EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: Un reciente informe del Banco Mundial (BM) señala que la recuperación económica en Latinoamérica y el Caribe avanza de forma modesta e irregular tras la pandemia. La proyección es del 1.6 % para este año. Se mantiene la desigualdad y aumenta la pobreza.
Lo indispensable. El restablecimiento es lento y dispar. Pese a los esfuerzos de gobiernos, sector privado y sociedad civil en educación, inclusión y adaptación al cambio climático.
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Según el reporte, el PIB regional ha logrado recuperarse tras el impacto de la crisis sanitaria, pero el crecimiento sigue siendo el más bajo a nivel mundial.
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En el débil incremento promedio esperado para 2024 influyen factores globales como caída de los precios de las materias primas, altas tasas de interés en el G7 y recuperación inestable en China y Europa.
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Se han logrado avances en el control de la inflación, con una tasa promedio proyectada del 3.5 %. Es menor al 5.7 registrado por los países de la OCDE, un avance frente a la situación inflacionaria global.
Qué destacar. Una ventaja significativa viene dada en términos de estabilidad, para atraer inversión extranjera. El área no sufre guerra alguna en curso. Existe un relativo equilibrio macroeconómico.
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Con todo, el BM subraya que las pérdidas de ingresos familiares derivadas de la pandemia aún no se han recuperado completamente. Esto afecta en especial a la clase media.
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La pobreza ha aumentado, con una tasa promedio del 30.3 %. Por contra la desigualdad, medida por el coeficiente de Gini, ha registrado una leve disminución.
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En cuanto al empleo, los salarios reales permanecen estancados tanto para trabajadores con menor nivel educativo como adultos mayores, que muestran un retraso significativo en la recuperación. La informalidad se mantiene en niveles similares a los de 2019.
¿Ahora qué? Los desafíos de LAC también se abordaron en la Asamblea General de la ONU. Se puso sobre la mesa la necesidad de impulsar políticas que cuiden el medio ambiente y fortalezcan las industrias de energía verde.
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“Estamos en una situación interesante debido a la biodiversidad y la transición hacia la energía verde”, según Alejandra Botero, gerente de planificación y desarrollo de impacto del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
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Consideró factores clave para la transición global: contar con el 40 % de la biodiversidad, que la mayoría de nuestra matriz energética sea verde, poseer un 60 % de reservas de litio y 40 de la producción de cobre.
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“Nos abren una ventana, si realmente los aprovechamos”, aseguró durante una intervención en el foro Concordia.
En el radar. Se ha avanzado en términos de pobreza. A principios de 2000, afectaba a uno de cada dos latinoamericanos. Esta evolución se estancó. De hecho, la pobreza aumentó ligeramente por el covid.
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El CAF cuenta con el apoyo de 23 países miembros. Botero celebró que, desde la institución, se ha conseguido una capitalización de más de USD 7 000M para desarrollar propuestas que impulsarán la economía.
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“Hacemos proyectos de infraestructura, agua y saneamiento, además de sociales. Estamos entrando en sectores más innovadores, como la telemedicina”, expuso la directiva.
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Desde la perspectiva de un banco de desarrollo no se crece lo suficiente. Biodiversidad y energía verde se consideran los motores principales para revertir esta situación.
Lo que sigue. LAC lidera la conservación de la biodiversidad terrestre del planeta, con 5M de km² de áreas protegidas. La cifra llega a 10.7M con las marinas.
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La atención mundial está puesta en la región que hospeda las próximas Cumbres de Biodiversidad (COP16, este mes en Colombia) y Cambio Climático (COP30, Belém, Brasil, noviembre de 2025).
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El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible colombiano, con apoyo de la UE, organizó la Cumbre sobre Financiamiento para la Biodiversidad. Se presentaron estrategias clave del sector público, privado y cooperación internacional. Ello generó recomendaciones valiosas para los tomadores de decisiones de cara a la COP16.
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La sociedad civil latinoamericana identifica una oportunidad histórica de fortalecer la acción para atender la pérdida de biodiversidad y la crisis del cambio climático. Al mismo tiempo, potencia la oportunidad de atender los retos específicos de su crecimiento y desarrollo económico.
