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El nuevo presidente de los Estados Unidos de Norteamérica

Warren Orbaugh
04 de enero, 2021

Este miércoles 6 de enero se procederá a elegir al nuevo presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. Conforme a lo que manda su constitución y la Enmienda XII, el Presidente del Senado – en este caso, Mike Pence – en presencia del Senado y la Casa de Representantes abrirá los sobres sellados, que le hayan sido enviados por los distintos Estados con las certificaciones de las elecciones de sus Electores, y procederá al conteo de votos. Al terminar el conteo, se confirmará quien será el presidente por los cuatro próximos años.

¿Será Biden o será Trump?

Los Electores Republicanos en 7 Estados – Pennsylvania, Georgia, Michigan, Wisconsin, Arizona, Nevada y Nuevo México – emitieron votos alternativos para Trump. Se basan en dos puntos importantes: primero, en que es posible que el gobernador y el legislativo, cada uno representando partidos políticos distintos, presenten dos resultados electorales diferentes creando un duelo de listas de electores. Y segundo, una demanda legal interpuesta por la Sociedad Thomas More, que afirma que los Gobernadores Estatales les han impedido, usando como excusa la pandemia del coronavirus, a los legisladores reunirse desde el día de las elecciones imposibilitándoles darse cita con los Electores presidenciales y contar los votos. Por tanto, no pudieron revisar la manera en que se condujo la elección, usar sus poderes de investigación, ni votar, debatir u opinar sobre la conducta de ésta. En suma, las Legislaturas Estatales no pueden responder sobre lo que pasó en la elección del 3 de noviembre del 2020. Esta demanda busca asegurar que el Vicepresidente y el Congreso no cuenten los votos electorales para Presidente de los Estados de Pennsylvania, Georgia, Michigan, Wisconsin y Arizona, debido a que el proceso por el que se determinaron éstos fue inconstitucional. 

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Estos votos alternativos pueden ser reconocidos si un miembro del Senado y un miembro de la Casa de Representantes recusan los votos de los Electores oficiales. Y decenas de Legisladores han dicho que los recusarán. Y al menos un Senador, Josh Howley, ha afirmado que los recusará. Así que ambas cámaras, por separado, tendrán que votar sobre las objeciones. 

El proceso es como sigue: Pence empezará con un llamado para abrir cada sobre, Estado por Estado, en la reunión bicameral del nuevo Congreso que debe contar los votos para elegir al presidente. Si un senador o representante reclama que algo estuvo mal en la forma en que se contaron los votos del Estado en turno, la sesión se detiene. Entonces, la Casa de Representantes y el Senado se retiran a sus respectivas cámaras y debaten por dos horas. Después regresan a la sesión conjunta y votan. Ambos tienen que estar de acuerdo para que se elimine a los Electores del Estado en cuestión para sostener la objeción. Los únicos que pueden invalidar a los Electores son estas dos cámaras en conjunto. Si se da el caso que, debido a las objeciones, los votos de Biden se reducen a menos de 270, entonces el Congreso deberá votar – la Casa de Representantes vota para elegir al presidente, y el Senado vota para elegir al vicepresidente. La Casa vota un voto por cada Estado – hay 30 Estados Republicanos y 20 Estados Demócratas. Y si los representantes no han elegido presidente para el 4 de marzo, entonces el Vicepresidente actuará como presidente. Eso es lo que dicta su Constitución.

Los Estados Unidos de América se fundó en base al principio moral que reconoce el hecho evidente en sí mismo de que no somos meramente objetos que existen para ser utilizados por otros, sino somos nuestros propios fines. Por ser racionales y autónomos, tenemos la habilidad de establecer nuestros fines y actuar para alcanzarlos. Que el humano existe para sí mismo implica que lo correcto es que pueda actuar conforme a su mejor juicio para vivir su vida como mejor le parezca, y usar el fruto de su productividad como considere más conveniente. Reconoce este principio que el individuo tiene derecho a su vida, a su libertad y a su propiedad. Es, por tanto, régimen moral.

