La innovación inmobiliaria en Latinoamérica está transformando la forma en que se diseñan y viven los espacios urbanos. Desde la experiencia del usuario hasta el desarrollo comunitario. Este cambio redefine el desarrollo inmobiliario regional con un enfoque centrado en las personas y sus necesidades.
Cómo funciona. La experiencia del usuario en proyectos inmobiliarios es clave para satisfacer demandas actuales y futuras. Entender el comportamiento, preferencias y cambios generacionales impacta directamente en la calidad de vida y el éxito del negocio.
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“La industria inmobiliaria debe escuchar al usuario y adaptarse”, menciona Tobías Contreras, gerente de Sustentabilidad de Vinte. La experiencia es el eje para mantener la relevancia en un mercado competitivo.
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Incorporar tecnología y análisis de datos permite anticipar tendencias y adaptar los proyectos a distintos perfiles y etapas de vida.
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Personalizar espacios y servicios genera comunidades sólidas, aumenta la permanencia y maximiza el valor del inmueble para residentes e inversores.
En el radar. El desarrollo de comunidades verticales y horizontales incorpora experiencias de convivencia y seguridad, adaptadas a las nuevas formas de vida. Estos buscan recuperar vínculos sociales y ofrecer infraestructura para la vida cotidiana.
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El diseño urbano contempla privadas o “clúster” con acceso controlado que favorecen la seguridad y promueven el encuentro social entre vecinos.
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Se integran áreas verdes, deportivas y comerciales para facilitar actividades diarias, impulsando un estilo de vida integral y autosuficiente.
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La administración digital de comunidades mejora la comunicación, controla cuotas y mantiene servicios esenciales, asegurando una convivencia armónica y ordenada.
Ecos regionales. En Colombia, los megaproyecto inmobiliarios son de uso mixto para crear ecosistemas autosuficientes. La segmentación precisa del mercado permite adaptar ofertas a diferentes grupos etarios y estilos de vida, garantizando permanencia y satisfacción.
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Más de 15 000 personas usan estos ecosistemas diariamente, donde se busca ofrecer una “mini ciudad” con gastronomía, zonas verdes y transporte integrado.
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Según Andrea Gallego, commercial VP de Terranum, el análisis de perfiles y necesidades de los usuarios permite ajustar el mix comercial y corporativo: “Facilita la experiencia y bienestar”.
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Se promueve la permanencia y reducción de rotación mediante espacios que invitan a la interacción, colaboración y vida comunitaria, vitales para la retención corporativa.
Lo que sigue. El futuro del desarrollo inmobiliario en Latinoamérica apunta a viviendas eficientes, conectadas y sostenibles. Este enfoque impulsa a los compradores a valorar no solo metros cuadrados, sino también la calidad y eficiencia del inmueble.
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Incorporar dispositivos inteligentes permite a los usuarios monitorear su consumo energético y tomar decisiones conscientes para reducir gastos y huella ambiental.
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La demanda crece hacia inmuebles certificados que garanticen eficiencia, confort y ahorro, marcando una evolución en el comportamiento de compra.
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El sector apuesta por viviendas “vivas” y conectadas, que integran tecnología para optimizar recursos y fomentar un estilo de vida más sustentable y responsable.
La innovación inmobiliaria en Latinoamérica está transformando la forma en que se diseñan y viven los espacios urbanos. Desde la experiencia del usuario hasta el desarrollo comunitario. Este cambio redefine el desarrollo inmobiliario regional con un enfoque centrado en las personas y sus necesidades.
Cómo funciona. La experiencia del usuario en proyectos inmobiliarios es clave para satisfacer demandas actuales y futuras. Entender el comportamiento, preferencias y cambios generacionales impacta directamente en la calidad de vida y el éxito del negocio.
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“La industria inmobiliaria debe escuchar al usuario y adaptarse”, menciona Tobías Contreras, gerente de Sustentabilidad de Vinte. La experiencia es el eje para mantener la relevancia en un mercado competitivo.
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En el radar. El desarrollo de comunidades verticales y horizontales incorpora experiencias de convivencia y seguridad, adaptadas a las nuevas formas de vida. Estos buscan recuperar vínculos sociales y ofrecer infraestructura para la vida cotidiana.
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El diseño urbano contempla privadas o “clúster” con acceso controlado que favorecen la seguridad y promueven el encuentro social entre vecinos.
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Se integran áreas verdes, deportivas y comerciales para facilitar actividades diarias, impulsando un estilo de vida integral y autosuficiente.
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La administración digital de comunidades mejora la comunicación, controla cuotas y mantiene servicios esenciales, asegurando una convivencia armónica y ordenada.
Ecos regionales. En Colombia, los megaproyecto inmobiliarios son de uso mixto para crear ecosistemas autosuficientes. La segmentación precisa del mercado permite adaptar ofertas a diferentes grupos etarios y estilos de vida, garantizando permanencia y satisfacción.
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Más de 15 000 personas usan estos ecosistemas diariamente, donde se busca ofrecer una “mini ciudad” con gastronomía, zonas verdes y transporte integrado.
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Según Andrea Gallego, commercial VP de Terranum, el análisis de perfiles y necesidades de los usuarios permite ajustar el mix comercial y corporativo: “Facilita la experiencia y bienestar”.
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Se promueve la permanencia y reducción de rotación mediante espacios que invitan a la interacción, colaboración y vida comunitaria, vitales para la retención corporativa.
Lo que sigue. El futuro del desarrollo inmobiliario en Latinoamérica apunta a viviendas eficientes, conectadas y sostenibles. Este enfoque impulsa a los compradores a valorar no solo metros cuadrados, sino también la calidad y eficiencia del inmueble.
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Incorporar dispositivos inteligentes permite a los usuarios monitorear su consumo energético y tomar decisiones conscientes para reducir gastos y huella ambiental.
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La demanda crece hacia inmuebles certificados que garanticen eficiencia, confort y ahorro, marcando una evolución en el comportamiento de compra.
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El sector apuesta por viviendas “vivas” y conectadas, que integran tecnología para optimizar recursos y fomentar un estilo de vida más sustentable y responsable.