En el desayuno “Almacén Fiscal: potenciando la eficiencia y competitividad de tu empresa” se presentaron ventajas y aplicaciones de los almacenes fiscales a nivel logístico y aduanero. En la actualidad, se presentan como una nueva modalidad de almacenamiento. Optimiza procesos y costos operacionales de las empresas dedicadas al comercio internacional. El acto fue organizado por la Cámara Oficial de Comercio de España en Guatemala.
En perspectiva. Con su ubicación estratégica, Guatemala ha ganado cada vez más popularidad en el intercambio global. Tiene un acceso directo a mercados clave. Su cercanía con EE. UU. y su conexión con ambos océanos la convierte en un centro logístico ideal para el continente. Además, los diversos TLC con varias naciones constituyen una ventaja económica añadida.
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El nearshoring ha ido ganando terreno, sobre todo debido a las recientes disrupciones globales en la cadena de suministro. Por ello, las compañías internacionales están considerando a Guatemala como un punto de reubicación operacional de manufactura y distribución.
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De esta manera, pueden aprovecharse las ventajas logísticas ofrecidas. Reducen así costos y mejoran la eficiencia en la entrega de sus productos.
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Según Rodolfo Escobar, presidente de CEALSA, esta ventana de reposicionamiento podría durar entre cinco y 10 años. Las empresas locales e internacionales deberían aprovechar los beneficios que ha traído consigo este cambio en la dinámica global.
Qué destacar. El almacén fiscal es un régimen aduanero que se ha convertido en una solución efectiva en la gestión de mercancías importadas, exportadas o almacenadas sin pago inmediato de impuestos.
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“Este sistema permite que las empresas manejen de mejor manera su flujo de caja porque van a posponer pagos fiscales hasta que su producto se venda o se exporte”, explica Escobar.
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Otros factores atractivos son las ventajas operativas. La posibilidad de almacenar de forma segura y realizar actividades como empaquetado y clasificación flexibiliza la actividad bajo esquemas de operación rápida.
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En el mismo sentido, estar equipados con tecnología avanzada garantiza trazabilidad y seguridad. “Los sistemas están integrados con la SAT. Esto asegura un registro conforme con las regulaciones aduaneras”.
Entre líneas. La eficiencia de los almacenes fiscales se debe en gran parte al uso de tecnología. Una herramienta que permite controlar el inventario y facilitar una rápida adaptación a las demandas del mercado.
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Los sistemas de gestión de almacenes (WMS) son una pieza importante que asegura una operación sin errores y con la máxima eficiencia.
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“La aludida integración con las plataformas de la SAT permite una coordinación casi instantánea entre las actividades del almacén y los requerimientos regulatorios”, resalta Escobar.
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Su capacidad para adaptarse a cambios rápidos en el entorno de mercado permite mantener la competitividad. “Las herramientas digitales responden de forma productiva a las fluctuaciones en la demanda, optimizando rutas de suministro y distribución”.
Visto y no visto. A pesar de que los almacenes fiscales, las Zonas de Desarrollo Económico Especial Público (ZDEEP) y las zonas francas ofrecen beneficios y fiscalidad diferenciada, cada uno está diseñado para necesidades específicas.
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Los almacenes fiscales son ideales para aquellas empresas que buscan flexibilidad y acceso rápido al mercado. Y que no deseen hacer una inversión inicial grande tanto en infraestructura como en logística.
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Las ZDEEP, por su parte, son más eficientes para quienes quieran establecer grandes operaciones de manufactura con beneficios fiscales prolongados. Es de notar que, a diferencia de las ZDEEP, en los almacenes fiscales no se pueden ensamblar y transformar productos.
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Finalmente, las zonas francas son la opción para quienes se centran en las exportaciones. Sus empresas podrán operar sin pagar impuestos sobre la importación o exportación. No obstante, las restricciones respecto a la venta en el mercado local son más estrictas.
Lo que sigue. Con su óptimo régimen de almacén, Guatemala se ha proyectado como centro logístico en Latinoamérica. Su ubicación, estabilidad y eficiencia le han dado un rol importante en la cadena de suministro regional.
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El aumento del comercio electrónico y la necesidad de entregas más rápidas ha aumentado la demanda de servicios de almacenamiento eficientes. Una situación que se debe aprovechar al máximo.
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“Nuestros almacenes fiscales están bien posicionados para aprovechar esta tendencia, ya que ofrecen soluciones ágiles, seguras y eficientes”, concluye Escobar.
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Estos sitios son un componente crucial en la infraestructura. Son, asimismo, un elemento esencial para atraer inversión extranjera.