Desde luego nos ha tocado vivir tiempos interesantes que nos permitirán ser testigos del inicio o no, de la caída de la nación norteamericana. Dependerá de lo que decidan hacer. Esta decisión que recae sobre los congresistas no es sólo política, sino moral. Y su importancia no es sólo nacional, sino internacional. Quienes alegan que estas elecciones fueron manipuladas y fraudulentas, han puesto sobre la mesa gran cantidad de evidencias que respaldan su afirmación. ¿Las tomarán en cuenta los congresistas o harán caso omiso de ellas? Si las toman en cuenta, estarán actuando moralmente, reconociendo que el hacer trampa no debe ser recompensado; que el fin no justifica los medios; que, si hubo fraude, éste fue contra los votantes; y que lo que es correcto debe prevalecer sobre cualquier interés particular. Pueden hacer lo que recomienda el senador Ted Cruz: crear una comisión para auditar de emergencia las votaciones y establecer si hubo o no fraude, para después tomar una decisión.

Si deciden no tomar en cuenta los alegatos de fraude, y proceden como si nada hubiera pasado, actuaran inmoralmente, afirmando que es válido ganar haciendo trampa; que el fin justifica los medios y, por tanto, que es permitido sacar a Trump a como dé lugar; que la voluntad de los votantes no importa, sólo la particular de los Demócratas, desatendiendo la percepción general de la mayoría estadounidense de que las elecciones fueron manipuladas. La impresión de que sus acciones obedecen a su mala voluntad tendrá precedente en la conducta inmoral de Nancy Pelosi y Adam Schiff, que valiéndose de artimañas y acusaciones falsas trataron por cuatro años de derrocar a Donald Trump. Y la consecuencia nacional será que el gobierno de Biden será considerado ilegítimo por muchos norteamericanos; y la consecuencia internacional será que perderán la autoridad moral que pretenden tener para juzgar a las demás naciones. Por sus acciones, su estado moral será igual a los de los gobiernos de Maduro en Venezuela y de los Castro en Cuba.

Los congresistas están ahora en su momento en la historia, para emular a Washington y sus milicias, y alzarse para luchar por los derechos individuales, por la libertad y por la justicia. Lo que se requiere es buena voluntad. Veremos pues, si aún hay norteamericanos dispuestos a luchar por esa nación que les dejaron los Padres Fundadores.

El nuevo presidente de los Estados Unidos de Norteamérica

Warren Orbaugh
04 de enero, 2021

Este miércoles 6 de enero se procederá a elegir al nuevo presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. Conforme a lo que manda su constitución y la Enmienda XII, el Presidente del Senado – en este caso, Mike Pence – en presencia del Senado y la Casa de Representantes abrirá los sobres sellados, que le hayan sido enviados por los distintos Estados con las certificaciones de las elecciones de sus Electores, y procederá al conteo de votos. Al terminar el conteo, se confirmará quien será el presidente por los cuatro próximos años.

¿Será Biden o será Trump?

Los Electores Republicanos en 7 Estados – Pennsylvania, Georgia, Michigan, Wisconsin, Arizona, Nevada y Nuevo México – emitieron votos alternativos para Trump. Se basan en dos puntos importantes: primero, en que es posible que el gobernador y el legislativo, cada uno representando partidos políticos distintos, presenten dos resultados electorales diferentes creando un duelo de listas de electores. Y segundo, una demanda legal interpuesta por la Sociedad Thomas More, que afirma que los Gobernadores Estatales les han impedido, usando como excusa la pandemia del coronavirus, a los legisladores reunirse desde el día de las elecciones imposibilitándoles darse cita con los Electores presidenciales y contar los votos. Por tanto, no pudieron revisar la manera en que se condujo la elección, usar sus poderes de investigación, ni votar, debatir u opinar sobre la conducta de ésta. En suma, las Legislaturas Estatales no pueden responder sobre lo que pasó en la elección del 3 de noviembre del 2020. Esta demanda busca asegurar que el Vicepresidente y el Congreso no cuenten los votos electorales para Presidente de los Estados de Pennsylvania, Georgia, Michigan, Wisconsin y Arizona, debido a que el proceso por el que se determinaron éstos fue inconstitucional. 