Un reciente informe del Banco Mundial (BM) señala que la recuperación económica en Latinoamérica y el Caribe avanza de forma modesta e irregular tras la pandemia. La proyección es del 1.6 % para este año. Se mantiene la desigualdad y aumenta la pobreza.
Lo indispensable. El restablecimiento es lento y dispar. Pese a los esfuerzos de gobiernos, sector privado y sociedad civil en educación, inclusión y adaptación al cambio climático.
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Según el reporte, el PIB regional ha logrado recuperarse tras el impacto de la crisis sanitaria, pero el crecimiento sigue siendo el más bajo a nivel mundial.
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Se han logrado avances en el control de la inflación, con una tasa promedio proyectada del 3.5 %. Es menor al 5.7 registrado por los países de la OCDE, un avance frente a la situación inflacionaria global.
Qué destacar. Una ventaja significativa viene dada en términos de estabilidad, para atraer inversión extranjera. El área no sufre guerra alguna en curso. Existe un relativo equilibrio macroeconómico.
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Con todo, el BM subraya que las pérdidas de ingresos familiares derivadas de la pandemia aún no se han recuperado completamente. Esto afecta en especial a la clase media.
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La pobreza ha aumentado, con una tasa promedio del 30.3 %. Por contra la desigualdad, medida por el coeficiente de Gini, ha registrado una leve disminución.
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En cuanto al empleo, los salarios reales permanecen estancados tanto para trabajadores con menor nivel educativo como adultos mayores, que muestran un retraso significativo en la recuperación. La informalidad se mantiene en niveles similares a los de 2019.
¿Ahora qué? Los desafíos de LAC también se abordaron en la Asamblea General de la ONU. Se puso sobre la mesa la necesidad de impulsar políticas que cuiden el medio ambiente y fortalezcan las industrias de energía verde.
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“Estamos en una situación interesante debido a la biodiversidad y la transición hacia la energía verde”, según Alejandra Botero, gerente de planificación y desarrollo de impacto del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
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Consideró factores clave para la transición global: contar con el 40 % de la biodiversidad, que la mayoría de nuestra matriz energética sea verde, poseer un 60 % de reservas de litio y 40 de la producción de cobre.
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“Nos abren una ventana, si realmente los aprovechamos”, aseguró durante una intervención en el foro Concordia.
En el radar. Se ha avanzado en términos de pobreza. A principios de 2000, afectaba a uno de cada dos latinoamericanos. Esta evolución se estancó. De hecho, la pobreza aumentó ligeramente por el covid.
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El CAF cuenta con el apoyo de 23 países miembros. Botero celebró que, desde la institución, se ha conseguido una capitalización de más de USD 7 000M para desarrollar propuestas que impulsarán la economía.
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“Hacemos proyectos de infraestructura, agua y saneamiento, además de sociales. Estamos entrando en sectores más innovadores, como la telemedicina”, expuso la directiva.
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Desde la perspectiva de un banco de desarrollo no se crece lo suficiente. Biodiversidad y energía verde se consideran los motores principales para revertir esta situación.
Lo que sigue. LAC lidera la conservación de la biodiversidad terrestre del planeta, con 5M de km² de áreas protegidas. La cifra llega a 10.7M con las marinas.
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La atención mundial está puesta en la región que hospeda las próximas Cumbres de Biodiversidad (COP16, este mes en Colombia) y Cambio Climático (COP30, Belém, Brasil, noviembre de 2025).
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El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible colombiano, con apoyo de la UE, organizó la Cumbre sobre Financiamiento para la Biodiversidad. Se presentaron estrategias clave del sector público, privado y cooperación internacional. Ello generó recomendaciones valiosas para los tomadores de decisiones de cara a la COP16.
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La sociedad civil latinoamericana identifica una oportunidad histórica de fortalecer la acción para atender la pérdida de biodiversidad y la crisis del cambio climático. Al mismo tiempo, potencia la oportunidad de atender los retos específicos de su crecimiento y desarrollo económico.
