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Tres temas clave para el desarrollo del sector aéreo en Guatemala

Con respecto al mercado aéreo, Guatemala tiene la economía más grande de Centroamérica. Sin embargo, en términos de demanda de pasajeros, su mercado asciende alrededor de los cuatro millones al año, ocupando el sexto lugar del grupo analizado en el estudio.

Ilustración por Gabo®
Rafael Antonio Poveda |
10 de julio, 2024

En el estudio "Diagnóstico del Transporte Aéreo en Mesoamérica", el BID analiza las oportunidades y desafíos de la aviación en 10 países de la región, desde México hasta Colombia, incluyendo República Dominicana. Este análisis comparativo se centra en aspectos como el transporte aéreo, los aeropuertos, el marco institucional y la navegación aérea. En este contexto, Guatemala enfrenta retos importantes en comparación con los demás países de la región, que deben ser abordados para que el sector sea un catalizador del desarrollo económico y productivo.

El sector aéreo es un sistema integrado que depende de la coordinación entre las responsabilidades institucionales, regulatorias, de política pública y de los operadores. La desarticulación de estos factores puede afectar la calidad de los servicios para pasajeros y carga, creando desincentivos para el desarrollo pleno del mercado y dificultando la competencia con países que ya tienen acuerdos comerciales aeronáuticos. Este artículo abordará tres de estas variables, las cuales son clave para el posicionamiento de Guatemala en la región: el mercado aéreo en el país, su infraestructura aérea y el marco institucional y de navegación que opera actualmente.

Con respecto al mercado aéreo, Guatemala tiene la economía más grande de Centroamérica. Sin embargo, en términos de demanda de pasajeros, su mercado asciende alrededor de los cuatro millones al año, ocupando el sexto lugar del grupo analizado en el estudio. Por otro lado, si comparamos la oferta de asientos de las aerolíneas con el PIB del país respecto a la población total, la propensión o deseo de volar de los guatemaltecos se ubica en el último lugar, no solo de estos países sino de todo LAC. Los datos demuestran que no existen los incentivos para un crecimiento conforme al crecimiento de la economía y de la población.  

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En términos de infraestructura, el sistema aeroportuario de Guatemala cuenta con una red de 28 aeródromos locales públicos y privados, de los cuales algunos no se encuentran operando y solo dos están habilitados para el tráfico internacional. Estos son los de La Aurora, en la ciudad de Guatemala, y Mundo Maya, en Petén. Con respecto a la calidad de la infraestructura del transporte aéreo, la encuesta global del Foro Económico Mundial sitúa a Guatemala por debajo de la media de la región centroamericana.

Con un enfoque en la cooperación regional y la adopción de las mejores prácticas internacionales, Guatemala puede posicionarse como un referente en la aviación regional. Esto no solo potenciará el comercio internacional y el turismo, sino que también mejorará la conectividad, beneficiando el crecimiento del mercado aéreo y su industria relacionada, mientras contribuye al desarrollo económico sostenible del país.

El aeropuerto de La Aurora concentra el 95% del tráfico de pasajeros de Guatemala y tiene un importante potencial de crecimiento, dadas las condiciones de crecimiento de la economía del país. Sin embargo, La Aurora presenta algunos problemas operacionales que podrían ser limitantes y están asociados a su ubicación, rodeada por áreas urbanas, con elevada altitud; una longitud de pista limitada a menos de 2.800 metros; y una distancia entre la pista y la calle de rodaje menor a las especificaciones internacionales de seguridad, lo que impide hacer operaciones aéreas con la capacidad total de las aeronaves. Aunque La Aurora brinda actualmente servicios que logran cubrir la demanda, su capacidad se vería rezagada a corto plazo si no se realizan inversiones mayores. La falta de servicios aeroportuarios eficientes y seguros para las aerolíneas y pasajeros contribuye a que las operaciones áreas sean más caras, desincentivando así a las aerolíneas para que oferten mejores servicios.  Por otro lado, la incertidumbre que genera el operador y la infraestructura aeroportuaria, por lo general incrementan el costo de los pasajes, lo que limita el crecimiento del mercado aéreo, es decir la cantidad de pasajeros y carga.     

