortes y, especialmente, del Ejército.

  • La cuestión estará en si lo aplastante de la victoria es lo suficientemente contundente como para que Maduro no vea alternativa a ceder. 
  • El cálculo dependerá, en gran medida, del beneficio que Maduro perciba y de la capacidad que tenga para reprimir posibles manifestaciones que exijan justicia electoral.

  • El ministro de defensa Vladimir Padrino López afirmó, la semana pasada, que seguirá la ley y respetará los resultados, pero dio indicios de un fraude al desacreditar la ventaja de González en las encuestas. 

Entre líneas. Para que una movilización popular sea capaz de derrocar a un gobierno se requieren varias condiciones. La principal, sin embargo, es que la presión social exceda la capacidad estatal para reprimirla. Si las fuerzas armadas se mantienen leales a Maduro, ni siquiera la presión internacional podría hacer que el autócrata deje el poder.

  • En 2019, el opositor Juan Guaidó se declaró presidente de la Asamblea Nacional —posterior a la fraudulenta reelección de Maduro— y la comunidad internacional lo reconoció. 
  • Cinco años después, Maduro sigue en el poder. La oposición se ha vuelto a fortalecer detrás de la figura principal de María Corina Machado y el régimen ha perdido músculo, tanto popular como financiero. 

Los datos. En 2013, Maduro ostentaba una popularidad de alrededor de un 50 %. Actualmente, la cifra ronda entre el 19 % y el 6 %. Los venezolanos ya no ven en él un heredero legítimo de Hugo Chávez. Por otro lado, el petróleo venezolano el principal sostén financiero del régimen, ha caído desde que Maduro está en el poder.

  • El suministro petrolero del país ha caído en un 73 % desde 2013 y su valor ha disminuido en un 76 %, misma proporción en la que se han reducido sus exportaciones en el mismo periodo de tiempo. 
  • En cuanto a su popularidad, un 42.7 % de la población afirma que saldrá a manifestar si Maduro no acepta una derrota y un 41.1 % que abandonará el país si se mantiene en el poder.

  • Adicionalmente, un 81.4 % de encuestados cree que estas elecciones serán la última oportunidad para desbancar al régimen de Maduro. Un 87 % afirmó que iría a votar hoy. 

El balance. El régimen de Maduro tiene una crisis de legitimidad irremediable, con una oposición más popular que nunca, pero con capacidad de mantener el apoyo de su cúpula de poder. Sin embargo, siempre que los altos mandos del ejército perciban un mayor beneficio económico con la permanencia de Maduro, será muy difícil —si no imposible— lograr derrocarlo. El poder de la movilización ciudadana tiene límites al enfrentarse con el poder real. 

  • Maduro podría dejar el poder voluntariamente, pero dependerá de lo que el mundo occidental le ofrezca. Tanto el presidente como sus aliados enfrentan persecución por narcoterrorismo, lavado de dinero y tráfico de drogas en EE. UU.

  • La administración de Biden deberá valorar aplicar sanciones cada vez más fuertes a las exportaciones de petróleo venezolanas y ofrecer seguridad a Maduro y su círculo que, si dejan el poder, no serán perseguidos o por lo menos no tan severamente.

En conclusión. El ex conductor de autobuses enfrentará el cálculo político más complejo de su carrera. Su decisión dependerá de la combinación de presión social e internacional pero, principalmente, de la capacidad de sostener a un régimen con menos recursos que antes, pero profundamente afianzado al poder. 

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