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Músculo económico: Centroamérica suma

Imagen con fines ilustrativos/ Dinero HN
Marcos Jacobo Suárez Sipmann
07 de octubre, 2025

El más reciente informe de la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (SIECA) consolida a Centroamérica como la quinta economía de Latinoamérica. Un PIB conjunto estimado en USD 386 000M y una población de 55M afianza su creciente relevancia en comercio de bienes y servicios, así como en conectividad logística. Sin olvidar el flujo de capitales familiares: las remesas.

Las cifras colocan el área por encima de países como Chile o Perú en términos de PIB agregado. Confirma una tendencia de mayor protagonismo económico del istmo. Para este cálculo, la SIECA ha considerado el bloque tradicional conformado por Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.

Ser la quinta economía eleva la capacidad de negociación colectiva frente a EE. UU., China y la Unión Europea. Da, asimismo, mayor visibilidad para obtener políticas de cooperación, financiación de infraestructura e iniciativas comerciales. Por otro lado, la mayor masa económica facilita proyectos en energía, transporte y comercio digital que convierten al istmo en actor logístico competitivo.

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La suma económica revela una diversificación creciente. Las exportaciones de servicios alcanzaron en 2024 niveles de casi USD 48 000M. Las remesas registraron entradas próximas a 46 000M.

Fortaleza logística y posición geográfica potencian el atractivo para estrategias de nearshoring y para servir de corredor entre mercados norteamericanos y asiáticos. Panamá sigue siendo un nodo estratégico por su canal y su infraestructura portuaria y financiera. Costa Rica aporta servicios y manufactura avanzada. Guatemala lidera en volumen absoluto de PIB. Los tres concentran más del 75 % del valor agregado regional. Una fuente de capacidad para atraer inversión al área y proyectos supranacionales.

Existen, sin embargo, aspectos menos positivos. Pese al avance agregado persisten heterogeneidades estructurales. El PIB regional concentrado en Guatemala, Costa Rica y Panamá, deja con menor margen de maniobra fiscal y productiva a El Salvador, Honduras y Nicaragua. Productividad laboral e informalidad siguen siendo problemas a resolver. Se constata la insuficiencia de la recaudación tributaria para financiar inversiones públicas que aspiren a ser robustas. Las remesas son un arma de doble filo: la dependencia de estas expone a la zona a cambios en la política migratoria y a shocks externos. Además, se advierten retrocesos institucionales y tensión democrática en algunos países. Vulnerabilidad a desastres naturales dañan infraestructura y ponen en riesgo cosechas y cadenas de suministro. Estos factores deterioran el clima de inversión. De no abordarse con políticas de resiliencia, pueden convertir el avance estadístico en una ventaja frágil.

El salto a quinta economía regional abre acceso a mejores oportunidades comerciales y de inversión. El desafío es transformar ese logro en desarrollo compartido. Esto requiere implementar reformas y políticas coordinadas. Entre ellas: elevar la productividad, formalizar el empleo, fortalecer la recaudación y la gobernanza, invertir en infraestructura resiliente y mejorar el capital humano. Ahora debe ahora aprovecharse esta ventana estratégica para negociar mejores condiciones en la competencia por capital y cadenas de valor. Si lo hace, logrará sostener el crecimiento en el largo plazo.

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Músculo económico: Centroamérica suma

Imagen con fines ilustrativos/ Dinero HN
Marcos Jacobo Suárez Sipmann
07 de octubre, 2025

El más reciente informe de la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (SIECA) consolida a Centroamérica como la quinta economía de Latinoamérica. Un PIB conjunto estimado en USD 386 000M y una población de 55M afianza su creciente relevancia en comercio de bienes y servicios, así como en conectividad logística. Sin olvidar el flujo de capitales familiares: las remesas.

Las cifras colocan el área por encima de países como Chile o Perú en términos de PIB agregado. Confirma una tendencia de mayor protagonismo económico del istmo. Para este cálculo, la SIECA ha considerado el bloque tradicional conformado por Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.

Ser la quinta economía eleva la capacidad de negociación colectiva frente a EE. UU., China y la Unión Europea. Da, asimismo, mayor visibilidad para obtener políticas de cooperación, financiación de infraestructura e iniciativas comerciales. Por otro lado, la mayor masa económica facilita proyectos en energía, transporte y comercio digital que convierten al istmo en actor logístico competitivo.

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La suma económica revela una diversificación creciente. Las exportaciones de servicios alcanzaron en 2024 niveles de casi USD 48 000M. Las remesas registraron entradas próximas a 46 000M.

Fortaleza logística y posición geográfica potencian el atractivo para estrategias de nearshoring y para servir de corredor entre mercados norteamericanos y asiáticos. Panamá sigue siendo un nodo estratégico por su canal y su infraestructura portuaria y financiera. Costa Rica aporta servicios y manufactura avanzada. Guatemala lidera en volumen absoluto de PIB. Los tres concentran más del 75 % del valor agregado regional. Una fuente de capacidad para atraer inversión al área y proyectos supranacionales.

Existen, sin embargo, aspectos menos positivos. Pese al avance agregado persisten heterogeneidades estructurales. El PIB regional concentrado en Guatemala, Costa Rica y Panamá, deja con menor margen de maniobra fiscal y productiva a El Salvador, Honduras y Nicaragua. Productividad laboral e informalidad siguen siendo problemas a resolver. Se constata la insuficiencia de la recaudación tributaria para financiar inversiones públicas que aspiren a ser robustas. Las remesas son un arma de doble filo: la dependencia de estas expone a la zona a cambios en la política migratoria y a shocks externos. Además, se advierten retrocesos institucionales y tensión democrática en algunos países. Vulnerabilidad a desastres naturales dañan infraestructura y ponen en riesgo cosechas y cadenas de suministro. Estos factores deterioran el clima de inversión. De no abordarse con políticas de resiliencia, pueden convertir el avance estadístico en una ventaja frágil.

El salto a quinta economía regional abre acceso a mejores oportunidades comerciales y de inversión. El desafío es transformar ese logro en desarrollo compartido. Esto requiere implementar reformas y políticas coordinadas. Entre ellas: elevar la productividad, formalizar el empleo, fortalecer la recaudación y la gobernanza, invertir en infraestructura resiliente y mejorar el capital humano. Ahora debe ahora aprovecharse esta ventana estratégica para negociar mejores condiciones en la competencia por capital y cadenas de valor. Si lo hace, logrará sostener el crecimiento en el largo plazo.

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