En cuanto al marco institucional y el sistema de navegación aérea, estos son gestionados por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), la entidad responsable de operar todos los aeropuertos del país. Uno de los grandes desafíos de este modelo es que la DGAC no solo opera los aeropuertos, sino que también actúa como el ente regulador de la gestión aeroportuaria. Esto plantea riesgos relacionados con la efectividad de la supervisión, ya que la entidad que establece las regulaciones también opera los aeropuertos, provee el servicio de Control de Tráfico Aéreo e investiga accidentes aéreos. En otras palabras, se regula y se controla a sí misma, por lo que puede dificultar la implementación de una supervisión independiente y objetiva. En ese sentido, las mejores prácticas internacionales en el sector aeronáutico recomiendan la separación de funciones entre regulación y operación.

Para abordar estos desafíos, es fundamental que todos los actores, tanto públicos como privados, se comprometan con tres acciones clave. Primero, las inversiones en infraestructura aérea deben adoptar modelos de contrato que aseguren servicios de calidad para operar los aeropuertos, principalmente La Aurora. Dichos contratos deben centrarse en la sostenibilidad a largo plazo, garantizando calidad, eficiencia y seguridad para los usuarios. Segundo, es crucial asegurar una separación clara y efectiva de funciones dentro del marco institucional. Finalmente, se deben crear incentivos para promover el desarrollo del mercado aéreo y fomentar entre los guatemaltecos un deseo generalizado de volar.

Con un enfoque en la cooperación regional y la adopción de las mejores prácticas internacionales, Guatemala puede posicionarse como un referente en la aviación regional. Esto no solo potenciará el comercio internacional y el turismo, sino que también mejorará la conectividad, beneficiando el crecimiento del mercado aéreo y su industria relacionada, mientras contribuye al desarrollo económico sostenible del país.

Tres temas clave para el desarrollo del sector aéreo en Guatemala

Con respecto al mercado aéreo, Guatemala tiene la economía más grande de Centroamérica. Sin embargo, en términos de demanda de pasajeros, su mercado asciende alrededor de los cuatro millones al año, ocupando el sexto lugar del grupo analizado en el estudio.

Rafael Antonio Poveda |
10 de julio, 2024
Ilustración por Gabo®

En el estudio "Diagnóstico del Transporte Aéreo en Mesoamérica", el BID analiza las oportunidades y desafíos de la aviación en 10 países de la región, desde México hasta Colombia, incluyendo República Dominicana. Este análisis comparativo se centra en aspectos como el transporte aéreo, los aeropuertos, el marco institucional y la navegación aérea. En este contexto, Guatemala enfrenta retos importantes en comparación con los demás países de la región, que deben ser abordados para que el sector sea un catalizador del desarrollo económico y productivo.

El sector aéreo es un sistema integrado que depende de la coordinación entre las responsabilidades institucionales, regulatorias, de política pública y de los operadores. La desarticulación de estos factores puede afectar la calidad de los servicios para pasajeros y carga, creando desincentivos para el desarrollo pleno del mercado y dificultando la competencia con países que ya tienen acuerdos comerciales aeronáuticos. Este artículo abordará tres de estas variables, las cuales son clave para el posicionamiento de Guatemala en la región: el mercado aéreo en el país, su infraestructura aérea y el marco institucional y de navegación que opera actualmente.

Con respecto al mercado aéreo, Guatemala tiene la economía más grande de Centroamérica. Sin embargo, en términos de demanda de pasajeros, su mercado asciende alrededor de los cuatro millones al año, ocupando el sexto lugar del grupo analizado en el estudio. Por otro lado, si comparamos la oferta de asientos de las aerolíneas con el PIB del país respecto a la población total, la propensión o deseo de volar de los guatemaltecos se ubica en el último lugar, no solo de estos países sino de todo LAC. Los datos demuestran que no existen los incentivos para un crecimiento conforme al crecimiento de la economía y de la población.  

