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Haití: radiografía del “Estado” que nunca ha sido

.
Rafael P. Palomo
27 de junio, 2025

Fritz Alphonse Jean, presidente del Consejo Presidencial de Transición de Haití, reconoció el uso de fuerzas paramilitares extranjeras para su guerra contra las pandillas.

En perspectiva. Aunque se negó a admitir qué empresa de mercenarios ha tomado el control de las fuerzas de seguridad, el mes pasado se desveló el supuesto involucramiento de Erik Prince, el ex Navy SEAL y fundador de Blackwater.  

  • El ejército privado de Blackwater ha sido vinculado con masacres de civiles en Irak en 2007 y un presunto bombardeo por drones en los bastiones de las pandillas de Puerto Príncipe. 
  • “Cuando hay una debilidad, buscamos a otras personas para apoyar a la policía nacional”, afirmó Fritz Alphonse Jean.

Por qué importa. Haití ha tenido una dificultad histórica por consolidar un Estado moderno. Actualmente, no existe en el país caribeño un monopolio legítimo del uso de la fuerza y lo más cercano a ello —aunque ilegítimo— lo tiene el crimen organizado. Desde 2021, tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse, las pandillas se han vuelto la fuerza dominante en el país.  

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  • Con unas 200 pandillas activas, entre las cuales destacan G-9 y la “Familia” de Jimmy Chérizier, casi un 80 % de Puerto Príncipe está bajo el dominio de bandas criminales.
  • Las pandillas controlan puertos, aeropuertos y terminales petroleras, además de mantener nexos importantes con el narcotráfico transnacional y la élite política del país.
  • Por años, Haití fue gobernado por una burocracia corrupta y dependiente de la cooperación internacional, pero la ausencia de un ejército —abolido en 1995— permitió que el crimen organizado tomara, poco a poco, control del territorio nacional, desplazando así al gobierno.

Fisgón histórico. El problema es bicentenario. Haití nunca tuvo una burocracia profesional. Saint-Domingue era la colonia más rica de Francia: se le conocía como “la perla de las Antillas”; pero su estructura era meramente extractiva. La administración de la isla dependió siempre de Francia continental, a diferencia de las colonias españolas.  

  • Su independencia se obtuvo por una revuelta de esclavos, no por una élite criolla ilustrada, que destruyó toda la infraestructura colonial (plantaciones y puertos), dinamitando la base económica del país.
  • Para reconocer su independencia, Francia le impuso una deuda de FR 151M en 1825 (alrededor de unos USD 21 000M actuales), lo que consumió hasta un 80 % de su presupuesto hasta 1947.
  • La élite política haitiana se volvió dependiente de la ayuda extranjera y las dictaduras de François y Jean-Claude Duvalier consolidaron un Estado represivo apoyado en los Tonton Macoutes, una milicia paramilitar.

Lo que sigue. La dictadura destruyó cualquier atisbo de institucionalidad y consolidó unas fuerzas de seguridad corruptas, que nunca se enfocaron en construir Estado. La posterior disolución del ejército dejó al país vulnerable a las pandillas, que llenaron el vacío de poder. Hoy en día, las autoridades haitianas tienen la tarea de intentar desplazar a las pandillas y retomar el control de un país perdido a manos del crimen organizado.  

  • El panorama es siniestro, ya que Haití debe abolir una cultura política embebida históricamente en un modelo extractivo, una nula cultura de burocracia profesional, y un ejército y control territorial inexistentes.
  • En contraste, el modelo colonial español de su vecina República Dominicana le permitió que, a pesar de haber sido menos rica en recursos, actualmente haya una diferencia de 83 puestos en el Índice de Desarrollo Humano entre ambos países.
  • Haití no es un Estado fallido; Haití es un intento fallido de un Estado que nunca ha existido.

Haití: radiografía del “Estado” que nunca ha sido

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Rafael P. Palomo
27 de junio, 2025

Fritz Alphonse Jean, presidente del Consejo Presidencial de Transición de Haití, reconoció el uso de fuerzas paramilitares extranjeras para su guerra contra las pandillas.

En perspectiva. Aunque se negó a admitir qué empresa de mercenarios ha tomado el control de las fuerzas de seguridad, el mes pasado se desveló el supuesto involucramiento de Erik Prince, el ex Navy SEAL y fundador de Blackwater.  

  • El ejército privado de Blackwater ha sido vinculado con masacres de civiles en Irak en 2007 y un presunto bombardeo por drones en los bastiones de las pandillas de Puerto Príncipe. 
  • “Cuando hay una debilidad, buscamos a otras personas para apoyar a la policía nacional”, afirmó Fritz Alphonse Jean.

Por qué importa. Haití ha tenido una dificultad histórica por consolidar un Estado moderno. Actualmente, no existe en el país caribeño un monopolio legítimo del uso de la fuerza y lo más cercano a ello —aunque ilegítimo— lo tiene el crimen organizado. Desde 2021, tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse, las pandillas se han vuelto la fuerza dominante en el país.  

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  • Con unas 200 pandillas activas, entre las cuales destacan G-9 y la “Familia” de Jimmy Chérizier, casi un 80 % de Puerto Príncipe está bajo el dominio de bandas criminales.
  • Las pandillas controlan puertos, aeropuertos y terminales petroleras, además de mantener nexos importantes con el narcotráfico transnacional y la élite política del país.
  • Por años, Haití fue gobernado por una burocracia corrupta y dependiente de la cooperación internacional, pero la ausencia de un ejército —abolido en 1995— permitió que el crimen organizado tomara, poco a poco, control del territorio nacional, desplazando así al gobierno.

Fisgón histórico. El problema es bicentenario. Haití nunca tuvo una burocracia profesional. Saint-Domingue era la colonia más rica de Francia: se le conocía como “la perla de las Antillas”; pero su estructura era meramente extractiva. La administración de la isla dependió siempre de Francia continental, a diferencia de las colonias españolas.  

  • Su independencia se obtuvo por una revuelta de esclavos, no por una élite criolla ilustrada, que destruyó toda la infraestructura colonial (plantaciones y puertos), dinamitando la base económica del país.
  • Para reconocer su independencia, Francia le impuso una deuda de FR 151M en 1825 (alrededor de unos USD 21 000M actuales), lo que consumió hasta un 80 % de su presupuesto hasta 1947.
  • La élite política haitiana se volvió dependiente de la ayuda extranjera y las dictaduras de François y Jean-Claude Duvalier consolidaron un Estado represivo apoyado en los Tonton Macoutes, una milicia paramilitar.

Lo que sigue. La dictadura destruyó cualquier atisbo de institucionalidad y consolidó unas fuerzas de seguridad corruptas, que nunca se enfocaron en construir Estado. La posterior disolución del ejército dejó al país vulnerable a las pandillas, que llenaron el vacío de poder. Hoy en día, las autoridades haitianas tienen la tarea de intentar desplazar a las pandillas y retomar el control de un país perdido a manos del crimen organizado.  

  • El panorama es siniestro, ya que Haití debe abolir una cultura política embebida históricamente en un modelo extractivo, una nula cultura de burocracia profesional, y un ejército y control territorial inexistentes.
  • En contraste, el modelo colonial español de su vecina República Dominicana le permitió que, a pesar de haber sido menos rica en recursos, actualmente haya una diferencia de 83 puestos en el Índice de Desarrollo Humano entre ambos países.
  • Haití no es un Estado fallido; Haití es un intento fallido de un Estado que nunca ha existido.

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