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Liderazgo y Coraje: Abogada, embajadora y rompedora de techos de cristal

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Claudia Rosales Modenessi |
02 de abril, 2025

Gladys Maritza Ruiz de Vielman es un nombre que resuena con fuerza en la historia diplomática de Guatemala. Su trayectoria es un testimonio del poder de la determinación, la excelencia y la valentía. Ayer fue honrada con la Orden Antonio José de Irisarri en el grado de Gran Cruz, una distinción otorgada por el presidente Bernardo Arévalo, quien la calificó como una “rompedora de techos de cristal”. Y, sin duda, lo ha sido. A través de su incansable labor, ha abierto caminos para las mujeres en la política y la diplomacia, dejando un legado que trasciende generaciones.

Desde sus primeros años, Maritza mostró una inquebrantable pasión por el conocimiento. Se graduó de la Universidad Rafael Landívar en 1973 con una licenciatura en derecho, especializándose en derecho internacional, comercial y de familia. Su sed de aprendizaje la llevó a estudiar en Estados Unidos, Brasil y Francia, donde perfeccionó sus habilidades y amplió su visión del mundo. Además del español, domina el inglés, francés y portugués, lo que la convirtió en una comunicadora versátil y efectiva en la arena internacional.

Al terminar sus estudios, decidió forjar su propio camino y abrió su bufete de abogados. Con valentía y determinación, se enfrentó a un mundo dominado por hombres y se ganó el respeto de colegas y clientes. Su firma asesoró tanto al gobierno guatemalteco como al sector privado y representó a varios países latinoamericanos ante la Organización Mundial del Comercio en disputas comerciales.

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En 1994, su trayectoria dio un giro significativo cuando fue nombrada ministra de Relaciones Exteriores por el presidente Ramiro De León Carpio. Con este nombramiento, se convirtió en la primera mujer en la historia de Guatemala en ocupar dicho cargo, demostrando que la capacidad y el talento no tienen género. Posteriormente, su trabajo en la diplomacia la llevó a ocupar roles clave en la Organización Internacional del Café, la Organización Internacional del Azúcar y la Organización Marítima Internacional.

Ruiz de Vielman continuó su ascendente carrera diplomática cuando, en el año 2000, fue nombrada embajadora de Guatemala en el Reino Unido, un cargo que desempeñó con distinción hasta 2003. Luego, en las elecciones de ese mismo año, decidió dar un paso más en la política nacional y se postuló como candidata a la vicepresidencia junto a Eduardo Suger por el partido Desarrollo Integral Auténtico. Aunque no ganaron, su participación consolidó su imagen como una mujer valiente y con visión de país.

Uno de los hitos más importantes de su carrera llegó en 2016, cuando fue nombrada embajadora de Guatemala en Estados Unidos. Se convirtió en la primera mujer en ocupar este puesto en los 167 años de relaciones diplomáticas entre ambas naciones, marcando un precedente histórico. Luego, continuó representando a Guatemala en el Reino de los Países Bajos y fue acreditada ante la Corte Internacional de Justicia para liderar la defensa del país en el diferendo territorial, insular y marítimo contra Belice.

Pero su legado no se limita a los cargos que ocupó, sino también al impacto que dejó en la formación de nuevas generaciones. Como catedrática universitaria, compartió su conocimiento y experiencia con jóvenes estudiantes, inspirando a muchas de ellas a seguir sus pasos. También jugó un papel clave en la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (FUNDESA) y fue mentora de innumerables diplomáticas que hoy siguen su ejemplo.

Uno de sus aportes más significativos fue su contribución a la profesionalización del servicio exterior guatemalteco. En 1995, mientras era Canciller, impulsó la creación de la Academia Diplomática de Relaciones Internacionales de Guatemala, aunque su consolidación formal ocurrió en 2003. 

Hoy, Ruiz de Vielman se retira de la vida pública, pero su impacto perdurará. Su ejemplo sigue vivo en cada mujer que sueña con representar a su país, en cada estudiante que busca abrirse camino en la diplomacia y en cada persona que cree en la igualdad de oportunidades. Su legado no es solo suyo, sino de toda Guatemala.

Su visión de un cuerpo diplomático altamente capacitado sigue siendo un pilar fundamental en la política exterior del país.