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En términos de infraestructura, el sistema aeroportuario de Guatemala cuenta con una red de 28 aeródromos locales públicos y privados, de los cuales algunos no se encuentran operando y solo dos están habilitados para el tráfico internacional. Estos son los de La Aurora, en la ciudad de Guatemala, y Mundo Maya, en Petén. Con respecto a la calidad de la infraestructura del transporte aéreo, la encuesta global del Foro Económico Mundial sitúa a Guatemala por debajo de la media de la región centroamericana.

Con un enfoque en la cooperación regional y la adopción de las mejores prácticas internacionales, Guatemala puede posicionarse como un referente en la aviación regional. Esto no solo potenciará el comercio internacional y el turismo, sino que también mejorará la conectividad, beneficiando el crecimiento del mercado aéreo y su industria relacionada, mientras contribuye al desarrollo económico sostenible del país.

El aeropuerto de La Aurora concentra el 95% del tráfico de pasajeros de Guatemala y tiene un importante potencial de crecimiento, dadas las condiciones de crecimiento de la economía del país. Sin embargo, La Aurora presenta algunos problemas operacionales que podrían ser limitantes y están asociados a su ubicación, rodeada por áreas urbanas, con elevada altitud; una longitud de pista limitada a menos de 2.800 metros; y una distancia entre la pista y la calle de rodaje menor a las especificaciones internacionales de seguridad, lo que impide hacer operaciones aéreas con la capacidad total de las aeronaves. Aunque La Aurora brinda actualmente servicios que logran cubrir la demanda, su capacidad se vería rezagada a corto plazo si no se realizan inversiones mayores. La falta de servicios aeroportuarios eficientes y seguros para las aerolíneas y pasajeros contribuye a que las operaciones áreas sean más caras, desincentivando así a las aerolíneas para que oferten mejores servicios.  Por otro lado, la incertidumbre que genera el operador y la infraestructura aeroportuaria, por lo general incrementan el costo de los pasajes, lo que limita el crecimiento del mercado aéreo, es decir la cantidad de pasajeros y carga.     

En cuanto al marco institucional y el sistema de navegación aérea, estos son gestionados por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), la entidad responsable de operar todos los aeropuertos del país. Uno de los grandes desafíos de este modelo es que la DGAC no solo opera los aeropuertos, sino que también actúa como el ente regulador de la gestión aeroportuaria. Esto plantea riesgos relacionados con la efectividad de la supervisión, ya que la entidad que establece las regulaciones también opera los aeropuertos, provee el servicio de Control de Tráfico Aéreo e investiga accidentes aéreos. En otras palabras, se regula y se controla a sí misma, por lo que puede dificultar la implementación de una supervisión independiente y objetiva. En ese sentido, las mejores prácticas internacionales en el sector aeronáutico recomiendan la separación de funciones entre regulación y operación.

Para abordar estos desafíos, es fundamental que todos los actores, tanto públicos como privados, se comprometan con tres acciones clave. Primero, las inversiones en infraestructura aérea deben adoptar modelos de contrato que aseguren servicios de calidad para operar los aeropuertos, principalmente La Aurora. Dichos contratos deben centrarse en la sostenibilidad a largo plazo, garantizando calidad, eficiencia y seguridad para los usuarios. Segundo, es crucial asegurar una separación clara y efectiva de funciones dentro del marco institucional. Finalmente, se deben crear incentivos para promover el desarrollo del mercado aéreo y fomentar entre los guatemaltecos un deseo generalizado de volar.

Con un enfoque en la cooperación regional y la adopción de las mejores prácticas internacionales, Guatemala puede posicionarse como un referente en la aviación regional. Esto no solo potenciará el comercio internacional y el turismo, sino que también mejorará la conectividad, beneficiando el crecimiento del mercado aéreo y su industria relacionada, mientras contribuye al desarrollo económico sostenible del país.

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