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El Salvador: el "boom" inmobiliario que marca el año

.
María José Aresti
09 de diciembre, 2025

El mercado inmobiliario de El Salvador no solo mites: reescribe la forma de invertir. Detrás del 12 % de crecimiento registral hay reformas legales, remesas y torres que están cambiando el skyline salvadoreño. La pregunta es: ¿cuánto de este “boom” es coyuntural y cuánto estructural?

Por qué importa. El salto en transferencias revela un mercado que ya no depende solo de compraventas tradicionales: crece la rotación de activos, aumenta la formalización patrimonial y más familias están usando el registro como herramienta para ordenar su patrimonio.

  • El mercado pasó de preguntarse si valía la pena invertir a discutir en qué segmentos y zonas entrar primero. Con plusvalías entre 5 y 8 % anuales en áreas como Escalón o San Benito.

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  • Las remesas, que superaron los USD 8400M en 2024 y rondan cerca de una cuarta parte del PIB, financian mejoras, enganches y segundas viviendas, especialmente entre familias con parientes en EE. UU.

  • La mejora en tiempos de respuesta registral reduce costos de transacción, baja la prima de riesgo y envía una señal clave al mercado: la eficiencia institucional sí puede acelerar inversión y proyectos.

Datos clave. Detrás del 12 % de crecimiento en transferencias hay un doble movimiento: más compraventas formales y un ecosistema empresarial que se ensancha. Solo en 2025, el Registro de la Propiedad Raíz e Hipotecas del Centro Nacional de Registros (CNR) sumó 1.34M de solicitudes. Un 10.9 % más que el año anterior.

  • Las 136 408 transferencias incluyen compraventas, herencias y donaciones, y ya mueven más de USD 3737M, cifra que superó todo 2024 antes de cerrar el año, según Camilo Trigueros, director del CNR.

  • La inversión privada empuja torres de hasta 35 pisos en San Benito, Escalón y San Salvador Sur; proyectos como Arela, Studio 89 o Garden Towers muestran una apuesta clara por vivienda vertical y amenidades.

  • Las reformas al Código de Comercio introdujeron las Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS). Estas permiten constituir empresas con menos costo y trámites, bajando barreras para mipymes y emprendimientos vinculados al sector.

Entre líneas. El auge inmobiliario no se explica solo por reformas y digitalización. Las remesas siguen siendo un músculo silencioso y la percepción de mayor seguridad empuja a familias y empresas a volver a jugar a largo plazo con ladrillo, crédito y plusvalía.

  • Las divisas, que ya representan una porción sustancial del PIB, se canalizan cada vez más hacia enganches, ampliaciones y compra de lotes en municipios cercanos al Área Metropolitana.

  • Entre salvadoreños en EE. UU., más del 50 % planea comprar casa, terreno o rancho de playa en el país, lo que anticipa nueva demanda patrimonial entre quienes residen fuera del país centroamericano.

  • No obstante, el riesgo es confundir dinamismo con burbuja: oferta concentrada, materiales más caros y crédito limitado para vivienda popular. “El mercado vive un momento excepcional”, resume Camilo Trigueros.

Lo que sigue. Para desarrolladores, bancos y ahorrantes el mensaje es claro: El Salvador entra en una fase donde la rapidez institucional ya no basta; la clave será seleccionar bien la ubicación, el segmento y el socio financiero antes de subirse al ciclo.

  • Quien invierta deberá mirar tres cosas: capacidad real de pago de la demanda, solidez del desarrollador y reglas claras de propiedad. Sin seguridad jurídica, cualquier “boom” inmobiliario se convierte en castillo de arena.

  • Las SAS ofrecen una puerta de entrada para que pequeños inversionistas estructuren vehículos, compren en conjunto y participen en proyectos, en lugar de quedarse solo como compradores minoristas dispersos.

  • “El mercado está en plena expansión, ya sea en apartamentos, vivienda social o inmuebles comerciales”, concluye Trigueros.