Más allá de los reconocimientos oficiales, su legado también se refleja en el cariño y admiración de quienes trabajaron con ella. En un evento organizado por la Asociación de Abogadas de Guatemala, Transforma, donde fue invitada como ponente, quedó claro el respeto que sus colegas le tienen. Entre risas, recordó anécdotas de cuando litigaba en juzgados y le asignaban apodos a ella y su socia. A pesar de los estereotipos y prejuicios, ambas demostraron que con preparación y determinación se pueden lograr grandes cosas.

El reciente homenaje que recibió es un reconocimiento justo y merecido. Acompañada de sus hijas, nieta y demás familiares, la embajadora Ruiz de Vielman, se despide de su carrera activa con la satisfacción de haber dejado una huella imborrable. En su discurso, con humildad y gratitud, enfatizó que su éxito no solo fue producto de su talento y preparación, sino también de las oportunidades que le fueron brindadas, las cuales supo aprovechar con esfuerzo y disciplina.

Su historia cobra aún más relevancia en el contexto del Primer Encuentro de Política Exterior Feminista (PEF), donde se debatió la necesidad de fomentar la participación de más mujeres en el servicio diplomático. Pero su trayectoria plantea una reflexión interesante: ¿es necesaria una política específica para impulsar a las mujeres en la diplomacia, o basta con seguir el ejemplo de Ruiz de Vielman, quien demostró que con preparación, ética y valores se puede llegar a los más altos cargos?

Más que una embajadora o una funcionaria pública, Ruiz de Vielman es un símbolo de lucha, perseverancia y excelencia. Su legado inspira a las futuras generaciones a romper barreras, desafiar expectativas y demostrar que el liderazgo femenino es una fuerza imparable. Su historia nos recuerda que el cambio no se logra esperando oportunidades, sino creándolas con trabajo duro y determinación.

Hoy, Ruiz de Vielman se retira de la vida pública, pero su impacto perdurará. Su ejemplo sigue vivo en cada mujer que sueña con representar a su país, en cada estudiante que busca abrirse camino en la diplomacia y en cada persona que cree en la igualdad de oportunidades. Su legado no es solo suyo, sino de toda Guatemala. ¡Gracias, Embajadora, ¡por demostrar que no hay techo de cristal que no se pueda romper!

 

Liderazgo y Coraje: Abogada, embajadora y rompedora de techos de cristal

Claudia Rosales Modenessi |
02 de abril, 2025
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Gladys Maritza Ruiz de Vielman es un nombre que resuena con fuerza en la historia diplomática de Guatemala. Su trayectoria es un testimonio del poder de la determinación, la excelencia y la valentía. Ayer fue honrada con la Orden Antonio José de Irisarri en el grado de Gran Cruz, una distinción otorgada por el presidente Bernardo Arévalo, quien la calificó como una “rompedora de techos de cristal”. Y, sin duda, lo ha sido. A través de su incansable labor, ha abierto caminos para las mujeres en la política y la diplomacia, dejando un legado que trasciende generaciones.

Desde sus primeros años, Maritza mostró una inquebrantable pasión por el conocimiento. Se graduó de la Universidad Rafael Landívar en 1973 con una licenciatura en derecho, especializándose en derecho internacional, comercial y de familia. Su sed de aprendizaje la llevó a estudiar en Estados Unidos, Brasil y Francia, donde perfeccionó sus habilidades y amplió su visión del mundo. Además del español, domina el inglés, francés y portugués, lo que la convirtió en una comunicadora versátil y efectiva en la arena internacional.

Al terminar sus estudios, decidió forjar su propio camino y abrió su bufete de abogados. Con valentía y determinación, se enfrentó a un mundo dominado por hombres y se ganó el respeto de colegas y clientes. Su firma asesoró tanto al gobierno guatemalteco como al sector privado y representó a varios países latinoamericanos ante la Organización Mundial del Comercio en disputas comerciales.

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En 1994, su trayectoria dio un giro significativo cuando fue nombrada ministra de Relaciones Exteriores por el presidente Ramiro De León Carpio. Con este nombramiento, se convirtió en la primera mujer en la historia de Guatemala en ocupar dicho cargo, demostrando que la capacidad y el talento no tienen género. Posteriormente, su trabajo en la diplomacia la llevó a ocupar roles clave en la Organización Internacional del Café, la Organización Internacional del Azúcar y la Organización Marítima Internacional.

