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De la dependencia a la responsabilidad 

.
Marimaite Rayo |
11 de diciembre, 2025

El pasado 5 de diciembre, el gobierno de Estados Unidos publicó la actualización de la Estrategia de Seguridad Nacional (NSS por sus siglas en inglés). Este artículo, más que novedoso, en realidad, únicamente puso sobre piedra (o papel) las declaraciones que Trump ha sostenido desde su retorno al poder. Ahora bien, mientras que antes eran palabras que se perdían en el discurso y la narrativa política, ahora ya son hecho que tendrán implicaciones importantes para el panorama y la configuración de fuerzas internacional. 

De forma resumida, los dos actores centrales que resaltan en esta nueva estrategia son Europa, y la OTAN por extensión, y Asia, particularmente China. No obstante, mientras que el último se posiciona como la principal amenaza para los norteamericanos, los primeros son vistos como los niños pequeños que necesitan instrucciones para salir adelante. Esto se debe a que la nueva estrategia parte de la premisa de que Europa se encuentra en un proceso de declive civilizacional y, por ende, debe reestructurar sus prioridades, de manera que sí pueda ser un aliado funcional para los Estados Unidos. 

Las 5 claves para entender la reconfiguración de poder internacional 

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Ahora bien, pese a que a primera vista el documento pareciera tener cierto grado de complejidad, realmente se trata de una receta clara y directa que se puede resumir en 5 pasos, de manera que se entienda su capacidad para reconfigurar el poder internacional. 

1) De niñero a aliado estratégico 

El primer aspecto hace referencia a un cambio en el perfil de Estados Unidos en Europa. Desde finales de la IIGM, los americanos han mantenido una actitud protectora sobre Europa, lo cual, de acuerdo con la estrategia, ha alimentado la pérdida de “identidad civilizacional” en el continente. Por ello, el documento estable que, de ahora en adelante, la cooperación entre los dos grandes de Occidente será de tipo transaccional, lo cual implica que Estados Unidos ya no será el principal garante de la seguridad europea. En última instancia, el objetivo es, por un lado, que Europa consiga recuperar su posición como líder del orden liberal junto a los americanos, y, por otro lado, que regrese a ser un aliado estratégico para Estados Unidos en los sectores económicos y tecnológicos. 

2) La redefinición de la OTAN

El siguiente aspecto de la nueva estrategia era un cambio que ya se había anunciado desde el inicio del segundo mandato de Trump y tiene que ver con la reestructuración de la alianza de la OTAN. No obstante, más que un cambio, esta estrategia propone que la OTAN regrese a su forma original: sostenida, principalmente, por los europeos y apoyada, de forma condicional, por Estados Unidos. Es decir, en vez de ser la columna vertebral, los americanos únicamente serían los multiplicadores de esfuerzos. Sin embargo para que esta colaboración sea posible, los condicionantes americanos incluyen el rechazo a la expansión de la alianza, el aumento del gasto en defensa europeo y la oposición hacia medidas transnacionales que limitan la soberanía nacional. 

3) De adentro hacia fuera 

El tercer factor es una llamada de atención y un señalamiento directo hacia una de las principales debilidades europeas: su política interna. Esto se debe a que, según la estrategia, el único camino hacia la recuperación de la grandeza europea debe pasar por el abandono del “sofocamiento regulatorio” y la implementación de reformas post-liberales. En este sentido, Estados Unidos se compromete a apoyar a aquellas fuerzas políticas europeas que busquen revertir la decadencia provocada por el exceso de la integración europea, las políticas migratorias extensivas y los regímenes regulatorios sin sentido. Así pues, esto demuestra cómo la NSS va más allá de una doctrina de seguridad y se posiciona como una agenda política para la reconfiguración del poder internacional. 

4) Reordenamiento de prioridades 

El siguiente punto establece la necesidad de que Europa se encargue de Rusia, de manera que Estados Unidas se pueda enfocar en los grandes, China. Esto refleja un cambio histórico en las prioridades americanas, dado que por décadas, Rusia se posicionaba como la principal prioridad en términos de seguridad. Sin embargo, la estrategia evidencia que, una vez conseguida la paz en Ucrania, los americanos pasarán a un plan de estabilidad estratégica en el territorio euroasiático, de forma que se evite una escalada con Rusia. Para ello, los europeos tendrán que aceptar un acuerdo pactado y posibles concesiones territoriales, permitiendo un reordenamiento de las relaciones con Moscú, mínimamente favorables para todos los involucrados. 

5) El gran dragón 

Por último, conectado con el punto anterior, la estrategia perfila a China como la principal amenaza y el enemigo común que debiera compartir con Europa. Por ello, las medidas de seguridad incitan a Europa a unirse con Estados Unidos en un esfuerzo de contención económica, a fin de frenar la expansión de Bejing. En este sentido, los dos puntos clave son la expansión de la apertura comercial con Estados Unidos, a fin de intensificar el intercambio de bienes y servicios, y el rechazo de Europa hacia “la política mercantilista, el robo tecnológico y el espionaje cibernético” de China. De esta manera, Trump conseguiría tener un aliado confiable en su cruzada económica y comercial contra el gran dragón asiático. 

Así pues, estos cinco puntos resumen algunas de las condiciones que deben de existir para que Europa se mantenga como un aliado confiable para Estados Unidos. Sin embargo, entre las líneas, también se evidencian algunas de las principales preocupaciones norteamericanas que, de no resolverse, podrían llevar hacia la desestabilización del tablero internacional.