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El Salvador: el "boom" inmobiliario que marca el año

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María José Aresti
09 de diciembre, 2025

El mercado inmobiliario de El Salvador no solo mites: reescribe la forma de invertir. Detrás del 12 % de crecimiento registral hay reformas legales, remesas y torres que están cambiando el skyline salvadoreño. La pregunta es: ¿cuánto de este “boom” es coyuntural y cuánto estructural?

Por qué importa. El salto en transferencias revela un mercado que ya no depende solo de compraventas tradicionales: crece la rotación de activos, aumenta la formalización patrimonial y más familias están usando el registro como herramienta para ordenar su patrimonio.

  • El mercado pasó de preguntarse si valía la pena invertir a discutir en qué segmentos y zonas entrar primero. Con plusvalías entre 5 y 8 % anuales en áreas como Escalón o San Benito.

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  • Las remesas, que superaron los USD 8400M en 2024 y rondan cerca de una cuarta parte del PIB, financian mejoras, enganches y segundas viviendas, especialmente entre familias con parientes en EE. UU.

  • La mejora en tiempos de respuesta registral reduce costos de transacción, baja la prima de riesgo y envía una señal clave al mercado: la eficiencia institucional sí puede acelerar inversión y proyectos.

Datos clave. Detrás del 12 % de crecimiento en transferencias hay un doble movimiento: más compraventas formales y un ecosistema empresarial que se ensancha. Solo en 2025, el Registro de la Propiedad Raíz e Hipotecas del Centro Nacional de Registros (CNR) sumó 1.34M de solicitudes. Un 10.9 % más que el año anterior.

  • Las 136 408 transferencias incluyen compraventas, herencias y donaciones, y ya mueven más de USD 3737M, cifra que superó todo 2024 antes de cerrar el año, según Camilo Trigueros, director del CNR.

  • La inversión privada empuja torres de hasta 35 pisos en San Benito, Escalón y San Salvador Sur; proyectos como Arela, Studio 89 o Garden Towers muestran una apuesta clara por vivienda vertical y amenidades.

  • Las reformas al Código de Comercio introdujeron las Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS). Estas permiten constituir empresas con menos costo y trámites, bajando barreras para mipymes y emprendimientos vinculados al sector.

Entre líneas. El auge inmobiliario no se explica solo por reformas y digitalización. Las remesas siguen siendo un músculo silencioso y la percepción de mayor seguridad empuja a familias y empresas a volver a jugar a largo plazo con ladrillo, crédito y plusvalía.

  • Las divisas, que ya representan una porción sustancial del PIB, se canalizan cada vez más hacia enganches, ampliaciones y compra de lotes en municipios cercanos al Área Metropolitana.

  • Entre salvadoreños en EE. UU., más del 50 % planea comprar casa, terreno o rancho de playa en el país, lo que anticipa nueva demanda patrimonial entre quienes residen fuera del país centroamericano.

  • No obstante, el riesgo es confundir dinamismo con burbuja: oferta concentrada, materiales más caros y crédito limitado para vivienda popular. “El mercado vive un momento excepcional”, resume Camilo Trigueros.

Lo que sigue. Para desarrolladores, bancos y ahorrantes el mensaje es claro: El Salvador entra en una fase donde la rapidez institucional ya no basta; la clave será seleccionar bien la ubicación, el segmento y el socio financiero antes de subirse al ciclo.

  • Quien invierta deberá mirar tres cosas: capacidad real de pago de la demanda, solidez del desarrollador y reglas claras de propiedad. Sin seguridad jurídica, cualquier “boom” inmobiliario se convierte en castillo de arena.

  • Las SAS ofrecen una puerta de entrada para que pequeños inversionistas estructuren vehículos, compren en conjunto y participen en proyectos, en lugar de quedarse solo como compradores minoristas dispersos.

  • “El mercado está en plena expansión, ya sea en apartamentos, vivienda social o inmuebles comerciales”, concluye Trigueros.

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