Ruiz de Vielman continuó su ascendente carrera diplomática cuando, en el año 2000, fue nombrada embajadora de Guatemala en el Reino Unido, un cargo que desempeñó con distinción hasta 2003. Luego, en las elecciones de ese mismo año, decidió dar un paso más en la política nacional y se postuló como candidata a la vicepresidencia junto a Eduardo Suger por el partido Desarrollo Integral Auténtico. Aunque no ganaron, su participación consolidó su imagen como una mujer valiente y con visión de país.

Uno de los hitos más importantes de su carrera llegó en 2016, cuando fue nombrada embajadora de Guatemala en Estados Unidos. Se convirtió en la primera mujer en ocupar este puesto en los 167 años de relaciones diplomáticas entre ambas naciones, marcando un precedente histórico. Luego, continuó representando a Guatemala en el Reino de los Países Bajos y fue acreditada ante la Corte Internacional de Justicia para liderar la defensa del país en el diferendo territorial, insular y marítimo contra Belice.

Pero su legado no se limita a los cargos que ocupó, sino también al impacto que dejó en la formación de nuevas generaciones. Como catedrática universitaria, compartió su conocimiento y experiencia con jóvenes estudiantes, inspirando a muchas de ellas a seguir sus pasos. También jugó un papel clave en la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (FUNDESA) y fue mentora de innumerables diplomáticas que hoy siguen su ejemplo.

Uno de sus aportes más significativos fue su contribución a la profesionalización del servicio exterior guatemalteco. En 1995, mientras era Canciller, impulsó la creación de la Academia Diplomática de Relaciones Internacionales de Guatemala, aunque su consolidación formal ocurrió en 2003. 

Hoy, Ruiz de Vielman se retira de la vida pública, pero su impacto perdurará. Su ejemplo sigue vivo en cada mujer que sueña con representar a su país, en cada estudiante que busca abrirse camino en la diplomacia y en cada persona que cree en la igualdad de oportunidades. Su legado no es solo suyo, sino de toda Guatemala.

Su visión de un cuerpo diplomático altamente capacitado sigue siendo un pilar fundamental en la política exterior del país.

Más allá de los reconocimientos oficiales, su legado también se refleja en el cariño y admiración de quienes trabajaron con ella. En un evento organizado por la Asociación de Abogadas de Guatemala, Transforma, donde fue invitada como ponente, quedó claro el respeto que sus colegas le tienen. Entre risas, recordó anécdotas de cuando litigaba en juzgados y le asignaban apodos a ella y su socia. A pesar de los estereotipos y prejuicios, ambas demostraron que con preparación y determinación se pueden lograr grandes cosas.

El reciente homenaje que recibió es un reconocimiento justo y merecido. Acompañada de sus hijas, nieta y demás familiares, la embajadora Ruiz de Vielman, se despide de su carrera activa con la satisfacción de haber dejado una huella imborrable. En su discurso, con humildad y gratitud, enfatizó que su éxito no solo fue producto de su talento y preparación, sino también de las oportunidades que le fueron brindadas, las cuales supo aprovechar con esfuerzo y disciplina.

Su historia cobra aún más relevancia en el contexto del Primer Encuentro de Política Exterior Feminista (PEF), donde se debatió la necesidad de fomentar la participación de más mujeres en el servicio diplomático. Pero su trayectoria plantea una reflexión interesante: ¿es necesaria una política específica para impulsar a las mujeres en la diplomacia, o basta con seguir el ejemplo de Ruiz de Vielman, quien demostró que con preparación, ética y valores se puede llegar a los más altos cargos?

Más que una embajadora o una funcionaria pública, Ruiz de Vielman es un símbolo de lucha, perseverancia y excelencia. Su legado inspira a las futuras generaciones a romper barreras, desafiar expectativas y demostrar que el liderazgo femenino es una fuerza imparable. Su historia nos recuerda que el cambio no se logra esperando oportunidades, sino creándolas con trabajo duro y determinación.

Hoy, Ruiz de Vielman se retira de la vida pública, pero su impacto perdurará. Su ejemplo sigue vivo en cada mujer que sueña con representar a su país, en cada estudiante que busca abrirse camino en la diplomacia y en cada persona que cree en la igualdad de oportunidades. Su legado no es solo suyo, sino de toda Guatemala. ¡Gracias, Embajadora, ¡por demostrar que no hay techo de cristal que no se pueda romper!

 

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