Hace un tiempo escribí un artículo titulado “Dios es guatemalteco”. Esta frase es de Carlos Lorenz, bombero voluntario a quien conocí hace varias vidas. Aprendí mucho de nviar dinero a sus familiares. iar dinero a sus familiares. Recordemos que esto ha representado el 11% del PIB.eél.
Es un atrevimiento de mi parte decir que esa frase es una aseveración. Pero le encuentro muchos fundamentos para decirlo. La pandemia agarró a todo el planeta en forma desprevenida, sin preparación para algo así, y a muchos países “en vías de desarrollo” como Guate, con un sin fin de deficiencias.
Sin embargo, a un mes de haber “abierto” el país casi en su totalidad de actividades, vemos un crecimiento económico mayor de lo previsto. Diversos analistas así lo han afirmado después de hacer sus cálculos. Si bien no hemos llegado a niveles pre pandemia, vamos en buen camino.
Las remesas enviadas por nuestros connacionales principalmente desde Estados Unidos, están aumentando de forma importante. La explicación es obvia en cuanto a que ese país abrió antes que nosotros, pero al igual que el resto del mundo, hay mucho desempleo y empresas cerradas, sumado a un proceso electoral que siempre genera incertidumbre. Los chapines allá se las están arreglando para trabajar y enviar dinero a sus familiares. Recordemos que esto ha representado el 11% del PIB.
La cantidad de contagios y de fallecidos como consecuencia del coronavirus es relativamente baja, comparada con otros países similares al nuestro. No tiene sentido hacerlo con países del primer mundo pues las condiciones son muy diferentes, empezando por los sistemas de salud y el nivel de vida de sus habitantes.
Aún no ha habido el esperado repunte de casos a más de un mes de haber reiniciado, casi en su totalidad, las actividades diarias. Hasta los gimnasios empezarán con pruebas así como los servicios religiosos. Muchos dicen que es porque todos estamos tomando medidas, conscientes del incremento en las posibilidades de contagio. El tiempo lo dirá pero, hasta ahora, vamos bien. Espero que sigamos así. Es una responsabilidad individual.
El encierro logró que disminuyeran las extorsiones, los asesinatos ocasionados por las maras, los asaltos a camiones y contenedores. Es un respiro, aunque temporal. Son problemas tan grandes y enraizados que será difícil reducirlos.
Hay cuatro nuevos hospitales, acompañados de un sin fin de acusaciones de corrupción. Es positivo en cuanto a que hay más acceso a la salud y esto será permanente, aunque con las limitaciones, mal servicio y robos a manos llenas. Es otro problema añejo, enraizado y de difícil solución si no hay cambios radicales en los procesos de compras y contrataciones.
La pandemia dejó al descubierto la gran cantidad de problemas que tenemos que resolver. Quisiera creer que como población estamos más conscientes y tenemos más claridad para definir quiénes son los que nos deben gobernar. El Congreso es fundamental pues es allí donde se define el futuro de nuestras vidas. Lo que de allí sale es casi permanente, así como sus consecuencias.
Así las cosas, sigo creyendo que Dios es chapín y que nos ayudará a salir de esta difícil situación en menos tiempo de lo pronosticado y con una visión más clara de lo que debemos hacer, con visión de futuro.
Hace un tiempo escribí un artículo titulado “Dios es guatemalteco”. Esta frase es de Carlos Lorenz, bombero voluntario a quien conocí hace varias vidas. Aprendí mucho de nviar dinero a sus familiares. iar dinero a sus familiares. Recordemos que esto ha representado el 11% del PIB.eél.
Es un atrevimiento de mi parte decir que esa frase es una aseveración. Pero le encuentro muchos fundamentos para decirlo. La pandemia agarró a todo el planeta en forma desprevenida, sin preparación para algo así, y a muchos países “en vías de desarrollo” como Guate, con un sin fin de deficiencias.
Sin embargo, a un mes de haber “abierto” el país casi en su totalidad de actividades, vemos un crecimiento económico mayor de lo previsto. Diversos analistas así lo han afirmado después de hacer sus cálculos. Si bien no hemos llegado a niveles pre pandemia, vamos en buen camino.
Las remesas enviadas por nuestros connacionales principalmente desde Estados Unidos, están aumentando de forma importante. La explicación es obvia en cuanto a que ese país abrió antes que nosotros, pero al igual que el resto del mundo, hay mucho desempleo y empresas cerradas, sumado a un proceso electoral que siempre genera incertidumbre. Los chapines allá se las están arreglando para trabajar y enviar dinero a sus familiares. Recordemos que esto ha representado el 11% del PIB.
La cantidad de contagios y de fallecidos como consecuencia del coronavirus es relativamente baja, comparada con otros países similares al nuestro. No tiene sentido hacerlo con países del primer mundo pues las condiciones son muy diferentes, empezando por los sistemas de salud y el nivel de vida de sus habitantes.
Aún no ha habido el esperado repunte de casos a más de un mes de haber reiniciado, casi en su totalidad, las actividades diarias. Hasta los gimnasios empezarán con pruebas así como los servicios religiosos. Muchos dicen que es porque todos estamos tomando medidas, conscientes del incremento en las posibilidades de contagio. El tiempo lo dirá pero, hasta ahora, vamos bien. Espero que sigamos así. Es una responsabilidad individual.
El encierro logró que disminuyeran las extorsiones, los asesinatos ocasionados por las maras, los asaltos a camiones y contenedores. Es un respiro, aunque temporal. Son problemas tan grandes y enraizados que será difícil reducirlos.
Hay cuatro nuevos hospitales, acompañados de un sin fin de acusaciones de corrupción. Es positivo en cuanto a que hay más acceso a la salud y esto será permanente, aunque con las limitaciones, mal servicio y robos a manos llenas. Es otro problema añejo, enraizado y de difícil solución si no hay cambios radicales en los procesos de compras y contrataciones.
La pandemia dejó al descubierto la gran cantidad de problemas que tenemos que resolver. Quisiera creer que como población estamos más conscientes y tenemos más claridad para definir quiénes son los que nos deben gobernar. El Congreso es fundamental pues es allí donde se define el futuro de nuestras vidas. Lo que de allí sale es casi permanente, así como sus consecuencias.
Así las cosas, sigo creyendo que Dios es chapín y que nos ayudará a salir de esta difícil situación en menos tiempo de lo pronosticado y con una visión más clara de lo que debemos hacer, con visión de futuro.