De la dependencia a la responsabilidad 

Marimaite Rayo |
11 de diciembre, 2025
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El pasado 5 de diciembre, el gobierno de Estados Unidos publicó la actualización de la Estrategia de Seguridad Nacional (NSS por sus siglas en inglés). Este artículo, más que novedoso, en realidad, únicamente puso sobre piedra (o papel) las declaraciones que Trump ha sostenido desde su retorno al poder. Ahora bien, mientras que antes eran palabras que se perdían en el discurso y la narrativa política, ahora ya son hecho que tendrán implicaciones importantes para el panorama y la configuración de fuerzas internacional. 

De forma resumida, los dos actores centrales que resaltan en esta nueva estrategia son Europa, y la OTAN por extensión, y Asia, particularmente China. No obstante, mientras que el último se posiciona como la principal amenaza para los norteamericanos, los primeros son vistos como los niños pequeños que necesitan instrucciones para salir adelante. Esto se debe a que la nueva estrategia parte de la premisa de que Europa se encuentra en un proceso de declive civilizacional y, por ende, debe reestructurar sus prioridades, de manera que sí pueda ser un aliado funcional para los Estados Unidos. 

Las 5 claves para entender la reconfiguración de poder internacional 

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Ahora bien, pese a que a primera vista el documento pareciera tener cierto grado de complejidad, realmente se trata de una receta clara y directa que se puede resumir en 5 pasos, de manera que se entienda su capacidad para reconfigurar el poder internacional. 

1) De niñero a aliado estratégico 

El primer aspecto hace referencia a un cambio en el perfil de Estados Unidos en Europa. Desde finales de la IIGM, los americanos han mantenido una actitud protectora sobre Europa, lo cual, de acuerdo con la estrategia, ha alimentado la pérdida de “identidad civilizacional” en el continente. Por ello, el documento estable que, de ahora en adelante, la cooperación entre los dos grandes de Occidente será de tipo transaccional, lo cual implica que Estados Unidos ya no será el principal garante de la seguridad europea. En última instancia, el objetivo es, por un lado, que Europa consiga recuperar su posición como líder del orden liberal junto a los americanos, y, por otro lado, que regrese a ser un aliado estratégico para Estados Unidos en los sectores económicos y tecnológicos. 

2) La redefinición de la OTAN

El siguiente aspecto de la nueva estrategia era un cambio que ya se había anunciado desde el inicio del segundo mandato de Trump y tiene que ver con la reestructuración de la alianza de la OTAN. No obstante, más que un cambio, esta estrategia propone que la OTAN regrese a su forma original: sostenida, principalmente, por los europeos y apoyada, de forma condicional, por Estados Unidos. Es decir, en vez de ser la columna vertebral, los americanos únicamente serían los multiplicadores de esfuerzos. Sin embargo para que esta colaboración sea posible, los condicionantes americanos incluyen el rechazo a la expansión de la alianza, el aumento del gasto en defensa europeo y la oposición hacia medidas transnacionales que limitan la soberanía nacional. 

3) De adentro hacia fuera 

El tercer factor es una llamada de atención y un señalamiento directo hacia una de las principales debilidades europeas: su política interna. Esto se debe a que, según la estrategia, el único camino hacia la recuperación de la grandeza europea debe pasar por el abandono del “sofocamiento regulatorio” y la implementación de reformas post-liberales. En este sentido, Estados Unidos se compromete a apoyar a aquellas fuerzas políticas europeas que busquen revertir la decadencia provocada por el exceso de la integración europea, las políticas migratorias extensivas y los regímenes regulatorios sin sentido. Así pues, esto demuestra cómo la NSS va más allá de una doctrina de seguridad y se posiciona como una agenda política para la reconfiguración del poder internacional. 

4) Reordenamiento de prioridades 

El siguiente punto establece la necesidad de que Europa se encargue de Rusia, de manera que Estados Unidas se pueda enfocar en los grandes, China. Esto refleja un cambio histórico en las prioridades americanas, dado que por décadas, Rusia se posicionaba como la principal prioridad en términos de seguridad. Sin embargo, la estrategia evidencia que, una vez conseguida la paz en Ucrania, los americanos pasarán a un plan de estabilidad estratégica en el territorio euroasiático, de forma que se evite una escalada con Rusia. Para ello, los europeos tendrán que aceptar un acuerdo pactado y posibles concesiones territoriales, permitiendo un reordenamiento de las relaciones con Moscú, mínimamente favorables para todos los involucrados. 

5) El gran dragón 

Por último, conectado con el punto anterior, la estrategia perfila a China como la principal amenaza y el enemigo común que debiera compartir con Europa. Por ello, las medidas de seguridad incitan a Europa a unirse con Estados Unidos en un esfuerzo de contención económica, a fin de frenar la expansión de Bejing. En este sentido, los dos puntos clave son la expansión de la apertura comercial con Estados Unidos, a fin de intensificar el intercambio de bienes y servicios, y el rechazo de Europa hacia “la política mercantilista, el robo tecnológico y el espionaje cibernético” de China. De esta manera, Trump conseguiría tener un aliado confiable en su cruzada económica y comercial contra el gran dragón asiático. 

Así pues, estos cinco puntos resumen algunas de las condiciones que deben de existir para que Europa se mantenga como un aliado confiable para Estados Unidos. Sin embargo, entre las líneas, también se evidencian algunas de las principales preocupaciones norteamericanas que, de no resolverse, podrían llevar hacia la desestabilización del tablero internacional.

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