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Arévalo, pragmático climático

Ilustración por Gabo® / República
República
25 de septiembre, 2024

El presidente Bernardo Arévalo se mostró desenvuelto en el ámbito internacional, en esta ocasión en la Asamblea General de la ONU, hablando del cambio climático. Apeló al principio de responsabilidad común pero diferenciada a la luz de las capacidades de cada nación. “Llamamos urgentemente a las grandes potencias a asumir el liderazgo que les corresponde, así como la responsabilidad moral y financiera con las naciones que hemos sufrido sus peores efectos”, afirmó. 

Guatemala, en vías de industrialización, sufrirá —y pagará— cada vez más los efectos de un fenómeno climático en el que apenas ha influido históricamente. “Nuestra contribución a la emisión de gases de efecto invernadero es mínima”, puntualizó Arévalo. En efecto, Guatemala es responsable de menos del 0.1 %, mientras que los países del G20 generan más del 80 %. Sin embargo, ocupa el decimosexto lugar entre los más vulnerables al cambio climático.

Quien siga estos temas y se preocupe por el equilibrio entre la seguridad ambiental y el desarrollo socioeconómico no se sorprenderá del enfoque realista del presidente.

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El Consejo Nacional de Cambio Climático, una instancia de Estado conformada por diversos sectores y presidida por el mandatario, acordó en agosto que no es factible adoptar una estrategia de descarbonización –cero emisiones netas– para el año 2050. En su lugar, se promoverá una estrategia de desarrollo con bajas emisiones. Este gradualismo se diferencia de la vía radical propuesta por ciertos grupos, entre ellos ideólogos en busca de poder, consultores en busca de rentas y alarmistas en busca de una causa.

El verdadero enemigo del medio ambiente es la pobreza —el 54 % de la energía consumida viene de leña talada—. Y esta sólo se puede combatir generando riqueza. 

Pragmática es también la matriz energética de Guatemala. Verde en relación a la de sus vecinos, pero lo suficientemente diversificada y robusta —con la ayuda de combustibles fósiles durante los meses de sequía— como para posicionar al país como exportador de energía. Esta matriz puede ser una ventaja competitiva a la hora de captar dólares de nearshoring, a medida que consumidores e instituciones financieras fiscalizan hasta el último insumo, incluido el energético.

La relación entre desarrollo socioeconómico y consumo de energía es un hecho. El consumo de energía en Guatemala va en aumento año con año, en congruencia con el crecimiento económico y demográfico. El CO2 es parte de toda actividad productiva. No obstante, habrá nuevas fuentes para abastecer la demanda energética. Ahí está el gas del Petén, pero también el potencial geotérmico.

El verdadero enemigo del medio ambiente es la pobreza —el 54 % de la energía consumida viene de leña talada—. Y esta sólo se puede combatir generando riqueza. 

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Arévalo, pragmático climático

Ilustración por Gabo® / República
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25 de septiembre, 2024

El presidente Bernardo Arévalo se mostró desenvuelto en el ámbito internacional, en esta ocasión en la Asamblea General de la ONU, hablando del cambio climático. Apeló al principio de responsabilidad común pero diferenciada a la luz de las capacidades de cada nación. “Llamamos urgentemente a las grandes potencias a asumir el liderazgo que les corresponde, así como la responsabilidad moral y financiera con las naciones que hemos sufrido sus peores efectos”, afirmó. 

Guatemala, en vías de industrialización, sufrirá —y pagará— cada vez más los efectos de un fenómeno climático en el que apenas ha influido históricamente. “Nuestra contribución a la emisión de gases de efecto invernadero es mínima”, puntualizó Arévalo. En efecto, Guatemala es responsable de menos del 0.1 %, mientras que los países del G20 generan más del 80 %. Sin embargo, ocupa el decimosexto lugar entre los más vulnerables al cambio climático.

Quien siga estos temas y se preocupe por el equilibrio entre la seguridad ambiental y el desarrollo socioeconómico no se sorprenderá del enfoque realista del presidente.

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El Consejo Nacional de Cambio Climático, una instancia de Estado conformada por diversos sectores y presidida por el mandatario, acordó en agosto que no es factible adoptar una estrategia de descarbonización –cero emisiones netas– para el año 2050. En su lugar, se promoverá una estrategia de desarrollo con bajas emisiones. Este gradualismo se diferencia de la vía radical propuesta por ciertos grupos, entre ellos ideólogos en busca de poder, consultores en busca de rentas y alarmistas en busca de una causa.

El verdadero enemigo del medio ambiente es la pobreza —el 54 % de la energía consumida viene de leña talada—. Y esta sólo se puede combatir generando riqueza. 

Pragmática es también la matriz energética de Guatemala. Verde en relación a la de sus vecinos, pero lo suficientemente diversificada y robusta —con la ayuda de combustibles fósiles durante los meses de sequía— como para posicionar al país como exportador de energía. Esta matriz puede ser una ventaja competitiva a la hora de captar dólares de nearshoring, a medida que consumidores e instituciones financieras fiscalizan hasta el último insumo, incluido el energético.

La relación entre desarrollo socioeconómico y consumo de energía es un hecho. El consumo de energía en Guatemala va en aumento año con año, en congruencia con el crecimiento económico y demográfico. El CO2 es parte de toda actividad productiva. No obstante, habrá nuevas fuentes para abastecer la demanda energética. Ahí está el gas del Petén, pero también el potencial geotérmico.

El verdadero enemigo del medio ambiente es la pobreza —el 54 % de la energía consumida viene de leña talada—. Y esta sólo se puede combatir generando riqueza. 

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