Judas sale a las calles a bailar o mejor dicho lo hacen bailar y sin querer, los patojos, hombres y mujeres, lo ridiculizan con máscaras que más lo hacen parecer Maximón, el personaje venerado por los tz’utujiles.
Esta tradición, arraigada en algunos pueblos del país, sobre todo de la Costa Sur, revive cada año durante Semana Santa y rememora al apóstol bíblico que traicionó y vendió a Jesús.
En Guatemala los muñecos se fabrican con hojas secas de banano para darle forma a los brazos y piernas. Luego se visten con ropa común, generalmente pantalón de lona y camisa de manga larga.
Los zapatos suelen ser botas y no falta el sombrero tejano o charro mexicano. Pero el toque final o más importante es la máscara: un rostro con bigote y barba, que los juderos complementan con lentes oscuros.
No falta el Judas “entacuchado”, que lo acerca más al “Gran Abuelo” de los pueblos originarios de la zona occidental de Guatemala, en especial de Santiago Atitlán, Sololá y San Andrés Itzapa, Chimaltenango.
“Pan para Judas…”
Acompañado de tambores y matracas, la representación de Judas Iscariote baila al ritmo de la música del momento y de los grupos que acompañan las fiestas en la provincia.
Todavía se escucha, como se acostumbraba en épocas pasadas, la frase “pan para Judas….pan para Judas…”. Entonces los patojos tocaban las puertas de las casas, bailaban un rato y de inmediato recibían la recompensa: deliciosos panes de la Semana Santa.
Del grupo se nombraba a un recolector encargado de recibir en la bolsa de manta, la donación de los vecinos. En pocos casos alguien daba dinero, en vez de pan, lo que también alegraba a los juderos que al final de la jornada se repartían lo recaudado.
Acá el video tomado este jueves en el municipio de Chicacao, Suchitepéquez.
Las calles de los pueblos donde Judas sale a bailar, se llenan del bullicio de matracas, tambores, trompetas y reproductores de música.
La tradición arranca el Miércoles Santo por la noche y se extiende todo el Jueves Santo. El Viernes Santo no hay bulla, todo es luto y pesar. Los judas desaparecen y solo se ven personas caminando vestidas de negro.
Jesús ha muerto, lo crucificaron. Fue entregado por uno de sus apóstoles, uno de los más cercanos que lo vendió por 30 monedas de plata, de acuerdo con el texto bíblico.
Ahora Judas está desesperado, no sabe qué hacer y se arrepiente de haber entregado a su Maestro.
El Sábado de Gloria amanece colgado en los arcos o árboles, a la vista de todos. Pronto será quemado por los juderos y vecinos que no perdonan su traición.
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“Pan para Judas…”
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