El acceso a una vivienda propia se ha convertido en un desafío generacional. Frente al encarecimiento del crédito y el alza inmobiliaria, los jóvenes mexicanos están apostando por un mercado antes subestimado: la vivienda usada. Esta tendencia redefine no solo el mercado, sino las prioridades de una nueva generación urbana.
Por qué importa. El modelo tradicional de acceso a la vivienda está en crisis. Con precios fuera de alcance y esquemas financieros restrictivos, las nuevas generaciones enfrentan obstáculos inéditos para comprar una casa. Este cambio de paradigma está impulsando una transformación silenciosa pero estructural en el mercado inmobiliario.
- El precio promedio de una vivienda nueva en México supera los MXN 1.7M, según la Sociedad Hipotecaria Federal, una cifra inalcanzable para jóvenes que ganan entre USD 15 000 y 18 000 mensuales.
- Aun con crédito, las condiciones actuales exigen enganches altos y mensualidades que consumen más del 40 % de los ingresos familiares.
- Esta desconexión entre ingresos y precios está forzando un cambio en las decisiones de compra: los jóvenes buscan alternativas viables que no comprometan su futuro financiero.
Datos clave. El repunte de la vivienda usada no es anecdótico, sino un fenómeno respaldado por datos. Con menor costo, mejor ubicación y creciente respaldo tecnológico, esta opción comienza a rivalizar con la vivienda nueva en número de créditos y volumen de transacciones.
- En 2024 se originaron 234 000 créditos para vivienda usada y 252 000 para vivienda nueva, según el Sistema Nacional de Información e Indicadores de Vivienda (SNIIV).
- Según Tuhabi, los precios de casas usadas pueden ser entre un 20 % y 30 % más bajos que los nuevos desarrollos. Esto representa una diferencia sustancial para los compradores primerizos.
- “Muchas de estas propiedades están ubicadas justo donde los jóvenes quieren vivir”, destaca Juan Sebastián Sokoloff, vicepresidente de Data y Analítica de Tuhabi.
Entre líneas. El atractivo no solo está en el precio: se trata de vivir mejor, no más lejos. Las viviendas usadas ofrecen algo que los nuevos desarrollos en periferia no siempre garantizan: cercanía, movilidad y vida urbana.
- Zonas céntricas, acceso a transporte público, servicios consolidados y mayor vida barrial son factores clave en la toma de decisión.
- A diferencia de las casas nuevas, muchas veces alejadas y mal conectadas, las viviendas usadas ofrecen una experiencia más alineada con el estilo de vida urbano de los jóvenes.
- Plataformas tecnológicas han dinamizado este mercado, reduciendo el riesgo, agilizando trámites y aportando confianza mediante datos e intermediación legal.
Ahora qué. La preferencia por la vivienda usada está marcando una reconfiguración del mercado. Si las condiciones estructurales no cambian, esta tendencia podría consolidarse como el nuevo estándar entre los compradores jóvenes.
- El reto para el sector inmobiliario será adaptar su oferta a esta demanda más informada, tecnológica y urbana.
- Para los gobiernos, se abre una oportunidad para rediseñar políticas de vivienda que incentiven la regeneración urbana y el aprovechamiento de infraestructura ya existente.
- Aunque la vivienda usada no resuelve todos los problemas, representa una alternativa realista frente a un modelo que ya no responde a las necesidades de una generación en busca de independencia sin hipotecar su futuro.
Con información de: Real Estate Market & Lifestyle Te puede interesar
El acceso a una vivienda propia se ha convertido en un desafío generacional. Frente al encarecimiento del crédito y el alza inmobiliaria, los jóvenes mexicanos están apostando por un mercado antes subestimado: la vivienda usada. Esta tendencia redefine no solo el mercado, sino las prioridades de una nueva generación urbana.
Por qué importa. El modelo tradicional de acceso a la vivienda está en crisis. Con precios fuera de alcance y esquemas financieros restrictivos, las nuevas generaciones enfrentan obstáculos inéditos para comprar una casa. Este cambio de paradigma está impulsando una transformación silenciosa pero estructural en el mercado inmobiliario.
- El precio promedio de una vivienda nueva en México supera los MXN 1.7M, según la Sociedad Hipotecaria Federal, una cifra inalcanzable para jóvenes que ganan entre USD 15 000 y 18 000 mensuales.
- Aun con crédito, las condiciones actuales exigen enganches altos y mensualidades que consumen más del 40 % de los ingresos familiares.
- Esta desconexión entre ingresos y precios está forzando un cambio en las decisiones de compra: los jóvenes buscan alternativas viables que no comprometan su futuro financiero.
Datos clave. El repunte de la vivienda usada no es anecdótico, sino un fenómeno respaldado por datos. Con menor costo, mejor ubicación y creciente respaldo tecnológico, esta opción comienza a rivalizar con la vivienda nueva en número de créditos y volumen de transacciones.
- En 2024 se originaron 234 000 créditos para vivienda usada y 252 000 para vivienda nueva, según el Sistema Nacional de Información e Indicadores de Vivienda (SNIIV).
- Según Tuhabi, los precios de casas usadas pueden ser entre un 20 % y 30 % más bajos que los nuevos desarrollos. Esto representa una diferencia sustancial para los compradores primerizos.
- “Muchas de estas propiedades están ubicadas justo donde los jóvenes quieren vivir”, destaca Juan Sebastián Sokoloff, vicepresidente de Data y Analítica de Tuhabi.
Entre líneas. El atractivo no solo está en el precio: se trata de vivir mejor, no más lejos. Las viviendas usadas ofrecen algo que los nuevos desarrollos en periferia no siempre garantizan: cercanía, movilidad y vida urbana.
- Zonas céntricas, acceso a transporte público, servicios consolidados y mayor vida barrial son factores clave en la toma de decisión.
- A diferencia de las casas nuevas, muchas veces alejadas y mal conectadas, las viviendas usadas ofrecen una experiencia más alineada con el estilo de vida urbano de los jóvenes.
- Plataformas tecnológicas han dinamizado este mercado, reduciendo el riesgo, agilizando trámites y aportando confianza mediante datos e intermediación legal.
Ahora qué. La preferencia por la vivienda usada está marcando una reconfiguración del mercado. Si las condiciones estructurales no cambian, esta tendencia podría consolidarse como el nuevo estándar entre los compradores jóvenes.
- El reto para el sector inmobiliario será adaptar su oferta a esta demanda más informada, tecnológica y urbana.
- Para los gobiernos, se abre una oportunidad para rediseñar políticas de vivienda que incentiven la regeneración urbana y el aprovechamiento de infraestructura ya existente.
- Aunque la vivienda usada no resuelve todos los problemas, representa una alternativa realista frente a un modelo que ya no responde a las necesidades de una generación en busca de independencia sin hipotecar su futuro.