La adopción estratégica de IA en banca y fintechs podría sumar hasta 2.8 % al PIB en varios países de Latinoamérica. Principalmente por eficiencia operativa, reducción de fraudes, análisis crediticio acelerado y mayor inclusión financiera.
Por qué importa. La transformación digital del sistema financiero dejó de ser un asunto interno: hoy impacta productividad, liquidez empresarial y crecimiento. La IA permite decisiones más rápidas, operaciones más estables y servicios que reducen costos y amplían el acceso al crédito formal.
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Accenture estima que su aprovechamiento puede elevar el PIB hasta el aludido 2.8 % en áreas de la región mediante optimización operativa y mayor dinamismo financiero.
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Gustavo Pérez, director de desarrollo de negocios de Vertiv, sostiene que el reto tecnológico es anticiparse al cambio. Esto implica preparar sistemas para sostener el crecimiento económico.
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Un sistema financiero más eficiente dinamiza el crédito, reduce pérdidas por fraude y fortalece la confianza de inversionistas y empresas.
Qué destacar. Las instituciones financieras reconocen que esta infraestructura condiciona su capacidad para crecer. En Latinoamérica el 52 % de los bancos ya está reforzando sus plataformas para integrar automatización, analítica avanzada y nuevos modelos de riesgo basados en datos.
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La modernización de centros de datos híbridos permite reducir tiempos de procesamiento, agilizar pagos digitales y responder a picos de demanda sin interrumpir servicios críticos.
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Pérez advierte que los bancos enfrentan riesgos inéditos: conectividad irregular, ciberamenazas sofisticadas y presión por experiencias sin fricción en los canales.
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La IA impulsa modelos de negocio que disminuyen costos, amplían la bancarización y fortalecen la liquidez empresarial. Factores que sostienen la actividad económica en periodos de incertidumbre.
Entre líneas. Los avances tecnológicos no solo escalan la productividad interna; generan efectos macroeconómicos.
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La eficiencia del sistema financiero influye en inversión, formalización y estabilidad regional.
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Según estudios de McKinsey, la automatización bancaria puede disminuir costos operativos entre 20 y 30 %, margen que se traslada a precios más competitivos y mayor volumen de crédito.
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Pérez explica que la complejidad actual abre oportunidades para integradores capaces de mitigar riesgos y habilitar escalamiento sin perder de vista tanto eficiencia como ciberresiliencia.
Ecos regionales. La infraestructura financiera sólida tiene efectos directos en Centroamérica. Guatemala, Costa Rica y también República Dominicana, concentran una expansión acelerada de pagos digitales. Esto abre espacio para nuevas fuentes de crecimiento empresarial.
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La región enfrenta brechas de conectividad y suministro eléctrico. Sin embargo, los bancos que invierten en resiliencia operativa logran servicios más estables y una economía más formal.
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Fintechs que utilizan IA para scoring alternativo están ampliando acceso crediticio a segmentos históricamente excluidos, lo que incrementa consumo y actividad productiva.
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La modernización reduce fricciones en remesas, pagos transfronterizos y financiamiento para PYMES exportadoras, fortaleciendo la competitividad regional.
Lo que sigue. La banca latinoamericana debe consolidar arquitecturas distribuidas, centros de datos resilientes y modelos de riesgo alimentados por IA. El siguiente ciclo dependerá de cuán rápido los países conviertan eficiencia operativa en productividad. La meta no es solo digitalizar. Es traducir esa digitalización en más crédito, menos costos y mayor estabilidad.
La adopción estratégica de IA en banca y fintechs podría sumar hasta 2.8 % al PIB en varios países de Latinoamérica. Principalmente por eficiencia operativa, reducción de fraudes, análisis crediticio acelerado y mayor inclusión financiera.
Por qué importa. La transformación digital del sistema financiero dejó de ser un asunto interno: hoy impacta productividad, liquidez empresarial y crecimiento. La IA permite decisiones más rápidas, operaciones más estables y servicios que reducen costos y amplían el acceso al crédito formal.
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Accenture estima que su aprovechamiento puede elevar el PIB hasta el aludido 2.8 % en áreas de la región mediante optimización operativa y mayor dinamismo financiero.
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Gustavo Pérez, director de desarrollo de negocios de Vertiv, sostiene que el reto tecnológico es anticiparse al cambio. Esto implica preparar sistemas para sostener el crecimiento económico.
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Un sistema financiero más eficiente dinamiza el crédito, reduce pérdidas por fraude y fortalece la confianza de inversionistas y empresas.
Qué destacar. Las instituciones financieras reconocen que esta infraestructura condiciona su capacidad para crecer. En Latinoamérica el 52 % de los bancos ya está reforzando sus plataformas para integrar automatización, analítica avanzada y nuevos modelos de riesgo basados en datos.
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La modernización de centros de datos híbridos permite reducir tiempos de procesamiento, agilizar pagos digitales y responder a picos de demanda sin interrumpir servicios críticos.
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Pérez advierte que los bancos enfrentan riesgos inéditos: conectividad irregular, ciberamenazas sofisticadas y presión por experiencias sin fricción en los canales.
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La IA impulsa modelos de negocio que disminuyen costos, amplían la bancarización y fortalecen la liquidez empresarial. Factores que sostienen la actividad económica en periodos de incertidumbre.
Entre líneas. Los avances tecnológicos no solo escalan la productividad interna; generan efectos macroeconómicos.
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La eficiencia del sistema financiero influye en inversión, formalización y estabilidad regional.
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Según estudios de McKinsey, la automatización bancaria puede disminuir costos operativos entre 20 y 30 %, margen que se traslada a precios más competitivos y mayor volumen de crédito.
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Pérez explica que la complejidad actual abre oportunidades para integradores capaces de mitigar riesgos y habilitar escalamiento sin perder de vista tanto eficiencia como ciberresiliencia.
Ecos regionales. La infraestructura financiera sólida tiene efectos directos en Centroamérica. Guatemala, Costa Rica y también República Dominicana, concentran una expansión acelerada de pagos digitales. Esto abre espacio para nuevas fuentes de crecimiento empresarial.
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La región enfrenta brechas de conectividad y suministro eléctrico. Sin embargo, los bancos que invierten en resiliencia operativa logran servicios más estables y una economía más formal.
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Fintechs que utilizan IA para scoring alternativo están ampliando acceso crediticio a segmentos históricamente excluidos, lo que incrementa consumo y actividad productiva.
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La modernización reduce fricciones en remesas, pagos transfronterizos y financiamiento para PYMES exportadoras, fortaleciendo la competitividad regional.
Lo que sigue. La banca latinoamericana debe consolidar arquitecturas distribuidas, centros de datos resilientes y modelos de riesgo alimentados por IA. El siguiente ciclo dependerá de cuán rápido los países conviertan eficiencia operativa en productividad. La meta no es solo digitalizar. Es traducir esa digitalización en más crédito, menos costos y mayor estabilidad.
EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: