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El péndulo arancelario golpea y abre caminos ticos

Arte: Angie
María José Aresti
02 de octubre, 2025

Los nuevos aranceles que EE. UU. impuso a Costa Rica no solo sacudieron la balanza comercial, también pusieron a prueba la capacidad del país de adaptarse a un escenario global incierto. La economía tica enfrenta ahora el reto de transformar este escenario en una oportunidad estratégica.

 

Por qué importa. El impacto arancelario es una cuestión que define el rumbo de sectores enteros de la economía. Los productos estrella de Costa Rica dejaron de gozar de la ventaja de acceso libre y ahora cargan con sobrecostes que limitan su competitividad.

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  • El arancel promedio pasó de menos del 3 % en 2024 a casi 10 % a inicios de este año. El salto encarece exportaciones agrícolas y manufactureras. Esto erosiona márgenes de ganancia.

  • La piña, banano y café fueron los primeros en resentir la presión, mostrando cómo la agricultura se vuelve más vulnerable.

  • Un estudio de Deloitte determina que, a mediano plazo, el golpe alcanzará a los dispositivos médicos y electrónicos, industrias que representan el futuro exportador tico.

 

Punto de fricción. El caso de Costa Rica ilustra una paradoja del proteccionismo: la factura económica no solo recae en el socio afectado, sino también en el propio país que impone la medida.

  • Para EE. UU., mantener altos aranceles a la economía tica implica perder dinamismo económico. Se reduce su propia competitividad frente a proveedores alternativos.

  • Deloitte señala que el país centroamericano lograría adaptarse en el mediano plazo gracias a su capacidad de insertarse en otros mercados y diversificar exportaciones.

  • La tensión revela cómo las decisiones unilaterales de política comercial generan efectos que se devuelven. Se podría minar la confianza en el comercio abierto y frenar oportunidades mutuas, según el informe.

 

Entre líneas. A su vez, el incremento del 15 % significa un crecimiento más lento y a menores incentivos para la inversión. En su lugar, con un 10 % se abriría la puerta a un ambiente más favorable y competitivo.

 

  • Con la tasa más alta, el crecimiento económico con dificultad rondaría el 3.5 %, mostrando resiliencia aunque con menos dinamismo que antes.

  • Mientras que el 10 % permitiría sostener un ritmo similar de crecimiento, pero con un clima de negocios más atractivo. Esto facilitaría la llegada de nuevas inversiones y una recuperación de las exportaciones.

  • La diferencia entre ambos escenarios no es trivial: marca el rumbo del país en su capacidad de consolidarse como socio confiable en cadenas de valor globales.

 

Lo que sigue. El desafío para Costa Rica no es únicamente resistir el impacto, sino capitalizarlo en este momento. Con Asia bajo presión arancelaria, el país tiene margen para presentarse como alternativa estratégica en cadenas productivas pese al hecho de que vecinos como Guatemala tienen un arancel del 10 %.

 

  • El nearshoring se perfila como la gran carta: la posibilidad de atraer empresas que buscan producir más cerca de EE. UU. Se aprovecharían costos relativos más competitivos y estabilidad institucional.

  • Diversificar mercados más allá del estadounidense será clave para no depender de un solo socio y reducir la vulnerabilidad ante nuevas tensiones comerciales.

  • Si logra convertir la crisis en una ventana de oportunidad, su economía podría sostener un crecimiento estable cercano al 3.4 %, con mayor capacidad de atraer capital y empleo en sectores estratégicos.

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El péndulo arancelario golpea y abre caminos ticos

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María José Aresti
02 de octubre, 2025

Los nuevos aranceles que EE. UU. impuso a Costa Rica no solo sacudieron la balanza comercial, también pusieron a prueba la capacidad del país de adaptarse a un escenario global incierto. La economía tica enfrenta ahora el reto de transformar este escenario en una oportunidad estratégica.

 

Por qué importa. El impacto arancelario es una cuestión que define el rumbo de sectores enteros de la economía. Los productos estrella de Costa Rica dejaron de gozar de la ventaja de acceso libre y ahora cargan con sobrecostes que limitan su competitividad.

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  • El arancel promedio pasó de menos del 3 % en 2024 a casi 10 % a inicios de este año. El salto encarece exportaciones agrícolas y manufactureras. Esto erosiona márgenes de ganancia.

  • La piña, banano y café fueron los primeros en resentir la presión, mostrando cómo la agricultura se vuelve más vulnerable.

  • Un estudio de Deloitte determina que, a mediano plazo, el golpe alcanzará a los dispositivos médicos y electrónicos, industrias que representan el futuro exportador tico.

 

Punto de fricción. El caso de Costa Rica ilustra una paradoja del proteccionismo: la factura económica no solo recae en el socio afectado, sino también en el propio país que impone la medida.

  • Para EE. UU., mantener altos aranceles a la economía tica implica perder dinamismo económico. Se reduce su propia competitividad frente a proveedores alternativos.

  • Deloitte señala que el país centroamericano lograría adaptarse en el mediano plazo gracias a su capacidad de insertarse en otros mercados y diversificar exportaciones.

  • La tensión revela cómo las decisiones unilaterales de política comercial generan efectos que se devuelven. Se podría minar la confianza en el comercio abierto y frenar oportunidades mutuas, según el informe.

 

Entre líneas. A su vez, el incremento del 15 % significa un crecimiento más lento y a menores incentivos para la inversión. En su lugar, con un 10 % se abriría la puerta a un ambiente más favorable y competitivo.

 

  • Con la tasa más alta, el crecimiento económico con dificultad rondaría el 3.5 %, mostrando resiliencia aunque con menos dinamismo que antes.

  • Mientras que el 10 % permitiría sostener un ritmo similar de crecimiento, pero con un clima de negocios más atractivo. Esto facilitaría la llegada de nuevas inversiones y una recuperación de las exportaciones.

  • La diferencia entre ambos escenarios no es trivial: marca el rumbo del país en su capacidad de consolidarse como socio confiable en cadenas de valor globales.

 

Lo que sigue. El desafío para Costa Rica no es únicamente resistir el impacto, sino capitalizarlo en este momento. Con Asia bajo presión arancelaria, el país tiene margen para presentarse como alternativa estratégica en cadenas productivas pese al hecho de que vecinos como Guatemala tienen un arancel del 10 %.

 

  • El nearshoring se perfila como la gran carta: la posibilidad de atraer empresas que buscan producir más cerca de EE. UU. Se aprovecharían costos relativos más competitivos y estabilidad institucional.

  • Diversificar mercados más allá del estadounidense será clave para no depender de un solo socio y reducir la vulnerabilidad ante nuevas tensiones comerciales.

  • Si logra convertir la crisis en una ventana de oportunidad, su economía podría sostener un crecimiento estable cercano al 3.4 %, con mayor capacidad de atraer capital y empleo en sectores estratégicos.

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