En el desayuno “Almacén Fiscal: potenciando la eficiencia y competitividad de tu empresa” se presentaron ventajas y aplicaciones de los almacenes fiscales a nivel logístico y aduanero. En la actualidad, se presentan como una nueva modalidad de almacenamiento. Optimiza procesos y costos operacionales de las empresas dedicadas al comercio internacional. El acto fue organizado por la Cámara Oficial de Comercio de España en Guatemala.
En perspectiva. Con su ubicación estratégica, Guatemala ha ganado cada vez más popularidad en el intercambio global. Tiene un acceso directo a mercados clave. Su cercanía con EE. UU. y su conexión con ambos océanos la convierte en un centro logístico ideal para el continente. Además, los diversos TLC con varias naciones constituyen una ventaja económica añadida.
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El nearshoring ha ido ganando terreno, sobre todo debido a las recientes disrupciones globales en la cadena de suministro. Por ello, las compañías internacionales están considerando a Guatemala como un punto de reubicación operacional de manufactura y distribución.
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De esta manera, pueden aprovecharse las ventajas logísticas ofrecidas. Reducen así costos y mejoran la eficiencia en la entrega de sus productos.
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Según Rodolfo Escobar, presidente de CEALSA, esta ventana de reposicionamiento podría durar entre cinco y 10 años. Las empresas locales e internacionales deberían aprovechar los beneficios que ha traído consigo este cambio en la dinámica global.
Qué destacar. El almacén fiscal es un régimen aduanero que se ha convertido en una solución efectiva en la gestión de mercancías importadas, exportadas o almacenadas sin pago inmediato de impuestos.
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“Este sistema permite que las empresas manejen de mejor manera su flujo de caja porque van a posponer pagos fiscales hasta que su producto se venda o se exporte”, explica Escobar.
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Otros factores atractivos son las ventajas operativas. La posibilidad de almacenar de forma segura y realizar actividades como empaquetado y clasificación flexibiliza la actividad bajo esquemas de operación rápida.
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En el mismo sentido, estar equipados con tecnología avanzada garantiza trazabilidad y seguridad. “Los sistemas están integrados con la SAT. Esto asegura un registro conforme con las regulaciones aduaneras”.
Entre líneas. La eficiencia de los almacenes fiscales se debe en gran parte al uso de tecnología. Una herramienta que permite controlar el inventario y facilitar una rápida adaptación a las demandas del mercado.
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Los sistemas de gestión de almacenes (WMS) son una pieza importante que asegura una operación sin errores y con la máxima eficiencia.
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“La aludida integración con las plataformas de la SAT permite una coordinación casi instantánea entre las actividades del almacén y los requerimientos regulatorios”, resalta Escobar.
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Su capacidad para adaptarse a cambios rápidos en el entorno de mercado permite mantener la competitividad. “Las herramientas digitales responden de forma productiva a las fluctuaciones en la demanda, optimizando rutas de suministro y distribución”.
Visto y no visto. A pesar de que los almacenes fiscales, las Zonas de Desarrollo Económico Especial Público (ZDEEP) y las zonas francas ofrecen beneficios y fiscalidad diferenciada, cada uno está diseñado para necesidades específicas.
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Los almacenes fiscales son ideales para aquellas empresas que buscan flexibilidad y acceso rápido al mercado. Y que no deseen hacer una inversión inicial grande tanto en infraestructura como en logística.
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Las ZDEEP, por su parte, son más eficientes para quienes quieran establecer grandes operaciones de manufactura con beneficios fiscales prolongados. Es de notar que, a diferencia de las ZDEEP, en los almacenes fiscales no se pueden ensamblar y transformar productos.
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Finalmente, las zonas francas son la opción para quienes se centran en las exportaciones. Sus empresas podrán operar sin pagar impuestos sobre la importación o exportación. No obstante, las restricciones respecto a la venta en el mercado local son más estrictas.
Lo que sigue. Con su óptimo régimen de almacén, Guatemala se ha proyectado como centro logístico en Latinoamérica. Su ubicación, estabilidad y eficiencia le han dado un rol importante en la cadena de suministro regional.
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El aumento del comercio electrónico y la necesidad de entregas más rápidas ha aumentado la demanda de servicios de almacenamiento eficientes. Una situación que se debe aprovechar al máximo.
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“Nuestros almacenes fiscales están bien posicionados para aprovechar esta tendencia, ya que ofrecen soluciones ágiles, seguras y eficientes”, concluye Escobar.
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Estos sitios son un componente crucial en la infraestructura. Son, asimismo, un elemento esencial para atraer inversión extranjera.