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El proceso es como sigue: Pence empezará con un llamado para abrir cada sobre, Estado por Estado, en la reunión bicameral del nuevo Congreso que debe contar los votos para elegir al presidente. Si un senador o representante reclama que algo estuvo mal en la forma en que se contaron los votos del Estado en turno, la sesión se detiene. Entonces, la Casa de Representantes y el Senado se retiran a sus respectivas cámaras y debaten por dos horas. Después regresan a la sesión conjunta y votan. Ambos tienen que estar de acuerdo para que se elimine a los Electores del Estado en cuestión para sostener la objeción. Los únicos que pueden invalidar a los Electores son estas dos cámaras en conjunto. Si se da el caso que, debido a las objeciones, los votos de Biden se reducen a menos de 270, entonces el Congreso deberá votar – la Casa de Representantes vota para elegir al presidente, y el Senado vota para elegir al vicepresidente. La Casa vota un voto por cada Estado – hay 30 Estados Republicanos y 20 Estados Demócratas. Y si los representantes no han elegido presidente para el 4 de marzo, entonces el Vicepresidente actuará como presidente. Eso es lo que dicta su Constitución.

Los Estados Unidos de América se fundó en base al principio moral que reconoce el hecho evidente en sí mismo de que no somos meramente objetos que existen para ser utilizados por otros, sino somos nuestros propios fines. Por ser racionales y autónomos, tenemos la habilidad de establecer nuestros fines y actuar para alcanzarlos. Que el humano existe para sí mismo implica que lo correcto es que pueda actuar conforme a su mejor juicio para vivir su vida como mejor le parezca, y usar el fruto de su productividad como considere más conveniente. Reconoce este principio que el individuo tiene derecho a su vida, a su libertad y a su propiedad. Es, por tanto, régimen moral.

Desde luego nos ha tocado vivir tiempos interesantes que nos permitirán ser testigos del inicio o no, de la caída de la nación norteamericana. Dependerá de lo que decidan hacer. Esta decisión que recae sobre los congresistas no es sólo política, sino moral. Y su importancia no es sólo nacional, sino internacional. Quienes alegan que estas elecciones fueron manipuladas y fraudulentas, han puesto sobre la mesa gran cantidad de evidencias que respaldan su afirmación. ¿Las tomarán en cuenta los congresistas o harán caso omiso de ellas? Si las toman en cuenta, estarán actuando moralmente, reconociendo que el hacer trampa no debe ser recompensado; que el fin no justifica los medios; que, si hubo fraude, éste fue contra los votantes; y que lo que es correcto debe prevalecer sobre cualquier interés particular. Pueden hacer lo que recomienda el senador Ted Cruz: crear una comisión para auditar de emergencia las votaciones y establecer si hubo o no fraude, para después tomar una decisión.

Si deciden no tomar en cuenta los alegatos de fraude, y proceden como si nada hubiera pasado, actuaran inmoralmente, afirmando que es válido ganar haciendo trampa; que el fin justifica los medios y, por tanto, que es permitido sacar a Trump a como dé lugar; que la voluntad de los votantes no importa, sólo la particular de los Demócratas, desatendiendo la percepción general de la mayoría estadounidense de que las elecciones fueron manipuladas. La impresión de que sus acciones obedecen a su mala voluntad tendrá precedente en la conducta inmoral de Nancy Pelosi y Adam Schiff, que valiéndose de artimañas y acusaciones falsas trataron por cuatro años de derrocar a Donald Trump. Y la consecuencia nacional será que el gobierno de Biden será considerado ilegítimo por muchos norteamericanos; y la consecuencia internacional será que perderán la autoridad moral que pretenden tener para juzgar a las demás naciones. Por sus acciones, su estado moral será igual a los de los gobiernos de Maduro en Venezuela y de los Castro en Cuba.

Los congresistas están ahora en su momento en la historia, para emular a Washington y sus milicias, y alzarse para luchar por los derechos individuales, por la libertad y por la justicia. Lo que se requiere es buena voluntad. Veremos pues, si aún hay norteamericanos dispuestos a luchar por esa nación que les dejaron los Padres Fundadores.

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