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Sector inmobiliario, lejos de su techo

.
María José Aresti
12 de junio, 2025

El desarrollo inmobiliario se posiciona como el tercer sector de mayor tamaño de Guatemala. Su peso en el PIB, un crecimiento sostenido y su impacto transversal en otras industrias lo colocan como un protagonista económico.

Por qué importa. Su dinamismo no se limita a la obra construida. Activa una cadena de proveedores, servicios financieros, administrativos y profesionales que depende de su vitalidad.

  • En 2024, el impacto directo —entre consumo intermedio, salarios y utilidades— ascendió a GTQ 142 000M. A ello se suman 65 500M como impacto de segundo orden.

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  • Las empresas constructoras demandan insumos superiores a los GTQ 35 000M, según estimaciones de CABI. Estos se distribuyen entre cemento, acero, cal, pinturas, maquinaria y hasta servicios arrendados o financieros.

  • En la cadena también se incluyen servicios especializados: arquitectura, ingeniería, contabilidad y seguridad. En particular, en alquileres no residenciales como oficinas y centros comerciales.

El otro lado. El efecto dominó es significativo, tanto en expansión como en contracción. Una ralentización golpea, asimismo, al sistema financiero, pymes proveedoras y empleos en ramas indirectas.

  • Servicios como arrendamientos, seguridad, contabilidad y consultorías técnicas muestran un aumento paralelo al inmobiliario. Esto los vuelve vulnerables a su ciclo económico.

  • El sistema financiero se nutre del crédito hipotecario y de la inversión empresarial en bienes raíces. Su crecimiento acompaña a la construcción.

  • Ricardo Rodríguez, gerente de CABI Economics, detalla que “cuando el sector se desacelera, también lo hace la demanda en cafeterías, supermercados, transporte y demás servicios que consumen sus empleados”.

Entre líneas. La industria no solo construye metros cuadrados; genera empleos formales con prestaciones sociales. Alrededor de 230 000 trabajadores están afiliados al IGSS. El rubro es un eje del empleo con cobertura en el país.

  • Si bien la formalización aún es un reto, la porción registrada ofrece “ingresos importantes y protección social”, asegura Rodríguez. Esto representa un derrame directo hacia miles de hogares.

  • Con todo, el 71 % de los metros cuadrados autorizados se registran en el departamento de Guatemala. Esto responde, en parte, a un vacío estadístico: muchos municipios no reportan datos completos.

  • La concentración refleja una economía aún centralizada. El desafío es fomentar el desarrollo fuera del núcleo urbano, no disminuirlo, sino equilibrarlo progresivamente con otras áreas.

Ahora qué. El crecimiento del real estate depende en buena medida del acompañamiento estatal. La inversión privada existe. Sin embargo, se requiere un entorno institucional que facilite su expansión en nuevas regiones.

  • Rodríguez concluye que el sector “no ha tocado techo” y que su potencial es aún alto, siempre que se aborden temas críticos como ordenamiento territorial y mejora de datos.

  • La demanda continuará mientras exista un déficit habitacional alto. La clave será conectarla con condiciones adecuadas de inversión, tanto en lo urbano como en lo rural.

  • El desarrollo de infraestructura básica y vialidades en ciudades intermedias será determinante para mantener el ritmo sin sobrecargar la capital. 

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Sector inmobiliario, lejos de su techo

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María José Aresti
12 de junio, 2025

El desarrollo inmobiliario se posiciona como el tercer sector de mayor tamaño de Guatemala. Su peso en el PIB, un crecimiento sostenido y su impacto transversal en otras industrias lo colocan como un protagonista económico.

Por qué importa. Su dinamismo no se limita a la obra construida. Activa una cadena de proveedores, servicios financieros, administrativos y profesionales que depende de su vitalidad.

  • En 2024, el impacto directo —entre consumo intermedio, salarios y utilidades— ascendió a GTQ 142 000M. A ello se suman 65 500M como impacto de segundo orden.

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  • Las empresas constructoras demandan insumos superiores a los GTQ 35 000M, según estimaciones de CABI. Estos se distribuyen entre cemento, acero, cal, pinturas, maquinaria y hasta servicios arrendados o financieros.

  • En la cadena también se incluyen servicios especializados: arquitectura, ingeniería, contabilidad y seguridad. En particular, en alquileres no residenciales como oficinas y centros comerciales.

El otro lado. El efecto dominó es significativo, tanto en expansión como en contracción. Una ralentización golpea, asimismo, al sistema financiero, pymes proveedoras y empleos en ramas indirectas.

  • Servicios como arrendamientos, seguridad, contabilidad y consultorías técnicas muestran un aumento paralelo al inmobiliario. Esto los vuelve vulnerables a su ciclo económico.

  • El sistema financiero se nutre del crédito hipotecario y de la inversión empresarial en bienes raíces. Su crecimiento acompaña a la construcción.

  • Ricardo Rodríguez, gerente de CABI Economics, detalla que “cuando el sector se desacelera, también lo hace la demanda en cafeterías, supermercados, transporte y demás servicios que consumen sus empleados”.

Entre líneas. La industria no solo construye metros cuadrados; genera empleos formales con prestaciones sociales. Alrededor de 230 000 trabajadores están afiliados al IGSS. El rubro es un eje del empleo con cobertura en el país.

  • Si bien la formalización aún es un reto, la porción registrada ofrece “ingresos importantes y protección social”, asegura Rodríguez. Esto representa un derrame directo hacia miles de hogares.

  • Con todo, el 71 % de los metros cuadrados autorizados se registran en el departamento de Guatemala. Esto responde, en parte, a un vacío estadístico: muchos municipios no reportan datos completos.

  • La concentración refleja una economía aún centralizada. El desafío es fomentar el desarrollo fuera del núcleo urbano, no disminuirlo, sino equilibrarlo progresivamente con otras áreas.

Ahora qué. El crecimiento del real estate depende en buena medida del acompañamiento estatal. La inversión privada existe. Sin embargo, se requiere un entorno institucional que facilite su expansión en nuevas regiones.

  • Rodríguez concluye que el sector “no ha tocado techo” y que su potencial es aún alto, siempre que se aborden temas críticos como ordenamiento territorial y mejora de datos.

  • La demanda continuará mientras exista un déficit habitacional alto. La clave será conectarla con condiciones adecuadas de inversión, tanto en lo urbano como en lo rural.

  • El desarrollo de infraestructura básica y vialidades en ciudades intermedias será determinante para mantener el ritmo sin sobrecargar la capital. 

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